Project Description
El poder ilimitado de la fe
(Viernes 13-12-2019)
Pastor Yobany Blanco
Efesios 3:20: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”.
La fe nace de nuestra unión con Cristo, pues el autor y consumador de la fe es Jesús (Hebreos 12:2), Él es la fuente; así que, para nosotros tener fe necesitamos trabajar en nuestra unión con Cristo, y saber que Él vive en nosotros y que somos uno con Él. La fe comienza trabajando en la realidad de que dentro de nosotros hay una unión perfecta desde donde se desata un poder, que por cierto, es ilimitado. Todo lo que vivimos en la carne lo vivimos por la fe en el Hijo de Dios (Gálatas 2:20).
La fe lo primero que quiere cambiar en nosotros es la imagen de una persona común y corriente a la de un hombre o una mujer más que vencedor. En la fe ya tenemos lo que deseamos, y ya lo ganamos; no tenemos que derrotar al diablo por fe, sino creer que ya fue derrotado y que somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó (Romanos 8:37). Tenemos una fe que es capaz de vencer cualquier prueba, obstáculo o problema, pero ese poder no viene de afuera, sino de dentro de nosotros. La fe puede hacer mucho más de lo que podamos imaginar, pero lo primero que debemos hacer es pedir algo, y pedir en grande.
Cuando la fe madura dentro de nosotros, crece y toma carácter, y es capaz de creer por cosas muy grandes, de modo que los problemas, las deudas y las circunstancias se ven pequeñas frente a la dimensión de lo que nuestra fe puede lograr; nuestra fe puede contra cualquier gigante. La fe no comienza en el bolsillo, comienza en Dios; quizá nosotros no tenemos nada, pero dentro de nosotros hay uno (Dios) que sabe, puede y tiene. La fe no es para simplemente sostenerse, sino para avanzar.
Romanos 8:35-36: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero”.
Por causa de que tenemos fe nos van a venir aflicciones, vamos a ser perseguidos, y a tener pruebas, por eso, no nos angustiemos por el fuego de pruebas que nos ha venido como si es algo extraño, porque si tenemos a Dios, el mundo se nos va a oponer, porque nosotros no somos del mundo. Lo importante es que no dependemos de un sistema natural, sino de un sistema de Reino, y la fe que tenemos vence al mundo. Las pruebas que enfrentamos no vienen a nosotros, vienen es a nuestra fe, para de esta manera saber de que está hecha, entonces, podemos decir que nuestra fe es tan grande como las pruebas que resistimos.
1 Juan 4:4: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”.
La riqueza que está dentro de nosotros es más grande que la deuda que está afuera. La salud que tenemos dentro de nosotros es más grande que la enfermedad que está afuera. La paz que tenemos dentro de nosotros es más grande que el problema que está afuera. El gozo que tenemos dentro de nosotros es más grande que la amargura que el mundo quiere traer. Nosotros hemos vencido, porque nosotros somos de Dios, y mayor es el que está en nosotros, y es más poderoso para hacer lo que ha prometido.
Romanos 8: 38-39: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Estamos conectados a Jesús en nuestra fe, por eso ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en nosotros, y lo que ahora vivimos en la carne no lo vivimos en nuestra propia capacidad, lo vivimos en la fe del hijo de Dios, el cual murió y resucitó por todos nosotros. La fe es una trasferencia de poder, porque por medio de ella recibimos todo lo que Cristo ya conquistó, y a su vez, entregamos lo que tenemos a Dios. La fe todo lo llena en todo, por lo tanto no importa de qué tamaño sea nuestra necesidad, la fe tiene el poder de llenarlo.
Ahora bien, el fin de nuestra fe es que la imagen de Cristo se vea en nosotros, es que nosotros nos parezcamos más a Jesús, es que ese poder que comenzó dentro de nosotros ahora se proyecte afuera, y digan que verdaderamente nos parecemos al Jesús en el cual hemos creído; allí está el éxito de nuestra fe. ¡Que la fe nos preserve, que se mantenga viva en nosotros aunque afuera pase lo que pase!