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Los jugada leve
Vigilia JEF
Líder Abraham Palma
Jueves 24-06-2021
Jueces 7: 2-3,5-7: “Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil… Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar”.
Cuando hablamos de lamer el agua, nos referimos a esos momentos de servicio anónimo, a esos sacrificios y esfuerzos que solo Dios conoce. Todos estos hombres que la Biblia relata que lamieron el agua, eran personas en las que nadie creía, que siempre fueron catalogadas como insuficientes, como jugadas leves. Quienes estén dispuestos a lamer el agua al igual que aquellos hombres, serán los que estén al frente de la batalla, porque Dios siempre usa a las personas en las que nadie cree.
Muchos de nosotros podemos considerarnos jugadas leves, hombres dispuestos a arriesgarlo todo, sin importar los grandes sacrificios que esto conlleve. La Biblia relata que cuando a David le llegaron los 400 hombres a la cueva, todos eran afligidos, endeudados y amargados, pero tenían la valentía para seguir adelante. La Iglesia está llena de hombres y mujeres que son considerados jugadas leves, sin embargo, son ellos quienes le dan forma al futuro.
Nadie creía que estos 300 hombres eran capaces de hacer algo. David estaba pendiente de los que tomaban agua con la mano, pero Dios ve a aquellos que lamen el agua. Tenemos que continuar lamiendo el agua, porque Dios nos va a llamar a pelear, y en el tiempo que menos pensemos, estaremos en el lugar que nos corresponde. Mientras los jugada leve están humillados, Dios se hace cargo de la batalla; algunos de ellos, incluso, estaban con amargura de espíritu, pero Dios no los veía así, Él los llama valientes.
Nadie creía que Dios podía hacer algo con estos 300 hombres, pero Él les iba a demostrar que la gloria es suya y que puede usar a aquellos que creen que con Él todo es posible. Así que, mientras más nos humillemos, más inclinados estaremos delante del Rey de reyes, y así seremos defendidos por Él. No importa los problemas, las debilidades o lo vulnerables que seamos delante de los demás, Dios nos va a levantar y nos pondrá al frente de la batalla.