Project Description
Una gran redención
Pastora Rebeca Bertucci
Domingo 12-02-2023
Romanos 10:3-4: “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”.
Jesús vino al mundo no para condenarlo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él, por lo que nuestro trabajo como creyentes es acercar al hombre a Jesús, quien solo quiere mostrar su amor para con todos. No coloquemos trabas para llegar a Él, porque el velo ya se rompió, así que podemos entrar con confianza al trono de su gracia.
Romanos 10:8-11: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Hay alguien que siempre viene a recordarnos que no merecemos lo que Dios puede darnos, pero nosotros hemos sido redimidos por medio de la sangre de Jesús. No hay límites para Dios, Él tiene el poder para hacer lo que para nosotros parece imposible.
Mateo 11: 28-30: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
El problema que estamos atravesando hoy, pronto pasará, porque Dios promete brindarnos descanso y abrir puertas para que podamos conquistar todos nuestros sueños y anhelos.
Juan 12:46-47: “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo”.
El camino que Jesús quiere que le mostremos al mundo no es la condenación, es la salvación. Así que llenemos al mundo de su gloria y de su redención.
Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Digámosle a Dios cuánto lo amamos, pero no solo con palabras, sino con hechos, y amemos a quienes tenemos a nuestro alrededor, así como Él lo ha hecho con nosotros.