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Viviendo del mundo espiritual

(Viernes 13-03-2020)
Pastor Yobany Blanco

2 Corintios 10:3-7: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta. Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.”

En el momento que por gracia alcanzamos la salvación, y somos redimidos por la fe en Jesús, y la sangre derramada en la cruz del Calvario, no solamente somos llamados salvos, sino que somos llamados a vivir permanentemente en el Reino de Dios, también llamado el mundo invisible o el mundo del espirítu. Debemos entender que fuimos llamados a pertenecer en cualquier circunstancia que venga a nuestra vida, en el mundo espiritual al cual pertenecemos.

Cuando conocemos a Jesús como Señor y Salvador, empieza a abrirse una ventana espiritual a revelarnos que debemos regirnos bajo otras leyes, que no son solamente las naturales, sino que también hay un mundo espiritual que es primero, y antecede al mundo natural. El mundo espiritual está sobre el natural, y espiritualmente tenemos una posición alta en él. El mundo natural no lograba detener a Jesús, pues a donde Él iba manifestaba el Reino de Dios, en el que todas las cosas son posibles.

Cuando entramos al mundo espiritual, empezamos a ver las cosas diferentes, nos damos cuenta que el mundo no es según las apariencias que nos presentan, y que Satanás es experto es presentarnos las cosas según su óptica. Además, que los hombres que no han nacido de nuevo solo pueden vivir basados en las opiniones de lo que perciben con sus cinco sentidos, y a través de su razón y lógica. Pero, nosotros que hemos nacido de nuevo, se nos han abierto los sentidos espirituales, y podemos ver el origen de las cosas; porque una cosa es que ataquemos el síntoma, y otra que ataquemos la raíz. Todo síntoma tiene una raíz, y hay mucha gente que vive tratando con los síntomas naturales, pero no comprenden que si el origen fue en lo espiritual, también la solución está en lo espiritual.

Los únicos que pueden arreglar las cosas desde su origen espiritual, es la gente espiritual. Hay cosas que no van a entender los hombres naturales, porque tienen su origen en lo espiritual. Cristo nos redimió de toda enfermedad en la cruz del Calvario, pero eso solo lo saben los hijos de Dios, quienes tienen armas espirituales como lo es la sangre de Cristo. Tenemos herramientas espirituales ante las circunstancias: la sangre del Cordero, la gracia de Dios, el poder de resurrección, esto equivale a que, naturalmente no importa que enfermedad nos toque, tenemos el antídoto para cada una de ellas. Tenemos un pacto de salud divina sobre nosotros que impiden que las plagas lleguen a nuestra vida.

Si actuamos correctamente en lo espiritual, en lo natural hay que tener prudencia y cumplir con ciertos protocolos, porque eso es sabiduría, pero plaga no tocará nuestra morada (Salmo 91:10), nuestra casa va a estar cubierta, porque el Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende (Salmo 34:7). Las enfermedades son espiritus que vienen para dañar, pero nosotros ya sabemos que van casa por casa mirando en qué lugar no hay pacto, y donde hay puertas abiertas, por eso lo mejor que podemos hacer es ponernos a cuentas con Dios, porque Él fue quien dijo: “Las enfermedades que envié a los egipcios no vendrán sobre ustedes, porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26).

Satanás es experto en distraernos en momentos de dificultad, y de levantar fortalezas en nuestra mente y pensamientos que no son conforme a la voluntad de Dios, argumentos naturales y de la carne, pero gloria a Dios por el Espirítu Santo que nos da
discernimiento y revelación para que empecemos a usar las armas del Espirítu. Las armas espirituales fueron creadas para derribar dentro de nosotros fortalezas que el enemigo trae. ¡No nos dejemos dominar por el mundo natural!

Caminemos creyendo que estamos dentro del Reino de Dios. Jesús caminó en medio de la enfermedad tranquilo, no tuvo miedo de tocar a leprosos, que era la enfermedad más contagiosa, porque Él conocía que toda enfermedad debía sujetarse al Reino de Dios. Por eso, Jesús le dijo a sus discipulos que el Reino estaba dentro de ellos, y a donde quiera que fueran ese Reino se manifestaría. El Reino de Dios tiene dominio y poder, no es un Reino pasivo.

El Reino de los Cielos es salud Divina y salvación. Cuando el Reino de Dios llega a un lugar desplaza a las tinieblas, eso nos lleva a precisar que debemos atender primero lo espiritual en nuestras vidas. Dice la Biblia: “Más buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas las cosas serán añadidas” (Mateo 6:33). Levantémonos más fuerte en lo espiritual, busquemos la unción del Espirítu Santo.

Jesús vivía consciente del mundo espiritual, sabía que ángeles lo acompañaban, y que el Espirítu Santo andaba con Él. El mundo espiritual puede ver quien te acompaña, sabe que mayor es el que está con nosotros que el quien está en contra nuestra (1 Juan 4:4). Jesús andaba seguro, confiado, y se los enseñaba a sus discípulos. Jesús era consciente del poder que lo acompañaba.

Algo que tenemos que trabajar es la Palabra de Dios en nuestra mente, porque las caídas y debilidades del pueblo cristiano están allí. Hay que educar la mente con la Palabra de Dios, lo que nos controla imágenes mentales y pensamientos, es el fruto que vamos a dar en nuestra alma, y en el área natural. Necesitamos ser controlados en nuestras imágenes mentales y pensamientos con la Palabra de Dios. Lo que más vemos, nos controla los pensamientos. No permitamos que el mundo nos domine la mente con información incorrecta.

No debemos dejar que los hombres naturales nos digan qué debemos hacer, sino Dios, quien está por encima de lo natural. Luego que la Palabra llega a nuestra mente debe ser desatada con una confesión efectiva por nuestra boca. Nuestras primeras palabras en una circunstancia marcan el destino en una situación. Nuestro antídoto ante una situación es un verso de la Palabra de Dios, recordemos que nuestra boca tiene poder, y no es solamente para cubrirnos a nosotros, sino también a los nuestros.

La Palabra de Dios y la visión aumentan nuestra fe, pero en el momento en que las perdemos, nuestra fe mengua. Lo espiritual puede cambiar lo natural. Todo lo natural está sujeto a cambio; lo que hoy nos amenaza, mañana no estará, pero lo que si va a estar es la sangre del Cordero, la resurrección, la vida eterna, el Espirítu Santo y nuestra salvación. ¡El mundo espiritual es inconmovible!

El Reino de Dios es autoridad contra los ataques del maligno, y dentro de él debemos habitar siempre. En ese lugar hay seguridad, no somos víctimas, no estamos a mercéd de las situaciones, sino que ellas están a mercéd de nosotros. Hay cosas que no se van a ir hasta que nos movamos en una identidad de hijos de Dios.

1. Las armas espirituales son para derribar toda fortaleza que se levanta contra el conocimiento de Cristo. Usemos las armas espirituales contra las potestades, y ellas tendrán que huir.

2 Corintios 10:5: “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”

2. El mundo natural siempre responde al mundo espiritual. Con la palabra de fe le damos forma a cada situación, así que usemos la palabra correcta ante ellas. Jesús tuvo siempre un verso ante cualquier ataque del enemigo.

Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que no se ve fue hecho de lo que no se veía.”

3. En el mundo espiritual hay recursos ilimitados (salud, provisión, abundancia…). El Reino de Dios está cargado de riquezas, pero son para quienes saben usar la palabra de fe. La fe es el puente para que lo espiritual venga a lo natural.

1 Corintios 2:9-11: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espirítu; porque el Espirítu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espirítu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino es Espirítu de Dios.”

4. Nada acontece en lo natural, sino lo provocamos en lo espiritual. Lo que Dios preparó para nosotros es bueno, y con nuestra oración y búsqueda lo halamos. Debemos empezar a pedir revelación, porque lo que necesitamos ya está hecho, y ya es nuestro. Nuestra amistad con el Espirítu Santo provoca que el Cielo nos provea las riquezas que necesitamos. No es lo mismo orar pidiendo algo, a orar sabiendo que ya tenemos algo.

5. Nuestros sentidos espirituales están por encima de los naturales. Si solo tenemos una visión de lo que se ve, tendremos cosas cortas, pero si tenemos una visión espiritual amplia, tendremos cosas eternas. Redoblemos el movimiento de oración, pidámosle al Espirítu Santo que abra nuestros sentidos espirituales.

2 Corintios 4:18: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

6. No permitamos que lo natural nos desvíe de nuestro propósito espiritual. No dejemos que el diablo nos haga la agenda, tenemos que hacer lo que Dios nos mandó a hacer. Vivamos desde nuestro hombre espiritual. ¡Las cosas naturales son temporales! Démonos a respetar por el infierno, porque si él viene contra nosotros, iremos contra él con la fuerza del Espirítu Santo. El enemigo nos podrá herir en el calcañar, pero nosotros lo heriremos en la cabeza (Génesis 3:15).

En nosotros opera el poder de resurrección, y a esto le teme Satanás, porque este poder fue el levantó a Jesús de los muertos.

Efesios 1:19-21: “Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero.”

7. Debemos entender el conflicto espiritual para saber prevalecer sobre él. Si conocemos las armas espirituales y empezamos a pedir poder de resurrección, el enemigo temblará. ¡Empecemos a demandar una fe para este tiempo! ¡Entremos al Reino de Dios al cual pertenecemos!