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La oración profética
(Martes 10-11-2020)
Pastor Yobany Blanco
Amós 3:7-8: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?”
Vivimos en un tiempo donde hay mucha incertidumbre, confusión y falta de dirección acerca de los tiempos por venir, y voces hablando acerca de lo que acontecerá. Debemos saber que Dios tiene dirección para nuestras vidas, Él quiere guiarnos y que sepamos cuál es nuestro futuro y que conozcamos sus planes, porque al final, ellos son los que van a prevalecer, pero es a aquellos que le busquen en secreto, que Dios les revelará, de allí la importancia de la oración y de la intimidad con Él.
La oración no debe basarse solamente en peticiones, es un compartir, es aprender a abrir el oído para escuchar la dirección, los planes y la voluntad de Dios para nuestras vidas, y no solamente para nosotros, sino para quienes nos rodean, e inclusive para la Iglesia y país. Dios no quiere que sus hijos caminen en incertidumbre, porque ella trae temor, confusión, y queja. Debemos abrir nuestros oídos, porque Dios a través de la oración profética, nos va a dar el mensaje que tiene para nosotros.
En el Antiguo Testamento, antes de que Cristo viniera a la Tierra, solamente venían las profecías de Dios a los profetas en oficio, es decir, a reyes o sacerdotes, ellos eran los únicos que tenían la capacidad de tener una comunión y llenura del Espíritu Santo, y por ende, recibían los mensajes de Dios para darlos al pueblo, para que no estuviesen en confusión y falta de dirección; pero desde que Cristo vino a la Tierra, trajo a nosotros al Espíritu Santo de Dios, y ahora estamos en el Nuevo Pacto, y en él, cada uno que cree en Jesús, como Señor y Salvador, tiene la oportunidad de tener la llenura y el don profético, que es uno de los nueve dones del Espíritu Santo, y está disponible para todos aquellos que creen en Jesús. La Biblia dice en el libro de Joel 2:28, que en los postreros tiempos, el Espíritu Santo sería derramado sobre toda carne, quiere decir que hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños serían llenos con el poder de Dios, y una de las características que tienen estas personas, es que profetizan, porque ya el mensaje no habitará solo en profetas en oficio.
Si estamos llenos del Espíritu Santo, y le pedimos a Dios que nos revele lo que quiere hacer, lo hará. Cuando Dios nos da un mensaje por medio de la oración, también desea que lo comuniquemos, y hablemos con autoridad. Es importante que hoy la Iglesia de Dios de dirección a un mundo que nos sabe hacia dónde va, porque Dios tiene planes de bien y no de mal (Jeremías 29:11).
Una profecía es un mensaje inspirado por Dios, es una revelación divina para los hombres, es Dios hablandole a su Iglesia, a la humanidad; ahora bien, cada profecía de parte de Dios, es comunicada a aquellos que están llenos del Espíritu Santo. Cuando oramos Dios, Él no solo quiere responder a nuestras peticiones, sino que desea que su mensaje lo comuniquemos a quienes están a nuestro alrededor, porque todo lo que hace en la Tierra, primero lo anuncia desde el cielo, y se lo revela a sus hijos en oración. Dios desea que afectemos nuestro futuro, con nuestras palabras.
2 Pedro 1:19-21: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Cuando Dios da un mensaje a los que le buscan en oración, esta es una palabra segura, fiel, y se va a cumplir, porque Él no miente. Es importante estar atentos a la voz de Dios, porque esa palabra alumbra como una antorcha, trae luz, dirección y claridad. La profecía no nace de los pensamientos de un hombre, sino de los que tienen comunión con Dios, de los que buscan diariamente que Él les revele lo que vendrá en el futuro. Vivimos hoy de lo que Dios nos reveló en un momento de oración, y hoy podemos afectar nuestro futuro con las palabras que recibamos de Él. No cualquiera puede profetizar de parte de Dios; hay muchos profetizando en nombre de Jesús, pero lo que dicen, no se cumple, y es porque no viven una vida santa y de comunicación como Dios demanda. Nuestro Padre conoce los planes que tiene para nosotros, pero no se los va a revelar a alguien superficial, sino a sus santos hombres, a aquellos que estén llenos del Espíritu Santo. La gente necesita recibir fe, porque las palabras que se están hablando actualmente en el mundo, son negativas; y la boca de Dios es la Iglesia, así que los que oran, reciben la palabra de Él, y por ende, deben comunicarlas.
Salmo 25:14: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”.
Lo que el mundo no puede conocer, a nosotros se nos puede revelar, para así convertirnos en una voz de Dios que dirija al pueblo, pero para ello necesitamos con urgencia entrar en el secreto con Dios, atender a su llamado, Él está llamando a sus hijos a buscarle con más tiempo e intimidad, porque Él quiere hablar, no quiere que simplemente estemos escuchando a los hombres, quiere que lo escuchemos a Él, porque lo que habla con su boca, lo cumple con mano.
Hay un lapso de tiempo cuando Dios nos invita a la comunión, en esa urgencia quiere hablarnos para salvarnos la vida y futuro, sabe que lo peor que nos puede pasar, es tomar malas decisiones bajo presión. No nos dejemos sorprender por el próximo año sin una palabra fresca de Dios, porque ella será nuestro norte y dirección, la que nos va a guiar para que no caigamos en desesperanza o desesperación.
Jeremías 29:8-14: “Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová. Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar”.
Nuestro futuro no está en manos de los hombres naturales, está en el corazón y pensamientos de Dios, y quienes oran, lo reciben.
Ezequiel 37:1-14: “La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová”.
Hay situaciones que parece que no van a cambiar, hasta que llega la palabra profética, porque cuando el Espíritu Santo viene sobre nosotros, cambia nuestra perspectiva y visión de lo natural a lo espiritual y sobrenatural. A todo lo que le hablemos la palabra de Dios, cobrará vida, lo cambiará, el Espíritu de Jehová vendrá sobre eso, y lo que hemos pensado que está muerto, Dios le dará vida. Dios quiere cumplir su palabra y anuncio profético, pero esta esperando que nosotros a través de la oración, activemos ese tiempo en el que se cumplan sus palabras.