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La necesidad de la oración
(Martes 08-11-2020)
Líder Oswaldo Montilla
La oración no debe verse como algo religioso, una obligación o una rutina, sino como una experiencia de intimidad y comunión con Dios que nos acerca a Él, y que cuando lo hacemos, todos sus atributos y virtudes, como lo es el amor, la humildad y su gracia, entran en nosotros, y es allí cuándo realmente comenzamos a manifestar a Jesús y a obtener victoria en toda circunstancia.
Para obtener respuesta de Dios no necesitamos ser los más santos ni los más capaces. En la Biblia leemos el ejemplo de a aquel malhechor que estaba en la cruz al lado de Jesús, y clamó, porque orar es comunión con Dios, y Jesús le respondió en seguida: “Desde hoy mismo estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43), porque Dios ve corazones que le creen a Él, sin importar su status social o el nivel de espiritualidad.
Jeremías 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Si hay un clamor desde la Tierra, vamos a obtener respuesta de parte del Cielo. Las respuestas que estamos buscando en medio de la situación que podamos estar viviendo, sea económica o familiar, vienen cuando clamamos a Dios, así que es tiempo de agarrarnos de Él. Quien ora está demostrando que necesita de Dios, y esa oración no es para el más santo o para el más espiritual. Quienes oran le están diciendo a Dios: “Yo te necesito, requiero que me guíes, me ayudes, no puedo con esta situación que me está agobiando y vengo a ti a través de la oración para que seas tu mi bálsamo”, porque dice la Biblia: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Juan 16:33). La oración es un acto de confianza en el que le entregamos a Dios nuestros problemas y cargas, y en esa comunión con Dios, Él comienza a darnos fe y sabiduría, y en estos tiempos la necesitamos más que nunca para caminar. La oración debe convertirse en prioridad para el creyente, y debemos verla como una necesidad para que así podamos experimentar la vida de Dios, y manifestarla en nuestro diario caminar.
Lucas 18:1: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.”
Jesús nos enseña sobre la oración constante, insistente, sobre orar, no algunas veces, sino siempre. Tendremos el respaldo de Dios cada vez que lo tengamos presente en nuestras vidas; Él nos hará justicia, porque nuestro clamor ha subido a Su presencia, es tiempo de que todos nos acerquemos a Él, y si lo colocamos como prioridad, seremos grandemente bendecidos.
Hemos estado orando por Venezuela, por la familia, por muchas peticiones y creemos que Dios nos va a responder. Cuando una persona se atreve a creer, también su familia entra en el pacto de Dios de salvación, provisión, sanidad y bienestar, y en estos tiempos requerimos ese pacto de Dios, por eso la importancia de buscar a Dios primeramente, y todas las demás cosas serán añadidas (Mateo 6:33). Si Dios hoy nos está pidiendo, es para darnos más abundantemente de lo que pedimos y entendemos (Efesios 3:20); en ocasiones, pensamos que cuando Dios nos pide algo, es porque nos quiere quitar, pero Dios no es un Dios que resta, sino que multiplica, y estamos en el tiempo que vamos a experimentar milagros sobrenaturales de parte de Él, nuevas temporadas vienen para aquellos que le creen, que están esperando y aguardando con mucha espectativa de la mano de Dios. Una liberación se avecina para nuestras vidas, país y para todas aquellas familias que han estado levantando un altar de oración desde sus casas día a día. Oremos en todo tiempo para poder resguardar nuestras vidas y familias, la oración debe convertirse en esa fuente de poder, y estandarte que la Iglesia debe abrazar para seguir avanzando en estos tiempos en que vivimos.