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Yo estoy listo para mi milagro
Pastor Javier Bertucci,
domingo 04 de febrero de 2023
Somos entes sobrenaturales, con la capacidad de manifestar la gloria de Dios sobre la tierra, y por naturaleza somos creyentes de las cosas que el Señor ha hecho sin aun poder verlo.
Usted se adapta a cosas que parecen imposibles y las crees, debido a la fe en Jesús, quien murió y resucitó, en eso se basa nuestra fe.
La iglesia está llamada a ser un ente sobrenatural, y a partir de allí creemos en milagros, desafiando lo racional y lo natural.
Los picos o altibajos en la vida espiritual son los que nos conducen a esperar y recibir los milagros.
“Estaba embarazada y gritaba a causa de los dolores de parto y de la agonía de dar a luz” – Apocalipsis 12:2 NTV (RV1960).
La iglesia debe ser un ente de influencia en cualquier lugar, siendo luz y dando a conocer la importancia de los valores de Jesús, la misma que debe mantenerse teniendo visiones y creyendo por el cumplimiento de ellas.
“a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” – Efesios 5:27 (RV1960).
La iglesia gloriosa de Jesús no es aquella que se lamenta por el peso de los problemas, que se conforma con poco y que no muestra gozo ante las situaciones difíciles, sino que es aquella que destaca de otros por tener un llamado especial y sobrenatural.
Embarazados con un propósito, así debe ser la iglesia, y es el Espíritu Santo es quien la mantiene fértil a través de la permanencia en el aposento, donde se forma una relación íntima con Dios, de la cual no se debe alardear.
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” – Mateo 6:6 (RV1960).
No pierdas tu milagro por hablar lo que no debes, por eso alinea tu hablar con tu creer.
Toda persona que recibe a Jesús y cree en Su muerte y resurrección posee una semilla incorruptible que te alienta a creer por los milagros que esperas, y la cual debe ser salvaguardada por un buen ministerio.
No seas itinerante de lugares porque así no podrás ver los milagros por los que estás creyendo.
“La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo” – Juan 16:21 (RV1960).
Puede ser que haya sido muy largo tu tiempo de dolor, pero el nacimiento de tu milagro disipará todo con alegría, porque cada creyente puede dar a luz un milagro.
Y puede que estes pasando por el peor momento, pero también estas cerca de un alumbramiento, que aunque no sepas cuando pero con tu fe tienes la convicción de que pronto sucederá, de los cuales exigen cierto comportamiento y forma de hablar.
Propicia un ambiente para tu milagro y compórtate de acuerdo a lo que tu milagro necesita, y cuando creas que el tiempo no avanza más rápido, es el mejor tiempo porque ya no eres tu sino tu milagro obrando.
Quien tiene un milagro con él, habla con seguridad y busca consejos de sabios que también lo ha vivido.
Prepárate porque el tiempo de tu milagro está por llegar, aunque no te vean como el más cuerdo o racional.
Háblale a tus circunstancias y reafirma que el cumplimiento de tu milagro está por llegar, el cual borrará todas tus tristezas de los días malos.
No importa cuan oscuro se vea el día, tu tienes a un Dios grande y poderoso que ha prometido no dejarte solo.
Tener y desarrollar una fe en lo que Dios puede hacer, prepara no solamente tu corazón, sino que alinea tu manera de vivir y te mantiene expectante de lo que vas a recibir del cielo no solo una vez sino siempre debido a la bondad del corazón del Padre.
Atrévete a creer que estas en el tiempo de desarrollo de tu semilla, y que a su tiempo y con amor recibirás lo que con fe has anhelado y pedido a Dios en la intimidad de la relación de ambos.
“No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada” – Salmos 91:10 (RV1960).
“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” – Salmos 4:8 (RV1960).
El amor de Dios es un reafirmante de las cosas que Él mismo ha preparado para ti y cada una de sus palabras depositadas en tu corazón darán el fruto que has estado esperando, en ese tiempo de espera disfruta de Su presencia y desarrolla una confianza en los días de gloria que están por venir a tu vida.