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Los muy amados
Pastor Francisco Barrios
Domingo, 02 de abril de 2023
La gran necesidad de cada persona, de toda la humanidad en este tiempo es el amor. La mayoría de las aflicciones que sufren las personas actualmente tienen su origen en la falta de amor. No hay distinción de edades, social o económica, ni cultural al respecto, sino que todos, en todo el mundo, necesitan sentirse amados. La falta de amor es la causa, incluso trastornos mentales, emocionales y hasta enfermedades físicas. Este es un hecho establecido por la ciencia misma actualmente. Por ello, el Padre envió a su Hijo Jesucristo para hacernos saber cuánto nos ama.
Hay una necesidad básica de amor en el hombre, una carencia que, ¿quién la va a llenar? Solo el amor del Padre puede hacerlo. Ese vacío de amor, el hombre trata de llenarlo con muchas cosas, pero solo el amor del Padre puede satisfacerlo. Dios es amor, pero, ¿crees que Él te ama a ti? El apóstol Juan pudo conocer cuán amado era por Jesús, al punto que personalizó ese amor, y llegó a ser el discípulo más cercano, tanto que en la cena antes de Jesús ir a la cruz, él se recostó en el regazo del Señor. Él estaba consciente del amor de Dios por él; por ello, se refiere a sí mismo en el evangelio que escribió como el discípulo amado por Jesús y en sus cartas habló sobre el amor profundo de Dios. A Juan se le reveló cuán amado era por Jesús.
Entonces, los muy amados son los que saben que son amados profundamente por el Padre. Y conocer el amor del Padre no consiste en el conocimiento mental, superficial o teórico; conocer el amor del Padre por ti es una experiencia.
Mateo 8 describe cómo Jesús se encuentra con un leproso y le sana. Los leprosos eran execrados de su pueblo, aislados de la gente, incluso de sus familias. Este leproso se había acostumbrado al desprecio y la soledad; dudaba no del poder sanador de Jesús, sino de si Él quisiera sanarlo. Por eso, le dice a Jesús: “si quieres puedes limpiarme”. Jesús no solo le dijo que sí quería limpiarlo, y le respondió: “quiero sé limpio” pero no solo esto, sino que lo tocó. Tocar a un leproso estaba prohibido según la Ley porque el tocar a un leproso conllevaba que el que lo hacía quedaba impuro. Pero, este leproso fue, completamente e instantáneamente, sanado. Jesús no solamente sanó su lepra sino sus heridas más internas; porque, cuando lo tocó y le sanó, le estaba diciendo: “te amo”.
Igual sucede con algunos están en la iglesia, se preguntan si Dios quiere bendecirles, si Dios quiere sanarles por qué mirar a Jesús se miran a sí mismos, miran sus propias fallas. No dudan de que Dios tenga el poder de hacerlo sino si quiere hacerlo por ellos. Pero el amor de Dios es incondicional. Dios te ama tanto, que no puede dejarte en tu pecado, en tus debilidades, en tu enfermedad. ¡Jesús nunca te dejará!
Efesios 1:3-7:“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia…”
Ya el Padre nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo; hemos sido también aceptados en el Amado, y redimidos por su sangre. La palabra “aceptados” o “aceptos” viene del griego que significa: “altamente favorecido”. El amor de Dios es más grande que todo. Dios se agradó de Jesús, y se agrada de ti porque estás en Jesús. Tal vez no te sientes amado por Dios, pero Él te ama, no por lo que tú eres, sino por quién es Él.
Isaías 54: 7-10“Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor. Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti…”
Estos versos vienen luego de Isaías 53, que habla acerca de los padecimientos de Jesús en la cruz, y lo que ellos conquistaron para nosotros. Esta palabra habla de la bendición para nuestras vidas, y que nunca más se acordaría de nuestros pecados. Dios no se acuerda de tus pecados. ¡Ven Cristo! En Él eres acepto, ¡altamente favorecido!
En Génesis vemos que el pueblo de Dios, los hijos de Jacob y el propio patriarca, luego de que fueran recibidos por José, quién es un tipo de Jesús, fueron preservados y provistos en la tierra de Gosén, que significa “cerca de Dios”. De esta forma, estar “cerca de Dios” es el lugar de tu provisión. Te acercas con confianza al Trono de la Gracia, porque eres amado de Dios, y el amor de Dios te va a sacar de cualquier condición precariedad y de dificultad para estar en ese lugar de Su protección provisión. En el Amado (Cristo) te conviertes en un vencedor de gigantes, así como “David”, cuyo nombre significa: “amado”. Solo necesitamos estar conscientes del amor de Dios para ser plenamente bendecidos.
¿Sientes un vacío en tu corazón? ¿Te has auto excluido de participar de la gracia de Dios y su bondad? ¿Te domina la baja autoestima? Descubre en este mensaje cómo ya por su gracia eres parte de los muy amados de Dios.