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No sabía que era Dios
Pastor Francisco Barrios
Domingo 03-07-2022
1 Corintios 2:14: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
Como humanos, nuestra vista y pensamientos suelen estar limitados, debido a que solo alcanzamos a percibir lo que se encuentra en el plano natural; pero Dios opera en una dimensión espiritual que nos es imperceptible. Cuando intentamos entender la forma en que Dios opera, empezamos a limitarlo y reducimos nuestro nivel de fe.
2 Reyes 5:9-13: “Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Pero Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra.» Naamán se enfureció, y se fue diciendo: Yo pensé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor su Dios, y que luego iba a mover su mano sobre la parte enferma, y que así me quitaría la lepra. ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en ellos y quedar limpio? Y muy enojado se fue de allí. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: Señor, si el profeta le hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con mayor razón si sólo le ha dicho que se lave usted y quedará limpio”.
Naamán era un general sirio con mucho poder, que había enfermado de lepra. Su esperanza al ir con el profeta Eliseo, era experimentar grandes señales de Dios, poder ver al profeta y sentir la sanidad de forma milagrosa. Naamán estaba limitando su milagro, al intentar establecer la manera en que recibiría la sanidad, y al contrario de sus expectativas, él debía lavarse en un rio turbulento. Por causa de la decepción que sintió Naamán, estuvo a punto de perder su sanidad. Las expectativas equivocadas pueden hacernos perder un milagro, de manera que, debemos dejarnos sorprender por Dios.
Saquemos todas las ideas que tengamos de cómo Dios hará las cosas. No lo reduzcamos solamente a que un pastor ore por nosotros, porque de formas inesperadas podemos recibir una sanidad. Toda bendición está preparada por Dios y más allá de toda comprensión visual; Él no ha establecido algún requerimiento para poder recibir un milagro, así que, en cualquier momento podemos ver la respuesta a una oración.
Hechos 12:6-11: “Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.”
El apóstol Pedro estaba siendo conducido hacia su liberación, pero no comprendía que era Dios obrando. Cuando una Iglesia ora, Dios provee gracia. Vemos que la liberación de Pedro fue por gracia, él se encontraba dormido cuando un ángel lo llamó, para sacarlo de una cárcel custodiada por muchos soldados. Con la gran dificultad que representaba salir de ese lugar, Pedro sintió que estaba soñando, porque como humanos siempre nos costará entender la manera en que Dios obra.
Todo milagro es inentendible desde nuestra visión, y aun cuando sentimos que los problemas empeoran, Dios obra desde la dificultad para demostrarnos que Él siempre está al control. Va a llegar el momento en que Dios se coloque en nuestro rango de visión, y veremos que fue Él quien nos protegió todo este tiempo. Así sabremos que era Dios quien nos fortalecía y nos formaba mientras se acercaba el milagro a la realidad.