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A fin de conocer a Jesús

Pastor Javier Bertucci

Domingo 30-05-2021

 

Filipenses 3:10: “A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos”.

Cuando un creyente se deja contaminar por la religión, se aleja de la espontaneidad de una relación con Jesús y entra en un círculo de juicio, contención, crítica y sectarismo, dejando de lado la espiritualidad por la religión; entonces se vuelve crítico de los demás y de sí mismo, practicando disciplinas para conservar la santidad, y no concentrándose en una relación con Jesús, la cual se desarrolla y atraviesa por padecimientos, siendo esta la verdadera esencia del cristianismo, seres espirituales que se desarrollan espiritualmente.

Cuando conocemos a Jesús, Él trae estabilidad a nuestra vida, nos da equilibrio y razonamiento, es por ello que los religiosos son personas irracionales que no son transformadas, porque están lejos de conocer a Jesús. Nuestras convicciones son más fuertes a medida que conocemos a Jesús, y nuestras acciones empiezan a tener relación con lo que creemos, sin importar la opinión de los demás.

Mateo 16:13-17: “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Actualmente se sigue pensando que Jesús es un filósofo, un revolucionario, un histórico o un religioso, pero Jesús es el camino que lleva al Padre. Si actualmente seguimos viendo las mismas confusiones que en la época de Jesús, es por falta de predicación y revelación en la Iglesia, ya que el mundo pensará de Jesús lo que la Iglesia le muestre de Él. Debemos conocerlo, no por opiniones ajenas, sino por medio de una búsqueda en oración, lectura de la Palabra y el asistir a una iglesia.

Cuando en el libro de Mateo, Pedro tiene la revelación del Espíritu Santo sobre quién es Jesús, este afirma que sobre esta revelación se edificará su Iglesia, siendo Jesús la Roca Inconmovible de los siglos. En el Antiguo Testamento se colocaban grandes rocas para soportar la edificación que se iba a realizar, esa roca daba estabilidad, y al ser Jesús la roca de su Iglesia, nosotros tenemos la firmeza que necesitamos para no ser movidos por las circunstancias. Cuando Jesús es nuestra base, nada nos puede mover, pero si algo nos desestabiliza, entonces Jesús no es la roca en la que estamos edificados.

En la época de Jesús, los muros que se construían alrededor de las ciudades para protegerlas, eran formados por la unión de muchas piedras; y si nosotros cómo Iglesia somos parte de lo que Jesús está construyendo, debemos unirnos y dejar la crítica, porque piedras vivas juntas hacen muros para proteger a un país y traer grandes avivamientos.

Cuando nos dedicamos a conocer a Jesús, caminamos hacia el cumplimiento del propósito que Él tiene para nuestras vidas; incluso, cuando no lo vemos, debemos mantenernos en una relación con Él que nos lleve a adorarlo, a conocer su misericordia, benevolencia, amor y pasión. Hagamos de Jesús nuestra más grande y primera relación.