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Orar con el enfoque de la fe

Pastor Francisco Barrios

Martes 28-06-2022

 

Hay bondades que son dadas por Dios, pero no son Él. La sanidad, la prosperidad e incluso el servicio, son grandes bendiciones, no obstante, ellas nunca podrán reemplazar a Dios. Debemos tener esa verdad presente, por causa de que muchos cristianos llegan a anclar su fe en las bondades y no en el dador de ellas. Es muy peligroso enfocar nuestra mirada en objetos o capacidades, porque convertimos algo inestable, en la raíz de nuestra fe.

Hebreos 1:2-3: “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

Si solamente vivimos con el fin de obtener las bondades de Dios, entonces nos perderemos de disfrutar su presencia. Aquellos cristianos que valoran la intimidad con el Padre, pueden enfrentar toda aflicción en completa paz, porque conocen que la única fuente de bendición es Dios.

Jesús es la sustancia de Dios, por eso debemos asegurarnos que al momento de orar, lo hagamos mirándolo a Él. El apóstol Pablo explicó en Hebreos, la grandeza de Jesús, estableciéndolo como mayor a los profetas y ángeles, siendo el mediador de un mejor pacto, y el dador de la fe. Lo hizo con el fin demostrarnos que nuestra fe, debe siempre estar enfocada en Jesús. Al anclarnos a Jesucristo, toda acción que hagamos será más más honesta y fuerte.

Si solo nos enfocamos en la maldad del mundo, pensaremos que Dios es indiferente, y si solo vemos sus bendiciones, pensaremos que es el genio de una lámpara. Sin embargo, cuando miramos a Jesús, descubrimos su personalidad, amor y misericordia. Oremos siempre con el conocimiento de que Dios es el dador de todo, busquemos conectar con Él, y no obtener cosas materiales. ¡Nada es más importante que Dios, y ninguna bendición podrá desplazarlo!