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Servicio de oración
Pastor Francisco Barrios
Martes 19-04-2022
Números 31: 26-27: “Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación; y partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación.”
Dios estableció un principio, el cual tiene que ver con que no importa si alguien no peleaba en la batalla, el botín debía ser repartido entre todo el pueblo, sin embargo, aquellos hombres que regresaban de la guerra recibían mucho más que el pueblo. Este principio muestra que toda pelea que libres, no es solo por ti, sino que representa la conquista de toda tu familia.
Si un pastor enfrenta alguna adversidad y la vence, toda su congregación logra la victoria en una medida. Toda batalla ganada significa que tus hijos, nietos, esposo (a) y familia alcanzan parte de ese botín. Un país que vence contra principados y potestades, es uno que le entrega la victoria a sus países hermanos, porque la Biblia establece que todo lo que sea conquistado puede afectar naciones, familias y futuros.
Isaías 49:24-25: “¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.”
1 Pedro 5:10-11: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
Hay promesas para cuando pierdes la batalla. No temas darle la cara a la enfermedad o a la deuda, porque si pierdes ya hay un mayor ganador, uno que venció toda angustia en una cruz. Con Jesús a tu lado no hay batalla que puedas perder. Pedro asegura que la guerra perfecciona, afirma y fortalece, pero la guerra es solo una etapa, algo que debes vivir por un poco de tiempo. La dificultad no es el destino, es una estación que necesitamos vivir para crecer en la fe.
Salmos 4:1: “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar”.
Cuando pasas por un tiempo de angustia, por el fuego y el dolor, debes prepararte para recibir un ensanchamiento en el que verás gloria y repartirás el botín. Siempre que un hombre o mujer de Dios vencen maldiciones generacionales, enfermedades o grandes adversidades, su familia y todos los que lo rodeen alcanzarán parte de esas victorias, por eso debes alegrarte siempre que alguien venza sobre un problema, porque en Cristo todos somos vencedor