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¡Está llegando el momento!

(Domingo 09-02-2020)
Pastor Javier Bertucci

Una de las cosas que seguramente perdemos en un momento como en el que vivimos en este país, o en cualquier parte del mundo que esté rodeado por circunstancias adversas y difíciles, es la percepción espiritual, que es la habilidad que puede tener cualquier creyente de poder ver más allá de lo que se ve, y se oye naturalmente. La percepción espiritual va mucho más allá, es la seguridad que tenemos en nuestro corazón de que algo va a suceder. Los hombres y mujeres de la Biblia se mantuvieron con una percepción espiritual firme, aunque el tiempo pasaba y no llegaba lo que esperaban, continuaban creyendo.

Es importante que la Iglesia entienda que Jesús no murió en una Cruz para perder ni para venir a buscar a cuatro o cinco personas en la Tierra, Jesús siempre gana, Él nunca pierde, ese es el Dios que tenemos en el Cielo, que va a pelear nuestras batallas, y que nos hará ganarlas por medio de Él.

La percepción de lo que esperamos no puede cambiar con lo que hoy vemos, tiene que ser estable, pues esta proviene de Dios. Si somos espirituales tenemos que ver, oír y entender más allá de lo que están viendo otros naturalmente.

Los acontecimientos que vivimos en el presente no pueden determinar el milagro que veremos mañana, cuando entendemos esta percepción, entonces empezamos a ver como Dios está viendo, y a oír lo que Dios está diciendo, pero sino escuchamos a Dios, no podremos ver lo que Él está viendo. Necesitamos entender que nuestra connotación espiritual no tiene que ver con la condición humana de lo que ocurre hoy en día, nuestra connotación espiritual nos exige una visión más alta de lo que todo el mundo ve; quien tiene esta clase de percepción no camina por el mundo, sino por una percepción espiritual.

La oración es la herramienta más poderosa para comunicarse con la voluntad de Dios, para oírle y para tratar de entender un poco los tiempos, pero si oramos solamente por una mecánica evangélica, no entenderemos lo que Dios quiere que conozcamos. Hablar con Dios no es solamente hablarle a Él, es oírle. En un tiempo como en el que estamos viviendo la Iglesia determina la diferencia de las cosas, debido a que ella es el ser espiritual que puede ver más allá de lo que ve cualquier persona, y aunque quizás no puede percibir con exactitud, puede saber que Dios está haciendo algo, por lo que se convierte en anunciadora de lo que Dios va a hacer, y no de lo que el diablo está haciendo.

Dios es amor, así que no podemos esperar de Dios lo que Él no es. Que nadie pierda la percepción, porque es la única que nos puede dirigir hacia lo que Dios está haciendo y va a hacer, además, nos permite estar de pie en fe y esperanza, porque Dios va a cumplir lo que prometió con su boca.

Juan 16: 21-22: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.

¡Está llegando el momento para un milagro, para una intervención de Dios! La mujer cuando está embarazada siente nauseas al principio, por lo que sufre vomitando, pero tolera ese sufrimiento porque sabe que va a llegar el momento en el que dará a luz un niño, algo que antes no había visto. Mientras este niño crece en el vientre de la mujer, el sufrimiento crece, pero esto anuncia que se está gestando un milagro a su favor. La Iglesia es la mujer que puede dar a luz un milagro para Venezuela, este país está atravesando por un dolor que antes no había vivido, pero indica que viene un milagro, porque el dolor no es síntoma de muerte, es síntoma de vida.
No perdamos la esperanza, porque, aunque hoy estemos llorando, hay un después, vamos a disfrutar de nuestro milagro y vamos a reír. Cuando venga el momento que está a punto de llegar y disfrutemos del milagro que viene, olvidaremos lo que hemos sufrido, se nos va a olvidar el pasado, y nos gozaremos con el milagro del presente, ¡y ese momento está a punto de llegar! ¡Caminemos con una percepción clara de que Dios está obrando un milagro!