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Mi Dios no tiene límites

Pastor Yobany Blanco

Domingo 25-04-2021

Cuando el pueblo de Israel atravesó por el desierto, empezó a conocer a su Dios, de quien por muchos años estuvieron alejados; durante ese tiempo se les fue revelado quién era Dios por medio de milagros, sin embargo, se enfocaban más en el desierto, que en Él. Debemos conocer que nuestro Padre usa el desierto de forma temporal para que se nos sea revelado más sobre quién es Él.

Salmo 78: 41-42: “Y volvían, y tentaban a Dios, y provocaban al Santo de Israel. No se acordaron de su mano, del día que los redimió de la angustia”.

En tiempos de desierto tenemos dos opciones, o conocemos más profundamente a Dios o reducimos su grandeza por aquella circunstancia temporal, llegando a desconectarnos de su poder. No encerremos a Dios en las cosas naturales que vemos. El pueblo de Israel pensaba que Dios no podría salvarlo, perdiendo la perspectiva de que Él podía romper límites y sacarles de aquella realidad.

Israel perdió el enfoque de conocer a Dios y comenzó a quejarse, aún cuando todo el tiempo veían grandes milagros, porque limitaban a Dios y no se permitían ver quién era Él; cuando dudaban, le colocaban límites. Tenemos que tener cuidado de no ponerle freno a lo que Dios quiere hacer con nosotros mientras atravesamos el desierto.

El secreto que tenía Moisés para salir promovido del desierto, era confiar que Dios lo acompañaba y lo protegía durante todo el camino. Moisés sabía que si Dios no iba con ellos, no podrían lograr una victoria, por eso él le pedía en súplicas que no le sacara de aquel lugar si su presencia no los conducía (Éxodo 33:15). La búsqueda constante que tenía Moisés de Dios lo llevó a romper límites, cada día deseaba más y más de Él, no se satisfacía y anhelaba ver su gloria.

Las limitaciones en nuestra vida provienen de no mantener una relación con Dios y limitarlo a solo suplir las necesidades que tenemos, pidamos más allá de nuestro problema, hagámoslo conforme al tamaño del Dios que se nos ha revelado, porque Él puede romper los límites económicos, los impuestos por la medicina y traer sanidad a nuestra vida, pidámosle cosas grandes, no nos limitemos a sobrevivir, Él desea llevarnos a una vida abundante.

1 Crónicas 4:9-10: “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”.

Jabes quiere decir “dolor”, desde su nacimiento fue etiquetado como alguien que trae dolor, era la burla de sus amigos y familia, pero la Biblia dice que fue el más ilustre, porque buscó a Dios, extendió un clamor en angustia pidiendo que fuera cambiado su destino y ser bendecido, porque se cansó de estar limitado por la estrechez y la vergüenza.

Jabes empezó a pedir en grande, rompiendo el límite que le imponía su nombre, buscaba algo más grande que una simple provisión, pidió primeramente ser bendecido, ser prosperado por la mano de Dios con un propósito y un llamado, deseando ser alguien que marcara su generación. Cuando Dios cambia a una persona, esta nunca vuelve a ser igual.

En segundo lugar, le pidió a Dios que ensanchara su territorio, deseando en su corazón bendecir a otros. Una persona que rompe los límites, es aquella que no busca solo su prosperidad, busca ser de bendición para los que lo rodean.

Jabes entendió que sobre todas las cosas necesitaba la guianza y dirección del Espíritu Santo, tenía la humildad para pedirle a Dios que siempre lo acompañara, que caminara delante él dándole rumbo a sus pasos. Su última petición, y la más importante, fue que la mano de Dios estuviera con él, reconociendo su vulnerabilidad, pedía ser guardado, porque cuando Dios rompe límites y nos lleva a la grandeza, no podemos olvidarnos de Dios, y Jabes veía lo realmente peligroso de eso.

Dios puede romper nuestros límites, pero debemos permitírselo, no podemos esperar cosas grandes si no dejamos que Dios obre en nuestra vida. Jabes dejó a Dios abrirle camino y Él respondió su oración dándole todo lo que pedía, y si lo hizo con él, puede hacerlo con nosotros, pero solo si nos atrevemos a romper los límites que le hemos puesto a Dios.