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Atrévete a conquistar
Pastor Yobany Blanco
06 de agosto de 2023
Hebreos 11:32-34:
“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros” (RV 1960).
Una característica que identifica al cristiano es su actitud de conquistar lo que Dios le ha entregado. Es esa misma actitud, la que les permite ir más allá de lo que la vida establece o dice dentro de sus parámetros.
La fe les permite ir y creer por algo nuevo, algo mayor, algo diferente, todo lo que Dios desea que el creyente tenga en su vida; dentro del estancamiento que trajo una conquista pasada, estás siendo desafiado por Dios a levantar tu mirada a lo que Él ha dispuesto para ti: algo mayor, completamente nuevo y mucho mejor de lo que esperabas abarcando todas las áreas de tu vida con el propósito de que puedas comprender que no es un lugar fijo, sino que tiene fecha de vencimiento para que puedas avanzar a algo mayor que el Señor ya ha hecho para ti.
Quienes poseen el espíritu de conquista no huyen del conflicto o la batalla, tampoco les incomoda la presión, y la amenaza no les intimida, sino que los métodos del enemigo para entorpecer su camino provocan una fuerza espiritual mayor ante los múltiples desafíos en la fe para comenzar a creer por algo mayor.
Dios permite que puertas se cierren en tu vida para que no haya un retroceso; aun cuando el panorama da una visión de que todo está bloqueado y cerrado, el espíritu de conquista que Dios ha puesto en ti te permite avanzar hacia cosas mayores y que pueden ser comparadas con la Tierra Prometida, en las que hay mucho más abundantemente de lo que has estado esperando, y en la que tendrás la oportunidad de bendecir a otros con lo que ya has obtenido.
El lugar de los frutos abundantes, de la bendición y de la abundancia está frente a tus ojos esperando ser conquistado por medio del despertar del espíritu; es la actitud de conquista lo que te permite marcar la diferencia entre ser presionado o ejercer presión sobre algo por medio de la alabanza a Dios, la fe y un corazón agradecido que no cambia con las circunstancias.
El creyente que recibe el espíritu de fe, es capaz de conquistar todos los recursos necesarios según sea la obra, aunque a su alrededor la actitud no sea la misma. Dentro de la misma Palabra de Dios existen los ejemplos más claros de lo que la fe ha hecho indetenible, de sucesos en los que se ha conquistado mucho más allá de lo que el ojo y la mente humana vieron y creyeron.
El espíritu de conquista les permite a los cristianos emprender o iniciar cosas que ellos nunca harían, e identificarse con otros que también lo poseen para unir fuerzas y comenzar a conquistar teniendo como base la seguridad de que Dios ha dado para ello, cultivando y edificando un carácter espiritual estable y sólido, permanente, con la solidez de la persona a nivel espiritual y en la firmeza en sus convicciones.
Este espíritu de conquista no está hecho para personas que tienen dudas y no es estable.
Mateo 11:12:
“Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza” (Biblia de Las Américas).
Al valiente siempre se le abren las puertas, a los cobardes se les cierran. Aun el mismo Reino de Dios tiene resistencia a quienes no sean lo suficientemente valientes para conquistar lo que Dios ya ha determinado para ellos. La Iglesia necesita valentía y violencia espiritual, y es allí cuando el mismo Reino de Dios mide los corazones para saber quiénes cuentan con tal valentía para alcanzar o conquistar.
Lucas 18:3-5:
“Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia” (RV 1960).
Esperar y creer en Dios equivale a ejercer presión tanto en lo espiritual como en lo natural, una fe que sobrepase las barreras y sea capaz de conquistar de forma aguerrida, la misma fe que Jesús vendrá buscando en su pueblo: persistente, permanente e importuna.
Mateo 17:21:
“Pero este género no sale sino con oración y ayuno” (RV 1960).
Del mismo tamaño que sea la petición por la que estás luchando, de ese mismo tamaño debe ser tu fuerza para hacer presión en lo espiritual para obtenerlo, incluyendo la alabanza, la declaración de la Palabra, y lleno de autoridad espiritual para reclamar lo que te pertenece, sin dejar que Satanás te robe la actitud de victoria. Como creyentes debemos estar conscientes de que la Palabra de Dios ya nos declaró más que vencedores, pues en cada batalla, Él ya te ha dado la victoria.
1 Pedro 1:5,6,7:
“… que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (RV 1960).
Cuando comienzas a creer, se desarrolla una protección sobrenatural en tu vida, la cual te prepara para que se manifieste lo que Dios ha preparado, todo mediante el accionar de tu fe para conquistar, la cual es probada por medio de la aflicción para saber si estás realmente listo para recibir lo que estás demandando, y será el amor puro a Jesús, el que haga más resistible la prueba y soportable la presión que trae consigo, preservando tu fe intacta, la cual no sólo viene para creer por lo material sino por lo eterno.
Eclesiastés 9:10:
“Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría” (RV 1960).
Hay que aprovechar las oportunidades que están a nuestra disposición, pues la forma en la que Dios nos hace saber que confía en nuestra capacidad para llevarlas a cabo, y cuando se tiene tal percepción de ello, no existen barreras para que podamos hacerlas realidad. La clave de la conquista es la persistencia con la que el espíritu del cristiano está luchando por lo que le ha pedido a Dios, aun en nuestras capacidades.
Josué 1:5-9
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (RV 1960).
La mayor bendición de la conquista no es la tierra prometida sino la conquista de su presencia, a pesar de que las condiciones naturales puedan hacer más difícil la batalla. En medio del desierto, puedes conquistar la presencia de Dios, y convertirse en un anhelo permanente en tu vida. El futuro viene de la mano de un joven que conquista la presencia de Dios en lo secreto.
Génesis 49:8:
“Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti” (RV 1960).
Quienes tienen espíritu de conquista, pueden obtener todo lo que Cristo tiene, pues un solo espíritu es con Él; usa la fe para conquistar la realidad que Cristo en ti es la esperanza de gloria, teniendo en cuenta de que si Él vive en ti, no hay imposibles, porque ésa es la llave que abre las puertas que más nadie puede cerrar.
5 Puntos para Conquistar:
1. Atrévete a conquistar la presencia de Dios.
2. Atrévete a conquistar la imagen de Cristo en ti.
3. Atrévete a conquistar lo que Dios ha dicho de ti
4. Atrévete a conquistar lo invisible y eterno.
5. Atrévete a conquistar y poseer la tierra que te pertenece.
En el tiempo de conquista de la presencia de Dios, y cuando aprendes lo que realmente representa Cristo, Él procede a darte la noción de quién realmente eres tú.
¡Atrévete a conquistar!