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Pastor Javier Bertucci
Ayuno Nacional
Sábado 29-01-2022
La Iglesia no nació en seminarios de formación pastoral o en cursos de consejería matrimonial, sino orando, y la forma de hacerse notar en medio de una ciudad es que posea el fuego del Espíritu Santo; sino se encuentra en fuego, se convierte en un simple club de reunión, pero la Iglesia gloriosa de Cristo es un ente espiritual que se hace sentir en lo natural, siendo la cabeza de los montes.
Hechos 2:1-3: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos”.
La Iglesia está llamada a conectar el cielo con la tierra, y que de esta forma se haga la voluntad de Dios en ambos sitios, entonces tenemos como responsabilidad no obviar lo físico ni lo espiritual. Hechos nos muestra que la Iglesia nace orando con fuego y bajo la dirección del Espíritu Santo; la oración no es una acción que hacemos por mecánica, sino para ser cambiados, depura nuestro corazón y aleja todo sentimiento que nos aleja de Dios.
Hay una diferencia entre la oración y la oración eficaz; la Biblia establece que la oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16). Muchas religiones se exigen más tiempo en la disciplina de orar que lo que oran los mismos cristianos, la diferencia es que cuando un cristiano ora lo hace a un Dios vivo que está presto a escucharlo y responderle.
La Iglesia en fuego no debe orar de forma mecánica, sino con la fe de que algo sucederá. Aquel día en el Aposento Alto había 500 hombres y mujeres que esperaban a que algo ocurriera como Jesús les dijo, pero solo 120 aguardaron realmente a la manifestación del Espíritu Santo; esto nos enseña que debemos orar hasta que algo suceda, esta es la única forma que tenemos para saber cuál es la voluntad de Dios.
Dios quiere que oremos para que algo suceda, pero también hasta que algo suceda, la Iglesia que aprende esta verdad desarrolla una capacidad espiritual diferente a otros cristianos; la gran diferencia de carácter que existe entre los creyentes es resultado del tiempo invertido en la intimidad con Dios, esa exposición a la presencia de Dios labra carácter espiritual y forma una estructura en nosotros que nos hace ser diferentes. Cuando una Iglesia está involucrada en la oración, no permite que las diferencias personales entre hermanos le estorben para unirse en un propósito de oración.
Podemos vivir 20 años asistiendo a una Iglesia y nunca cambiar por no profundizar en la oración. La actividad de asistir a la Iglesia no reemplaza la búsqueda de Jesús, se trata de venir a la Iglesia y salir llenos de Dios. La Iglesia de los Hechos aprendió que la eficiencia de su oración dependía de su relación profunda con Dios y la expectativa que tenían al orar.
No limitemos a Dios solamente al momento de la oración, si se lo permitimos, Él puede llenarnos de su amor en cualquier momento del día, de esta forma tendremos lo sobrenatural como una marca. Somos propiciadores de cosas sobrenaturales cuando estamos viviendo una relación espontánea y natural con Dios, y esto nos hace pasar por alto las diferencias con otras personas para orar por ellos, esperar hasta ver la respuesta de Dios y nos da influencia sobre todo lo que nos rodea.