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La Gracia y su provisión abundante (Parte II)
Pastor Javier Bertucci
Domingo 22-01-2023
Romanos 5:17: “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida”.
Debemos creer correctamente para salir a algo más abundante y mejor, porque la Biblia dice que “Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:16), indicando que siempre debemos ir de menos a más, toda la vida. Dios quiere que cada uno de nosotros reinemos (Apocalipsis 1:6). Aquellos que reinan en vida son quienes reciben la abundancia de la gracia de Dios.
Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”.
El deseo de Dios es que tengamos todas las cosas para vivir en esta tierra de forma más que abundante, y no es para humillar al hermano ni para impresionar a otros, sino para que la disfrutemos y podamos ayudar a quienes lo necesiten. Dios nos ama y como todo buen padre desea que sus hijos vivan bien.
Efesios 1:15-18: “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”.
Dios desea que estemos sanos, que seamos prosperados financieramente y que nuestra alma crezca (Juan 1:2). Todos tenemos el derecho legal para reinar, no permitamos que el enemigo nos haga creer lo contrario.
Existe una estrecha relación entre el amor y la prosperidad, porque es difícil que alguien con odio y envidia en su corazón pueda prosperar. Quien no puede celebrar las victorias de su hermano, no podrá recibir la propia.
1 Juan 4:16-17: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Si Dios es amor, esperemos lo mejor de Él. Debemos conocer que lo que recibimos de Dios no tiene que ver con lo que hayamos o no hecho, se trata de quien es Él, Aquel que nos ha hecho dignos al haber realizado aquel sacrificio en la Cruz del Calvario que nos da acceso a la abundancia de su Gracia.