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AGRADECIDOS
PASTOR FRANCISCO BARRIOS
Domingo, 25 de junio de 2023
Efesios 4:29
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
Gracia, su significado es: favor inmerecido.
El amor de Dios es más grande que tus pecados y que tus debilidades, y es que no hay nada que puedas hacer para que Dios te ame más o para que te ame menos. Todos, “buenos” y “malos”, somos objeto del amor de Dios.
Sin embargo, debemos cumplir con ciertas instrucciones que nos deja Jesús acerca de la salvación y de la conversión para ser herederos de su Reino y de todas las riquezas que allí hay reservadas para sus herederos.
Juan 3: 3-4:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?”
Es necesario creerle a Él, y confiar en Él, para que su gracia repose sobre nosotros. Tú puedes decidir si permites que la gracia de Dios llegué a tu vida, y aumente o disminuya, no importa tu edad, tu figura, tu vida, no importa enfermedad, pobreza o lo que sea, Dios te da su gracia y su favor, con la palabra que oyes y hablas puedes aumentar o disminuir la gracia que Dios te ha dado.
A veces con nuestra propia boca nos empeñamos en sabotear el favor de Dios en nuestra vida. Podemos aumentar la gracia de Dios en nosotros o sabotearla según sean nuestras palabras.
Proverbios 18:21:
“Del fruto de la boca del hombre se saciará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán de sus frutos”.
“Edificar” es construir. profetízale a tu futuro y háblale a tu circunstancia, Dios convierte errores dolorosos en milagros poderosos. Seamos más agradecidos que desagradecidos. Para el desagradecido no importará cuántas cosas buenas le hagan, siempre tendrá una crítica, siempre abra un desbalance. En cambio, la gratitud comienza cuando se agradece, no por educación, cortesía y méritos, sino que por el contrario, el agradecimiento comienza donde termina el mérito; es cuando se te revela que recibiste lo que no merecías recibir, y que todo lo que eres y tienes, se lo debes a Dios. Por el contrario, el desagradecido halla motivos para quejarse.
Efesios 5:19:
“Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando gracias siempre por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
Debemos cuidar lo que hablamos, declarando en positivo, pensando en que Dios no usa la verdad para destruirte, Dios usa la verdad para edificarte.
La recompensa se merece, la gracia no. La gracia es totalmente inmerecida.
1 Tesalonisenses 15:16:
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
La duda y la queja corrompen.
1 Pedro 5:7
“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes”.
¡Avanza, aún hay experiencias por vivir!
En medio de la tragedia, no damos gracias por lo malo, sino por lo que Dios hará con lo malo; porque a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Profetízale a tu futuro: aunque hoy se vea mal, mañana estará bien.
Si vas a llamarle la atención a alguien por lo malo, recuerda primero darle reconocimiento por lo bueno que ha hecho.
Uno puede dar gracias por cortesía y no estar verdaderamente agradecido de corazón.
Cuando la vida es dulce, dale gracias a Dios y sonríe; cuando la vida es amarga, dale gracias a Dios y crece.
Lucas 12:15:
“… la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”
La riqueza se puede definir por lo que tú valoras: salud, relaciones sanas o disfrutar lo que haces. Amar y ser amado, eso es también riqueza.
1Tesalonicenses 5:16-18:
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Expresa con tu boca que vives agradecido. Así nunca darás lugar a la queja. Agradece de palabra a quienes han estado cerca de ti y te han ayudado. No des todo por sobreentendido. Nuestra acción de gracias es un refrigerio para quienes la escuchan, incluyéndonos a nosotros mismo.
Un corazón agradecido, Dios lo prospera. La gracia multiplica lo que ya tienes; cuando eres agradecido, potencias lo que ya tienes.
Deuteronomio 10-12:
“Cuando recibas todo el bien que Dios tiene para ti, guárdate de no olvidarte de quien lo hizo posible”.