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El valor de tu relación con Dios
Pastor Francisco Barrios
Sábado 13-03-2021
Lo que sostiene nuestra vida en medio de los tiempos más difíciles es nuestra relación con Dios, el conocerlo nos libra del engaño del hombre, del diablo y de nuestro propio corazón. En la Biblia se muestran muchos casos en los que hombres intentaron dañar la vida de los hijos de Dios, viniendo a ellos con falsas profecías o decretos, y solamente la relación que ellos tenían con su Señor los salvó, porque sabían identificar Su voz.
Nehemías 6:11-12: “Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte. Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré. Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado”.
Nuestra intimidad y relación con Dios es nuestro mayor tesoro, debemos cuidarla y posicionarla como lo más importante de nuestra vida. No podemos abstenernos de conocer a Jesús por pensar que nuestros pecados son demasiado grandes para presentarnos ante Él, Jesús murió por todos nosotros conociendo cada uno de nuestros defectos y pese a esos errores nos anhela profundamente (Santiago 4:5), desea una relación honesta y sin intermediarios, en la que nuestros pastores o líderes no sean nuestro único canal para oirle; debemos crear una relación en la que Él sea el canal principal por el cual oigamos su voz ministrando a nuestras vidas.
Hoy vemos como se predica más las añadiduras del Reino, que él mismo en sí; el Reino es la relación e intimidad con Dios, todo lo demás viene por consecuencia de una relación (Mateo 6:33), pero parece que ya a la Iglesia no le interesa el corazón de Dios, sino sus manos, cuánto puede darles, si puede sanarlos, entregarles bienes materiales, o el éxito que tanto anhelan, pero se olvidan que primero es el corazón de Dios antes que la prosperidad. Por este enfoque errado muchos se desconectan de Dios, pero Él quiere reconectarnos y quitarnos las cargas para llevarnos a una nueva dimensión de fe, poder y gloria.
Debemos movernos a una relación con Jesús, que nuestro propósito en la vida no sea lo material, sino conquistar el corazón de Dios, que lo conozcamos realmente, no solo saber por la boca de los demás quién es Él. Esto debe ser lo primero en nuestra vida, no una relación amorosa o una meta personal, sino la intimidad con Dios. La Biblia cuenta cómo en el principio Dios le dio a Adán una relación con Él y cuando pecó, rompiendo la relación del Cielo y la Tierra, Dios lo llamaba preguntando: “¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9), y esa es una pregunta que todavía Dios nos sigue haciendo, porque desde la creación de la Tierra Dios buscó y busca una intimidad con el hombre y aún lo espera en su lugar de encuentro.
Éxodo 33:13,17-18: “Dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Está bien, haré lo que me pides, le dijo el Señor a Moisés, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo. Déjame verte en todo tu esplendor, insistió Moisés”.
Con Moisés podemos ver cómo existen niveles de relación con Dios; el primero es de gracia, por medio de ella somos salvos, logramos acceso al trono de Dios y somos llamados sus hijos. Podemos pensar que esto es muchísimo, pero para Moisés no era suficiente solo tener la gracia de Dios, él quería conocer su corazón.
El segundo nivel es el favor de Dios, en el que se nos abren puertas, obtenemos un respaldo espiritual para conquistar nuestras metas, y esta es una capacidad de Dios que nos hace prosperar. Muchos se quedan en este nivel y pierden su relación con Dios por administrar el favor y la gracia, llegando a olvidar al Dios que las da.
Proverbios 1:32: “Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder.”
Sin embargo, vemos que para Moisés este segundo nivel seguía siendo insuficiente, su anhelo era el corazón de Dios, ver su gloria, incluso cuando eso podía significar su muerte. La gloria de Dios es el tercer nivel, en el cual podemos conocerle cómo Él nos conoce a nosotros, es sllí cuándo nos abre su corazón y podemos ver directamente quién es Él.
Moisés es un ejemplo de intimidad, un hombre que valoró su relación con Dios sobre el favor y la gracia. La Biblia relata que después de este encuentro Dios esconde a Moisés en una hendidura en la roca, lo deja ver su gloria y lo llama su amigo (Éxodo 33:11, 21-23). Que nuestra meta sea buscar la amistad de Dios, y valorar nuestra relación con Él sobre las carencias que vivimos, porque si lo priorizamos seremos hijos de Dios con un gran nivel de gloria.