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El poder de la Santa Cena

Pastor Javier Bertucci

Martes 15-03-2022

 

Éxodo 12:3-7-8-13-14: “Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.”

En Éxodo se establece la fiesta de la pascua, en donde cada cordero representaba de forma simbólica a Jesús. Israel debió celebrar esta fiesta hasta el día en que Jesucristo fue crucificado. Ese día empezó el nuevo pacto, uno donde todas las costumbres de los israelitas transicionarían, incluyendo la pascua. En el antiguo pacto, la pascua se celebraba con un cordero por familia, pero en el nuevo pacto, es Jesús hecho cordero para todas las familias.

Juan 6:51 “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.”

Cuando somos participes de la Santa Cena no solo recordamos todo lo que Jesús hizo, sino que se nos es impartida vida, nos fortalece y nos marca para ser resucitados en el día postrero. Quién come de la carne de Jesús y bebe su sangre, está siendo parte de la vida de Cristo y está siendo preparado para permanecer en Él.

Jesús hizo una reestructuración del pacto, dándose como sacrificio perfecto. Pero en este nuevo pacto, Él compara su cuerpo con el pan y a su sangre con el vino. El proceso arduo por el que debe ser sometido el trigo y la uva, para ser pan y vino; fue la forma en que Jesús ejemplifico el Vía Crucis que debía transitar.

1 Corintios 11:22 “Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.”

Todos podemos ser parte de la Santa Cena, lo único que importa es tener la revelación correcta de su significado. El apóstol Pablo exhorta a la iglesia de Corintios, porque tomaban con ligereza la Santa Cena. Esto nos da a entender que, lo único que necesitamos para ser parte de ella, es el discernimiento de cuál es el significado de la Santa Cena y su verdadero poder.

1 Corintios 11:29-30: “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.”

La Santa Cena tiene el poder de tocar, el alma, el espíritu y el cuerpo. Pablo menciona las consecuencias de no poseer el discernimiento de la Santa Cena. Cada vez que comemos de ese pan y tomamos de esa copa, tenemos que recordar que todas nuestras rebeliones y pecados son perdonadas por medio del cuerpo de Cristo. Mientras comemos el pan todo lo muerto en nosotros, le es dado vida, para ser resucitado en el día postrero.

Si poseemos el conocimiento de lo que significa ser parte de la Santa Cena, se nos es dado vida, sanidad y fuerza. La Santa Cena no es metódica, podemos celebrarla cada vez que el Espíritu Santo nos dirija a hacerla. Y si necesitamos recordar a Jesús, ser sanados o recibir vida, ella está al alcance de todo aquel que creen en el poder de la Santa Cena.