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La oración trae visión

(Martes 12-05-2020)
Pastor Yobany Blanco

Proverbios 29:18: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.”

El creyente que no ora nunca podrá ver más allá de las circunstancias o problemas, porque pierde la capacidad de tener una visión clara, dice la Biblia que el pueblo perece, se desenfrena o se descontrola, por falta de conocimiento (Oseas 4:6). No tener visión clara hace que tomemos un camino o dirección totalmente incorrecta, y fácilmente cuando no hay visión, el pueblo se rinde ante las circunstancias. En cambio, cuando el pueblo de Dios comienza a buscar a Jesús y la dirección del Espíritu Santo para que habrá sus ojos y pueda ver lo que Dios está haciendo, oír lo que Dios está diciendo en medio de las circunstancias, todo empieza a cambiar, porque la percepción de las cosas empieza a ser totalmente diferente, pues, en medio de la dificultad Dios tiene un plan y una salida, Él tiene propósitos específicos, y cuenta con nosotros para que esa visión pueda desarrollarse y cumplirse.

El Cielo tiene una estrategia, y la va a revelar por medio de una palabra del Espíritu Santo a nuestras vidas en el tiempo de oración; si oramos y no tenemos una visión diferente de las cosas, entonces no hemos orado, porque cuando oramos nuestros ojos espirituales son abiertos para mirar que son más los que están con nosotros que los que están en contra, que el movimiento de Dios y de lo espiritual por medio de la oración del pueblo de Dios, está dando respuesta, moviendo los ejércitos espirituales a favor de la Iglesia, y por ende, en las naciones por las cuales oramos. Los planes de Dios necesitan la oración de la Iglesia, porque deben cumplirse para que la tierra sea llena de la gloria de Dios como las agua cubren la mar (Habacuc 2:14). Los sueños de Dios están activos y vivos, pero necesitan de nuestra oración para que sean acelerados, si no oramos la visión que escuchamos, perderemos la revelación, todo lo que oímos de Dios debemos llevarlo al cuarto de oración, porque solo de esta forma la internalizaremos para trabajar por ella.

Habacuc 2:1: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. ”

Nos estamos preparando para algo grande y sobrenatural, para la salvación de multitudes, eso no quiere decir que no vendrán dificultades, pero sin duda el plan de Dios se cumplirá. Solamente orando podemos recibir la visión de Dios, y renunciar a nuestra propia voluntad. Hay muchos haciendo cosas para Dios, pero pocos oyendo lo que Dios quiere que se haga, el hombre quiere hacer las cosas a su manera, pero no es a nuestra manera. Podemos ver que estamos en la visión de Dios por el respaldo que Él nos da, la garantía de éxito en nuestra vida es que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros y podamos ser instrumento en las manos de Él para que esa visión se cumpla. A medida que oramos, creemos; a medida que creemos, declaramos, y después de declarar, actuamos en esa visión. No entenderemos toda la visión en un solo momento, si no a partir de que vayamos caminando en ella; si nuestra oración es pasiva, nuestra fe será inactiva.

Dejemos de estar buscando las migajas y las sobras cuando la bendición y la gloria de Dios están a nuestra disposición. Cuando no hay visión buscamos limosnas y migajas, y lo único que nos va a venir es para sobrevivir, pero cuando tenemos visión, nos damos cuenta de que se abren nuestros ojos a la provisión, sanidad y salvación de nuestra familia. Un ciego pide limosnas y recoge migajas, pero alguien que ve, reclama con autoridad lo que le pertenece, y si lo podemos ver, lo podemos tener.

Santiago 5:16-17: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.”

Tenemos que orar para que se abran los cielos, y hay tres cosas que lo hacen: la oración, la obediencia y nuestras ofrendas. Cuando oramos podemos ver cuando la lluvia viene, ahora bien, ¿qué estamos esperando para nuestras vidas?, visión es que el Espíritu Santo nos revele lo próximo que va a acontecer, ¿estamos viendo los cielos cerrados o abiertos?, ¿qué estamos mirando en lo espiritual?, porque aunque naturalmente se puedan ver los cielos cerrados, los que oran podrán verlos abiertos, y cuando reciben una palabra de Dios creen y caminan en ella. Quienes no oran creen que todo va a seguir igual, pero quienes si lo hacen saben que pronto todo va a cambiar.

Toda visión que viene de Dios levanta envidia y enemigos de ella, porque si es una visión de Dios Satanás no se va a quedar con los brazos cruzados, va traer desánimo y descredito para que no caminemos en ella, pero cuando el pueblo ora por sus pastores y profetas, esos hombres son alentados e impulsados a seguir adelante haciendo la voluntad de Dios. Cuando Dios nos da la visión por medio de la oración, nos da influencia y provisión para ella. Hoy Dios nos está pidiendo que oremos su visión y que todos hablemos una misma palabra, la anunciemos, defendamos y peleemos por ella. Cuando estamos haciendo la voluntad de Dios, el que no lo hace nos intenta detener, pero sigamos orando y actuando, porque si algo nos da la visión es poder y autoridad espiritual, porque Dios está con nosotros.

La Iglesia de Jesús dirigida por la oración tiene la capacidad de cambiar la situación actual de naciones enteras, por ello pidámosle al Cielo que levante intercesores que puedan ver y actuar, y dar los pasos correctos, y que todo el pueblo se una en pro de ello para que las naciones sean poderosas. Miles de vidas son tocadas cuando un visionario se dispone con el corazón de Dios para bendecir a mucha gente.