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“UNA NUEVA OPORTUNIDAD A LA BENDICION”
PASTOR FRANCISCO BARRIOS
Domingo, 18 de junio de 2023
El ser humano tiene la característica de cometer errores una y otra vez, y a su vez levantar dedos religiosos acusadores; pero Dios está constantemente preparando alimento para sus hijos, y recordándonos que Él es Dios de oportunidades, y que abre puertas. En algunas áreas todos hemos fallado, y debemos saber que toda acción tendrá una consecuencia; es cuando aquellos dedos acusadores se activan para forzarnos a asumir las consecuencias, pero nuestro Padre celestial tiene un amor escandaloso que excede todo entendimiento, en especial para aquellos que no han ganado méritos para merecerlo.
Si el ser humano cumpliera en obediencia lo que Dios por medio de su Palabra indica que debemos hacer, entonces la gracia y el amor de Dios pudieran darse vacaciones, pero la realidad es otra cosa; la realidad nos dice que constantemente cometemos errores. Es así como Dios, que todo lo sabe y todo lo ve, siendo omnipotente y omnipresente, se ocupa de buscarnos y guiarnos al arrepentimiento, pero esto no es culpándonos ni metiéndonos miedo, ni acusándonos, sino por medio del amor, la misericordia y por medio de su gracia.
Romanos 2:1-4:
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”
Encontramos un pasaje en la Biblia, que nos bendice, pues nos habla de un padre con dos hijos rebeldes, que cometían muchos errores y tomaban malas decisiones, eran hijos que causaban la vergüenza de su padre; y vemos cómo este padre tenía una actitud condenatoria hacia sus hijos, por la maldad de sus hijos, pues estos hijos fueron malvados con su hermano menor pues por celos y envidia planearon arrebatarle su hermano menor a su padre con mentiras y trampas, y así lo hicieron. Este padre entristecido y opacado por la pérdida de su amado hijo menor “Jose”, tuvo una actitud condenatoria hacia sus hijos mayores, pero Dios que todo lo ve y todo lo sabe, sacó de todo aquello algo diferente; todo tenía un trasfondo, este padre, llamado “Jacob”, en su juventud había sido un hijo tramposo que también había engañado a su padre Isaac; era una familia que traía una maldición generacional, pero Dios rompió esa maldición, y les bendijo y les favoreció; no les acusó, no les condenó; al contrario, de ellos saco una nación que se convirtió en la nación de su amado Hijo Jesucristo años más tarde. Así de hermoso es nuestro Padre.
Observé cómo describe la Palabra de Dios a estos dos hombre malvados, hijos de Jacob:
Genesis 49:5-7:
“Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad, sus armas. Que en su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel”.
También en la Palabra de Dios encontramos a un hombre muy endeudado, que se sentía atormentado y triste por esa gran deuda, pero cuando le fueron a cobrar, este hombre que no tenía cómo pagar sólo pudo rogarle a aquel que le cobraba, y pedirle al dueño del dinero que le perdonara la deuda. Cuando aquel hombre oyó la súplica, le perdonó la deuda, y le dejó ir con vida y paz; pero más adelante, este hombre a quien le fue perdonada la deuda, fue y les cobró a los que le debían a él, y cuando le rogaron que también les perdonara la deuda, este hombre no perdonó. Esto refleja la falta de misericordia y la actitud condenatoria del ser humano, incapaz de perdonar, aunque el haya sido perdonado por Dios.
Perdonar, no es exonerar al culpable. perdonar es un favor que te haces a ti mismo, que te auto protege y te bendice, y hace que la gracia de Dios repose sobre ti.
Mateo 18:26-38:
“Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, les entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.
No debemos preocuparnos por las maldiciones y las actitudes condenatorias, sino por ocuparnos en tener bendiciones del Supremo Padre y de toda persona que Dios usa y abre su boca y su corazón para bendecirnos. Dios no es un Dios condenatorio, cuando Él perdona, también olvida. Dios dará oportunidades para bendecir y romper cualquier maldición. Cuando Dios bendice, nada ni nadie te puede maldecir; cuando Dios abre puertas, nada ni nadie las puede cerrar.
Números 22:5-8 / 23:15-22:
“Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?”“Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? Entonces él tomó su parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él”.
Dios nos ama tanto que nos tocará todas las veces que sean necesarias para que recibamos el toque de su molde; así que, debemos entender, que mayor es la boca que te bendice que la boca que te maldice.
Dios no dejará a medias nada en tu vida. Debes prepararte para recibir los toque que irán cambiando todo en tu vida, poco a poco.