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¡No desmayes!
(Martes 02-02-2021)
Pastora Rebeca de Bertucci
Deuteronomio 30:1-4: “Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará”.
Mateo 28:20: “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.
Dios ha prometido estar con nosotros por encima de nuestras debilidades, y no hay nada ni nadie que le haga cambiar de opinión, porque escrito está que, Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta (Números 23:19). Dios nos necesita para levantar a este país, Él requiere de corazones ardiendo por el Espíritu Santo, entregados y latiendo fuerte con pasión y deseo por Su presencia.
Dios está dispuesto a hacer cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido a corazón de hombre (1 Corintios 2:9), esas son las cosas que Dios tiene preparadas para nosotros, quienes creemos en Su Palabra. El diablo ha querido amarrarnos para tenernos detenidos, pero Dios ha venido para quitarnos las vendas y ataduras que nos han estado deteniendo, y que así podamos levantarnos como guerreros a conquistar los terrenos que están vacíos en nuestra casa, y que de esta manera todos estemos esculpidos en el centro de la palma de Dios.
Deuteronomio 30:5: “y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres”.
Dios ha decidido en este año hacernos bien, así que quitemos nuestros oídos de los fatalistas que se empeñan en decir que lo peor está por llegar, nosotros tenemos años confesando que lo mejor está por venir, y se aproxima un cambio de época en el que serán llenos los graneros de mosto y de aceite, vamos a ver la gloria de Dios, y al borde de alcanzar nuestro milagro, no nos vamos a derrumbar ni a detener. Estamos en el mejor momento para levantarnos y pelear por los nuestros y por nuestro país.
Si nuestros padres terrenales y espirituales han alcanzado éxito, nosotros también lo podemos conquistar. Jesús peleó en la Cruz del Calvario para que el cáncer satánico no esté en nuestro cuerpo, para que ese tumor desaparezca, pero debemos hacer viva la Palabra de Dios en nuestra vida, porque Jesús no es historia ni pasado ni un relato bonito que nos cuentan de un gran prócer que vino a este mundo, Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre, Él es el único que ha resucitado, que dio todo por nosotros, pero no se quedó en una tumba, se levantó para demostrarnos que no importa qué tan profunda esté cavada la tumba o la depresión en la que el diablo nos haya querido meter, hay un día para resucitar y levantarse de entre los muertos, así como Jesús lo hizo. No debemos estar contados entre los muertos, sino entre los vivos que levantaron su rostro sin importar críticas, burlas, ni quejas, porque los verdaderos hombres y mujeres de Dios no andan mirando hacia atrás, ni con corazones llenos de odio, sino que se enfocan en la meta y caminan hacia ella.
Deuteronomio 30: 6: “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”.
Dios promete cortar todo aquello que nos separa de Él, va a hacer un antes y un después en nuestras vidas, así que, todo aquello que nos ha mantenido atados hasta ahora, Dios lo va a deshacer. Jóvenes, no se detengan por una debilidad o un problema, porque Jesús cree que nosotros podemos, y Él ya venció, murió por nosotros porque valemos la pena, Él vino para librarnos, por aquellos que el mundo desechó y le dio la espalda, esa es la gente que a Dios le gusta, Él desea esos corazones.
Deuteronomio 30:7-8: “Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy”.
Como hijos de Dios no debemos estar pendiente de venganza, ni de desearle el mal a otros, porque Dios no nos llamó a eso, sino que promete que se va a encargar; si nuestros enemigos no se arrepienten rápidamente, todas esas maldiciones que nos han deseado, se van a devolver a ellos. Dios desea que le amemos y le obedezcamos, es todo lo que Él está pidiendo. Dios es tan real como la persona que podemos tener a nuestro lado, y todo lo que tenemos que hacer es creer que Él vive en nuestro corazón, no se trata de emociones, porque ha llegado el tiempo de la madurez espiritual, se trata de seguir a Jesús porque lo hemos decidido en nuestro corazón, y creemos que es solamente de Su mano que vamos a ver los días de gloria.
Deuteronomio 30:9: “Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres”.
Dios se va a alegrar de levantarnos de la enfermedad, va a gozarse cuando Él cáncer se haya ido, es una promesa escrita en Su Palabra, Él no se goza de vernos sufrir, su naturaleza es ser bueno. Dios está haciendo cosas maravillosas para aquellos que se atreven a creer en Él y a levantarse, que no se acobardan ni tienen miedo, y que le dicen: “Heme aquí”, que quieren amarle de nuevo, y no cómo antes, sino mejor, y esta vez ya no tiene que ver con emociones, sino hasta el día de su venida.
Nada nos puede separar del amor de Dios. Las breves tribulaciones van a darse unas vueltas tan poderosas, que no vamos a tener explicación de cómo sucedió, porque las cosas que Dios hace van por encima de nuestros pensamientos y pronósticos, nuestra mente finita no logra comprender las profundidades de Él.
Si Cristo venció, nosotros también podremos vencer, agarrémonos fuerte de sus promesas. Este año van a empezar a ocurrir cosas maravillosas, y no importa lo que nuestros ojos puedan mirar, porque nosotros caminamos por fe, no por vista. Es hora de levantarnos y aferrarnos a nuestro milagro, ¡pronto lo vamos a recibir, no está lejos ese tiempo!