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Cómo orar cuando no puedes más

(Martes 23-06-2020)
Pastor Francisco Barrios

Todos pasamos por situaciones en las que sentimos que no podemos más, la Biblia nos dice qué hacer ante estos momentos, ella es un manual poderoso de instrucciones, que, si le prestamos atención y ponemos en práctica, vamos a ver gloriosos resultados en nuestras vidas, hogar y familia.

Mateo 7:24-27: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Hay dos clases de personas o de creyentes, aquellos que conocen el manual de instrucciones de Dios y lo ponen por obra, y edifican sobre él matrimonios, relaciones, casas, familias y negocios; y aquellos que conociendo ese manual de instrucciones edifican de espaldas a Dios, el problema está que cuando llegan vientos, huracanes y pruebas, se pueden apreciar las consecuencias de colocar o no en práctica lo que Dios dice. Los resultados al no colocar delante lo que dice la Palabra son desastrosos; la Biblia nos da instrucciones claras para que edifiquemos de la forma correcta. En lo que vayamos a construir, sigamos las instrucciones de Dios.

Cada país posee sus propios códigos de construcción según sus niveles sísmicos, vientos y muchos factores más, y cuando los que construyen un edificio toman en cuenta estos códigos, lo que va a suceder es que cuando venga un sismo, un huracán o fuertes vientos y azoten ese edificio, no le va a pasar nada, sino que va a sobrevivir. Pero, cuando alguien no respeta los códigos de construcción, cuando llegue el viento y el huracán, habrá ruina.

Los códigos de construcción no van a garantizar que nunca van a haber tempestades, pero si llegan, no harán daño. Así que, los manuales y promesas de Dios no son para garantizar que nunca vamos a atravesar por un huracán o diversos problemas, es para garantizarnos que si pasamos por ellos, no va a haber ruina ni destrucción en nuestra familia, en nuestra vida y hogar, nos garantizan que si seguimos sus instrucciones, nada nos va a tocar ni hacer daño.

Dios tiene instrucciones que decirnos, sobre todo cuando estamos orando por un problema o una situación y no sabemos qué hacer. Cuando consideramos que la aflicción es más grande que nuestras capacidades y fuerzas, y sentimos que no podemos más, la Biblia nos enseña qué hacer, nos dice cómo orar, y una de las claras instrucciones que nos da, es ponernos de acuerdo, asociarnos en oración con personas que realmente oren.

Si en medio de una tormenta o dificultad tenemos amigos de oración, la Biblia nos da garantía de que vamos a salir en victoria.

Mateo 18:19-20: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

Santiago 5:14-15: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.”

¿Queremos tener una vida sana de enfermedades?, tengamos personas que oren por nosotros y con nosotros. Cuando nos ponemos de acuerdo con gente que tiene fe, que ora e intercede, con ancianos que son verdaderos intercesores, algo va a pasar en el Cielo. Todas las personas que asisten a la Iglesia deberían tener cercanía con el cuerpo de intercesores, para estar siempre en acuerdo para orar. Lo que hace que el Cielo intervenga en la tierra, es cuando verdaderos intercesores se ponen de acuerdo para conquistar las promesas que Jesús nos dio. Es muy poderosa la oración en acuerdo.

Si hay situaciones que nos duelen y llevamos en silencio, es necesario que las compartamos a un verdadero intercesor y colocarnos de acuerdo para orar, porque Dios va a intervenir; si es una herida en el corazón, Dios es experto en sanar, Él va a obrar a favor de nosotros, pero no debemos quedarnos callados llevando esa carga solos, clamemos junto a otros que nos apoyen en esa petición.

Marcos 2:1-12: “Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. En inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cabilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”

Es muy importante tener amigos no solo para distraernos y divertirnos, sino que nos ayuden a ejercer fe en medio de circunstancias adversas. Hagamos relaciones con gente de oración, para que en momentos de dificultad ellos nos ayuden con su fe. Nuestra fe unida a la de otros hermanos que intercedan, hará que algo poderoso acontezca, porque vamos a cargar juntos a esa persona que no tiene la fuerza para llegar hasta Jesús.

Unamos nuestra oración a la de otros, solos somos una gota de agua, pero unidos somos un océano, y al ser un océano participamos de su poder e inmensidad. Las oraciones nuestras unidas a las de otros son océano en inmensidad, poder e influencia que desata milagros. Tal vez, haya obstáculos en el camino, pero cuando nos ponemos de acuerdo con otros, algo grande va a suceder.

Hay gente que le duele tener esperanza por el miedo a la decepción, debido a que los hombres le han fallado, pero si ponemos nuestra fe y confianza en Jesús, Él nunca nos va a decepcionar. Nunca seremos decepcionados por la palabra que Dios nos dio, solo debemos creerla.

Dios necesita que fortalezcamos nuestra esperanza, porque ella le da sustancia a nuestra fe. Cuando creemos la promesa de Jesús, que si nos ponemos de acuerdo con alguien que ora, algo va a pasar a nuestro favor, Dios va a intervenir en nuestra fe y en nuestra vida.

Hechos 1:14: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”

Hechos 4:24,29,31: “Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra. Cuando hubieron orado, el lugar en el que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”

La Iglesia primera al presentar problemas y adversidades, oraban unánimes, se asociaban para orar.

Romanos 15:30-31: “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta.”

Si hemos estado desanimados porque no vemos un milagro, tengamos paciencia y vamos a ponernos de acuerdo, busquemos a alguien que ore con nosotros. ¡Oremos en el poder del acuerdo porque algo grande va a pasar!