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La angustia que despierta la oración ferviente

(Martes 09-06-2020)
Pastor Francisco Barrios

Hay circunstancias difíciles por las que atravesamos que despiertan en nosotros un fervor en la fe y en la oración, y es que a veces Dios tiene que sacudir al hombre de afuera para que el de adentro se despierte. Cada crisis, cada situación, cada problema que viene a nosotros debe ayudarnos a bien (Romanos 8:28), debe impulsar y despertar en nosotros un nuevo nivel de oración y de fe.

Cuando tenemos circunstancias difíciles tenemos dos caminos, así como Dios le dijo al pueblo de Israel: “pongo delante de ti la vida y la muerte” (Deuteronomio 30:15). Nuestro destino y futuro no lo deciden los acontecimientos, lo decidimos nosotros con la elección que hacemos, es por ello que en cada lucha, problema o diagnóstico debemos decidir creerle a Dios, porque cuando lo hacemos, los momentos adversos nos impulsan a un mayor nivel de oración ferviente. Muchas veces Dios tiene que sacudir al hombre de afuera para que sea despertado el de adentro.

En medio de la crisis y de la enfermedad llega el deseo de rendirse y de tirar la toalla, pero nunca debemos perder la fe, escojamos la bendición para que nos vaya bien a nosotros, así como también a nuestra familia, porque el que creyere en Dios no será avergonzado (Romanos 9:33), ¡no renunciemos nunca a creerle a Dios! Tal vez, tengamos que luchar un poco más que otros, pero si nos mantenemos creyendo, con la esperanza y la fe viva, vamos a estar bien, no saldremos defraudados, porque Dios no deja defraudados a los que en Él confían.

Tenemos el camino de renunciar a Dios, el cual nos va a llevar a la decepción, pero también tenemos el camino de creerle a Dios, el cual nos va a llevar a canalizar la angustia y el problema como un motor para despertar nuestra fe y oración. Libros de oración no crean gente de oración, así como tampoco series de oración, lo que enseña a alguien a orar, es cuando vienen situaciones de angustias y escogemos el camino de creerle a Dios, porque toda la angustia es transformada en un despertar del hombre interior. La fe es poderosa, pero carece de poder cuando está dormida; un león es poderoso, pero si está dormido es pasivo, pero cuando es despertado, pasa de una posición pasiva a una agresiva, así es la fe, cuando es sacudida y despertada con situaciones que vienen a nuestras vidas, pasa de ser pasiva a activa y agresiva.

Ana, una mujer que no podía tener hijos, y que era acosada por sus familiares y amigos (1 Samuel 1:2,6), usó toda esa frustración, deseos de renunciar, culpa, fallas y dudas, por medio de la oración, así que convirtió todo su dolor en un motor ferviente para despertar en ella una oración que no había sido despertada (1 Samuel 1:10); la Biblia dice que fue al templo luego de recibir burlas, y se tiró en el altar, y comenzó un gemir de tal forma que el sacerdote del pensó que estaba en un estado de embriaguez (1 Samuel 1:13), pero producto de la angustia que atravesaba, se despertó un clamor que no había sido despertado, lo que tuvo como resultado ser oída por el Cielo, y finalmente madre de un poderoso sacerdote y profeta de Dios en el Antiguo Testamento (1 Samuel 1:20).

El pueblo de Israel luego de vivir muchos años en esclavitud, llegó el momento en que el nivel de problemas despertó en ellos un clamor que llegó al Cielo, lo que generó que Dios interviniera a favor de ellos para su liberación. Los mejores Salmos de David se escribieron desde la angustia; también, la Biblia nos habla en el libro de los Hechos de la historia de la Iglesia primera, nos relata que venía una Iglesia muy poderosa, de grandes servicios, en el que se convertían miles, en los cuales con la sombra de Pedro se sanaban los enfermos (Hechos 5:15), había un poderoso avivamiento, pero de repente de desató una persecución, Herodes empezó a perseguir a los creyentes, ponerlos presos, mató a Jacobo, uno de los discípulos más emblemáticos de Jesús, en la fiesta de los panes sin levadura (Hechos 12:1-3), pero dice la Biblia que la Iglesia hizo algo que no había hecho antes, estaban escondidos en casas, debido a que no podían reunirse, pero tomaron la decisión de creerle a Dios, y empezó una oración ferviente que nunca antes habían hecho, y por su oración Pedro fue liberado (Hechos 12:5-7).

Dios está haciendo grandes cosas detrás de cada problema, muchas veces le estamos diciendo a Dios, cambia mi situación, problema o dificultad, cuando Dios está usando esa dificultad y problema para cambiarnos a nosotros, para despertar al hombre de adentro, a ese león, y un fervor en la oración que nunca antes había sido despertado. La situación actual puede traer un gran avivamiento mundial si usamos y canalizamos toda esa angustia hacia la oración, como lo hicieron estos grandes hombres de Dios. ¿Qué hizo que un hombre como Jacob luchara toda la noche para que el ángel le bendijera? la angustia que tenía, porque su hermano venía contra él con un gran ejército para destruirle, y él solo tenía mujeres, niños y unas ovejas, no tenía armas con las que podría defenderse, por ello le pidió el ángel de Dios que le librara (Génesis 32:22-32).

Cuando tenemos a Satanás con una espada sobre nuestra familia, se despierta en nosotros un león, una clase de oración ferviente que toca el Cielo, y una fe que el diablo no puede opacar, si ponemos la confianza en Dios y decidimos creerle y orar, la situación difícil se va a convertir en una pasión que nos va empujar a nuevos niveles de oración que nunca habíamos tocado. Dios está más interesado en cambiarnos a nosotros, que cambiar la situación por la cual estamos atravesando, porque cuando nos cambia a nosotros, cambia nuestra situación; cuando cambia la situación, está cambiando solo lo natural, pero no lo eterno, pero cuando nos toca a nosotros, entonces está operando desde lo eterno, y no solamente desde lo temporal; nuestro cuerpo es pasajero, pero el hombre de adentro es eterno, y es donde Dios está interesado en trabajar.

Salmos 116: 1-5: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustias y dolor había yo hallado. Entonces invoqué yo el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra mi alma. Clemente es Jehová, y justo; sí misericordioso es nuestro Dios.”

Dios oye nuestra oración y está obrando así no lo veamos, y Él tiene el control de la situación de nuestro país, de nuestro hogar y de nuestra vida. La angustia deja de ser un arma de desaliento y se convierte en un arma poderosa cuando decidimos creerle a Dios, pues, esta despierta en nosotros el fervor de la oración. Los problemas no definen nuestro futuro, lo definimos nosotros cuando decidimos creerle a Dios en medio del problema o cuando decidimos rendirnos; ¡decidamos creerle a Dios porque Él no nos va a abandonar!, aunque sintamos que todo se ponga peor, Dios está obrando. Cuando atravesamos por circunstancias difíciles y salimos victoriosos, nos somos más nunca los mismos. La angustia y clamor canalicémoslo por medio de la oración. Todo el que ha clamado a Dios en su angustia, Dios lo ha librado, así que escojamos hoy el camino de creerle a Dios. No hay duda de que si decidimos creerle a Dios, esa situación de angustia va a hacer un motor poderoso para la oración, y para despertar un fervor en la fe.