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El Espíritu Santo como revelador

(Domingo 07-06-2020)
Pastor Javier Bertucci

Las enseñanzas sobre el Espíritu Santo sin las enseñanzas y la estabilidad de Jesús, pueden resultar espiritismo emocional; creemos en las manifestaciones del Espíritu Santo de manera sobrenatural, pero cuando no hay formación en relación a las enseñanzas de Jesús, se corre el peligro de caer en manifestaciones emocionales, más que espirituales. Algunos se van a un extremo con las enseñanzas de Jesús, mientras que otros pueden irse a otro extremo con las enseñanzas del Espíritu Santo.

Es verdad que creemos en el pentecostés, también es verdad que creemos en la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), así como también es verdad que Jesús es el único nombre dado a los hombres debajo del cielo en el que podamos ser salvos (Hechos 4:12), es Jesús el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2), el Alfa y la Omega, el principio y el fin (Apocalipsis 22:13), la cabeza de la Iglesia (Efesios 4:15), es la roca y el fundamento de ella (1 Corintios 10:4), es propiciador del Nuevo Pacto por medio de su Sangre (Romanos 3:25). Es Jesús el único que ha resucitado de entre los muertos, el primogénito entre todos nosotros ( Apocalipsis 1: 5), el que en la Cruz paga todas las deudas de la raza humana, de modo que quien cree en Él no se pierde, sino que tiene vida eterna (Juan 3:16); todas estas enseñanzas conforman un credo y una estructura básica fundamental para poder tener un balance como creyentes en la tierra, es decir, nadie puede conocer a Jesús, sino por medio del Espíritu Santo, pero también cuando las personas se van a un Espíritu Santo aislado sin la conexión con el Padre y con el Hijo, se corre el peligro de caer en un extremo emocional.

El Espíritu Santo, quien es Dios también, y que habita en nosotros como su templo, es tan poderoso que cuando se manifiesta o nos toca, en nuestro cuerpo mortal, es decir, en nuestra carne y huesos existe un tipo de respuesta, algunos tiemblan y otros lloran, esas son manifestaciones genuinas, pero luego la persona puede mantenerse en una imitación emocional de lo que ocurrió en algún momento, incluso, puede haber algunos que imiten lenguas, son verdades que nos acontecen y que no eliminan la enorme verdad de que el Espíritu Santo es real como persona y que está aquí para perfeccionar la buena obra, para revelarnos a Jesús, para ayudarnos y consolarnos a diario, para acompañarnos todo el día y toda la noche, para dirigirnos a toda verdad y para hacer de nosotros creyentes exitosos.

Marcos 8:17-21: “Entendiéndolo Jesús, les dijo: – ¿Qué discutís?, ¿por qué no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿No recordáis? Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: –Doce. –Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: –Siete. Y les dijo: – ¿Cómo es que aún no entendéis?”

El Espíritu Santo nos revela no solamente a Jesús, sino su obras, esto es muy importante, porque el no tener una relación saludable con el Espíritu Santo puede hacer a la gente entrar en algún tipo de queja constante de inconsistencia espiritual, y peor aún, convertir a los creyentes en mal agradecidos, porque quien se queja constantemente nunca da gracias por lo que tiene. Especialmente en este tiempo que vivimos hay que cuidar mucho lo que decimos, y cuidarnos de caer en queja, tenemos cientos de razones por los cuales agradecerle a Dios, entonces no busquemos razones por las cuales quejarnos, usemos todo lo que consigamos, enumerémoslos, repitámoslos y confesémoslos, y démosle gracias a Dios por lo que ha hacho y está haciendo con nosotros.

El Espíritu Santo nos abre los ojos para ver las cosas que naturalmente no vemos, las que nuestra ignorancia oculta. Cuando se dan enseñanzas de Jesús sin el Espíritu Santo, no existe revelación, y se cae en lo emocional, por lo que es sumamente importante la predicación balanceada, porque los extremos son peligrosos, es necesario consumir todo el consejo de Dios.

El Espíritu Santo nos revela a Jesús, no hay otra manera de que obtengamos esa revelación, podremos tener información de Jesús, pero la revelación solo la tiene el Espíritu Santo. Necesitamos tener una revelación clara de quien es Dios para no vivir de espaldas a Él. Aunque los discípulos andaban con Jesús no percibían quien era Él.

Mateo 16:16-17: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: –Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: –Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

Los discípulos, quienes andaban con Jesús y habían visto sus obras, cuando Él les preguntó quién era, ellos respondieron diciéndole lo que la gente decía en la calle, pero la realidad es que la gente en la calle debe decir de Jesús lo que nosotros le mostramos, no lo que leen o ven en un canal de televisión, sino lo que nosotros les mostramos. Una realidad es que los discípulos cuando salían a la calle no mostraban a Jesús ni sus enseñanzas, carácter, profundidad y estabilidad, sino que estaban divorciados de una revelación de Él. Pedro dijo en un momento a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, y Jesús se le acerca a Pedro y le dice: “No te lo reveló ni carne ni sangre”, hablando claramente de que se lo había revelado Dios, porque hasta ese momento no había descendido el Espíritu Santo; en ese día hubo una revelación sobre Pedro, de que con quien había andado por casi dos años y medios era el Hijo del Dios viviente.

En medio de los peores momentos, es el Espíritu Santo quien nos revela que Jesús tiene para nosotros un milagro disponible, es Él quien nos anima y nos empuja a la fe por medio de la Palabra del Señor para creer en Jesús y poder recibir un milagro en nuestra vida.

Juan 14:26: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

El Espíritu Santo viene para representar a Jesús, no viene para opacarlo ni para sustituirlo por una emoción ni con una manifestación, sino que viene para resaltar y dar a conocer a Jesús en cualquiera de sus manifestaciones, así que Jesús aclara que el Espíritu Santo viene en su nombre, debido a que el Padre lo envía para representarlo, por lo que todo lo que hace el Espíritu Santo es para gloria del que le envió. El Espíritu Santo es una persona, y en forma, si alguna vez se manifestase, semejante a nosotros.

El Espíritu Santo es el que está hoy aquí con nosotros, Jesús dijo: “les conviene que yo me vaya, porque de lo contrario, no vendría el Consolador” (Juan 16:7), así es como Jesús asciende al cielo y se ubica a la diestra de Dios, y el Espíritu Santo desciende. La última vez que el Espíritu Santo tuvo una manifestación sobre la tierra, sobre los hombres, fue en Hechos capítulo 2, cuando desciende y se posan lenguas repartidas sobre la cabeza de cada uno de los que estaban allí, y todos fueron llenos del Espíritu Santo; después de la manifestación del bautismo de Jesús (Mateo 3:16), no hay una manifestación corpórea, por lo la gente tiende a confundirse y a pensar que el Espíritu Santo es un humo o una nube, pero no es así, es una persona con sentimientos porque se contrita, se goza y porque puede llegar a expresar sentimientos sobre las personas como por ejemplo, consolarles, esas son acciones de una persona.

Juan 14:22: “Le dijo Judas (no el Iscariote): –Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?”

Primero, el Espíritu Santo nos enseña. La Biblia necesita un revelador, no podremos tener las ideas correctas de ese libro, a menos que tengamos a ese revelador que se llama Espíritu Santo, si no lo tenemos, simplemente leeremos un libro más. El Espíritu Santo es especialista como maestro, y es quien nos recuerda todo lo que Jesús ha hecho por nosotros, por qué estamos vivos, quién fue que pagó el precio por nuestros pecados, así como también nuestras enfermedades. La revelación de Jesús es fundamental, porque hay gente que va a la Iglesia, lee la Biblia y ora, pero viven desesperadas, la razón es que no permiten que el Espíritu Santo les consuele, no ha sido revelada la paz de Dios a sus vidas.

Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.”

La paz verdadera no proviene de un ambiente controlado y pacífico, es aquella que aunque estemos rodeados de hechos que sean angustiantes, la podemos en el corazón, porque no proviene de afuera, viene de adentro. Hay una clase de paz que todos tienen, y hay una clase de paz que solo puede dar Dios, y la que Él da no es como la del mundo, el mundo da paz de acuerdo a lo que ocurre, pero la paz que el Espíritu Santo da, es por encima de cualquier circunstancia adversa, y es para aquellos que saben que aunque hoy se vea mal, mañana saldrá mejor, y están confiados como león en la pradera, saben que luego de lo que hoy ocurre, obtendrán un milagro, una intervención de Dios.

Romanos 5:5: “Y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”

Una de las más poderosas manifestaciones del Espíritu Santo es el amor, así como también fue sobre él, una de las más importantes enseñanzas de Jesús en el tiempo que estuvo en la Tierra, siempre hizo énfasis en que cualquier cosa que hiciéramos, fuera hecha con amor, y nos manda a amarnos los unos a los otros (Santiago 2:8). La mejor forma de vivir está vida, es vivir perdonando a todos, pero no hay manera de entenderlo sin tener la revelación del Espíritu Santo.

Todo lo que hacemos hacia la gente no debe hacerse enfocado en ellos, sino en Jesús, porque ellos puede que sean mal agradecidos, o no corresponder de la forma correcta, pero eso solamente lo podremos entender teniendo la revelación del Espíritu Santo. No vale la pena odiar, porque haciendo esto, nos hacemos daño a nosotros mismos. Debemos vivir esta vida en amor, perdón y tolerancia, en respeto y servicio, y con absoluto respeto a Dios, el Evangelio de Jesús no es conceptual, es práctico, son acciones y valores realizables. Ser cristiano no debe ser de carácter nominal, debe ser de carácter devocional y de revelación, caminado por lo creemos y vemos de Jesús, por lo que se nos ha revelado por medio del Espíritu Santo, no debemos serlo por conceptos, sino por revelación y por vida, eso es el verdadero cristiano, el que vive de esta manera siempre tendrá éxito.