La importancia del Espíritu Santo

Pastor Francisco Barrios

Martes 09-08-2022

Juan 16:7-11: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”

El Espíritu Santo ha sido poco comprendido por la Iglesia, algunos creen que su labor consiste en recordarnos nuestros errores para que tengamos arrepentimiento. Al contrario de esta idea, Él es nuestro ayudador y consolador. Él trae arrepentimiento al corazón de los inconversos, y a los hijos de Dios los consuela e impulsa a levantarse de todo pecado. Los pensamientos que traen al presente pecados anteriores, son intentos del enemigo para debilitar nuestra fe.

El Espíritu Santo trabaja en recordarnos que ningún pecado futuro, presente o pasado puede alejarnos del amor del Padre. Nuestra posición de hijos amados no cambiará ante ninguna acción o circunstancia, pero Satanás busca confundirnos ante esta verdad. Cuando recordamos errores no estamos oyendo a El Espíritu de Dios, es realmente la voz del diablo intentando tergiversar la imagen que tenemos del Santo Espíritu.

Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”

Juan 7:37: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

El trabajo de diablo es evitar que escuchemos claramente la voz del Padre, para que solamente nos guiemos por el espíritu de condenación. La condenación es la mejor arma de Satanás para que empecemos a dudar de la salvación, de esta forma se debilita nuestra fe. El Espíritu Santo busca devolvernos la fe al recordarnos la verdad de Dios, haciendo que nuestros corazones tengan paz, consuelo y confort. Él desea que entendamos que todo pecado fue perdonado y que somos la justicia de Dios en Cristo Jesús.

Necesitamos una fe fuerte para poder disfrutar de la abundante gracia, de lo contrario, no tendremos acceso a todas las bendiciones que están dispuestas para nosotros. No existe ninguna condición para que recibamos al Espíritu Santo, ninguna acción o mérito nos hará merecedores de Él. Para recibirlo solamente podemos presentarnos ante el Padre con la fe y la esperanza de que podremos tenerlo en nuestras vidas.