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Dios te desafía a la grandeza

(Viernes 14-02-2020)
Pastor Yobany Blanco

Génesis 12:1-3: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.

Dios está buscando corazones que estén dispuestos a creer en su Palabra. Él es experto en aparecer con una con un desafío de fe a nuestras vidas, no importando que para los hombres seamos gente común y corriente ni que no tengamos toda la revelación y el conocimiento, solo está mirando un corazón dispuesto, y si lo encuentra, llega con una promesa o un anuncio de cosas grandes. Dios se le apareció a Abraham le dijo: “Voy a ser de ti una nación grande”, porque lo primero que Jesús nos habla es de un desafío grande, uno que rompa las estructuras pequeñas que hay en nuestras vidas. Dios desafió a Abraham con una palabra de grandeza, no solamente le dijo te voy a dar algo grande, sino que le dice: “Voy a hacer de ti alguien grande”. Cuando Dios aparece en nuestras vidas, el desafío va a hacer grande.

Frente a nosotros tenemos un desafío para cosas nuevas, grandes y sobrenaturales, porque Dios no está mirando el tiempo natural para venir a desafiarnos con su grandeza, Él simplemente mira los tiempos espirituales.

Hay tiempos que son de sembrar y otros que son de cosechar, además, toda noche también tiene un día, y después del tiempo de la estreches viene tiempo de abundancia. Tenemos que percibir que Dios está abriendo una ventana de cosas grandes, nuevas y sobrenaturales para su pueblo. ¿Por qué Abraham tardó 25 años para tener a su hijo cuya semilla sería grande (la de una nación)? Porque le costó 25 años creer en ser grande para tener algo grande. Si Dios vive en nosotros no podemos llamarnos pequeños, porque la semilla de lo eterno y lo glorioso está dentro de nosotros, por eso somos lo que Jesús dice que somos, podemos todo lo que dice Dios que podemos, ese es el secreto de la grandeza, Cristo en nosotros la esperanza de gloria.

Hay algo que ataca nuestra imagen de grandeza, y es la opinión y desprecio de aquellos que no creen en nosotros, porque de alguna manera, esto empieza a afectarnos haciéndonos creer que es verdad, es allí cuando empezamos a mirar más lo que tenemos en lo material, y no lo que tenemos en lo espiritual. Recordemos que valemos el precio que se pagó por nosotros, es decir, el precio de Sangre, que Satanás y las circunstancias no pueden comprar.

El problema es que hay grandeza de resurrección en la semilla, pero cuando estamos en este estado, es menospreciada, debido a que como seres humanos estamos acostumbrados a ver para creer; pero, cuando nosotros vemos una semilla, sabemos que resurrección hay en ella, puede llegar a ser un gran bosque.
Cuando Dios habla acerca del tiempo de la grandeza, se acaba el tiempo de escasez y de las pequeñeces.

La situación actual de nuestro país ha hecho que la semilla de grandeza y de poder que Dios ha puesto dentro de nosotros, sea sembrada, y cuando esta semilla muere, entonces resucita y empieza a multiplicarse y a dar muchos frutos.

Preparémonos, porque vamos hacer un gran árbol que dará muchos frutos y del que saldrá muchas semillas, mucha gente se pondrá sobre nuestra sombra para la bendición.

Tenemos que levantarnos al desafío que Dios está haciendo, a lo que Él nos está llamando; este es un año de crecer y apuntarnos a cosas que ojo no vio ni oído oyó. Dios le dice a Abraham que salga del límite en el que estaba; la primera unción que viene para la grandeza, es una unción que nos saca del lugar en el que estamos, nos levanta para dar los primeros pasos en camino a un lugar que naturalmente hoy no vemos, pero que espiritualmente sabemos que existe.

Hay un mejor lugar para nosotros, hay una mejor posición, dejemos de mirar lo viejo y empecemos a mirar al frente, olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante (Filipenses 3:13).

No vivamos del qué dirán, porque esto mata la semilla de la grandeza dentro de nosotros, vivamos de la boca de Dios.

Subamos a un lugar espiritual más alto en el que podamos ver más lejos. De nuestro discernimiento vendrá nuestra expectativa.

Todo lo que ha pasado en nuestra vida no es todo el plan que Dios tiene, el problema es que el que se crea ante sus propios ojos muy grande nunca alcanzará la grandeza de Dios, porque no depende de nosotros, depende de Dios.

El camino a la grandeza es la humildad, nuestro tesoro tendrá la magnitud que tenemos de Dios dentro de nosotros, por eso nosotros somos simplemente depósitos, almacenes o vasos de barro, pero que cargan un gran tesoro; Dios vertió su corazón, su imagen y su naturaleza en nosotros, y colocó esa semilla de lo eterno en cada uno de nosotros.

Dios no se vertió a medias en nosotros.

Dios busca un corazón dispuesto, no uno arrogante a la grandeza, Dios nos abrirá puertas no porque somos especial, sino por su gracia, la grandeza comienza en Él, y es para Él también, y para sus propósitos.

El secreto está en que lo pequeño no nos debe intimidar, y lo grande no nos debe enorgullecer, allí está el balance. Cuando Dios está haciendo cosas grandes, las oportunidades están más cerca, así que abramos nuestro espíritu, porque el milagro está a la entrada, y de la manera que menos esperamos. Dios nos puede hacer aprovechar la oportunidad que otro rechazo.

A veces no somos capaces de tener un corazón abierto para que Dios deposite su grandeza en nosotros, por lo que necesitamos una unción que se genera orando la Palabra, declarando, creyendo y caminando en ella, solo de esta forma esa grandeza deja de ser simplemente un conocimiento, y se convierte en una experiencia y en una unción.

Nuestra expectativa está del tamaño de nuestra percepción, hay tiempo para lo pequeño, pero también hay tiempo para la grandeza, y tenemos que percibir que este año es un tiempo nuevo, de cosas grandes y sobrenaturales, de cosas que no hemos visto antes.

¡Levantémonos, y persigamos la visión de cosas grandes que Dios tiene para nosotros!