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Con Dios lo malo no te detendrá de avanzar
Pastor Francisco Barrios
Domingo 28-03-2021
El mundo entero está siendo sacudido, así que es momento de volvernos a Dios, de poner nuestra fe y confianza en Él, porque cuando todo se mueve, Dios permanece fiel, Él es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).
Números 21:1-9: “Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros. Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades. Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma. Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”.
El pueblo de Israel estaba en un desierto, pero ese desierto solo era un camino, no su destino. Los desiertos que podamos atravesar en la vida son temporales, Dios ha preparado algo mucho mejor para nosotros; nuestro destino no está en vivir en un desierto, Dios lo tiene en sus manos. Muchas veces cuando estamos en medio del momento difícil, sintiéndonos débiles, abatidos y desánimados, nos viene una circunstancia mayor, y eso le sucedió al pueblo de Israel.
En primer lugar, cuando estamos en el desierto y se levanta un conflicto, Dios puede darnos la victoria. Una de las características que tiene el desierto, es que en él no hay caminos ni señalizaciones, es un lugar de necesidad e incertidumbre, es por eso que Dios le puso al pueblo de Israel una antorcha de fuego para guiarles en la noche y una columna de nubes en el día para señalarles la ruta (Éxodo 13:21-22). En medio de la incertidumbre y de no saber qué hacer, Dios nos va a dar la salida, nos va a mostrar el camino a nuestra victoria. Si Dios está con nosotros tenemos la victoria garantizada, porque dice la Palabra que si Dios con nosotros, quién contra nosotros (Romanos 8:31).
En segundo lugar, que lo malo no nos detenga de avanzar hacia nuestro destino. Vendrán circunstancias que se opondrán para que no avancemos, pero aunque estemos en el desierto, no dejemos de caminar hacia nuestro destino. Mientras los obstáculos aparecen, con Dios podemos avanzar. Los problemas que se levantan intentan frenarnos, pero no le hagamos habitación a los problemas, hagámosle una habitación a Dios en intimidad. Dios no nos diseñó para vivir en un desierto, problema o en adversidad, porque cosas que ojo no vio, ni oido oyo, ni han subido a corazón de hombre son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9). El fracaso es circunstancial, solo una estación, pero en medio de esos procesos necesitamos mirar al Cielo para que Dios nos brinde dirección.
El desánimo y la crítica vienen cuando nos olvidamos de lo que Dios hizo por nosotros en el pasado, y nos enfocamos en lo que el diablo está haciendo hoy. Si Dios nos ayudó ayer, puede hacerlo también el presente.
En tercer lugar, Dios tiene la manera de hacernos volver a Él, porque sin su presencia es imposible ir a un destino. Al colocar la mirada en la circunstancia, el pueblo de Israel perdía la brújula, el mapa que Dios les había dado, que era la antorcha y la columna de nubes, lo que los llevó al desánimo y a la crítica. Pero, luego de esto vino un sacudimiento que los bajó a sus rodillas, los llevó a quitar su mirada del problema y a ponerla en Dios. Cualquier circunstancia que venga a nuestra vida Dios la va a usar para ponernos de rodillas ante Él.
Juan 3:14-15: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Dios quiere que quitemos nuestra mirada de las circunstancias y la pongamos en Él, porque si levantamos a Jesús en medio de la adversidad, seremos salvos. Jesús llevó en aquella cruz dónde fue levantado, nuestras enfermedades, pobrezas y todo el pecado de la humanidad, en un momento todo vino sobre Él para que ahora lo miremos y seamos libres de todo lo que nos pueda estar afectando.
En medio del problema no nos detengamos, levantemos a Jesús en nuestras vidas, aumentemos nuestros niveles de búsqueda, dejemos de mirar las circunstancias y miremos al Cielo. Dios es experto en cambiar crisis por bendiciones, lo que hoy es doloroso en algo provechoso.
Colosenses 2:13-15: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
Todos los decretos que nos eran contrarios, Jesús nos los ha quitado, los clavó en la cruz, en ese lugar se llevó todo lo que nos impide avanzar e ir hacia nuestro destino; Él nos dio de antemano la victoria, solo tenemos que mirarlo, poner nuestra confianza en Él y seremos salvos. Lo que hoy vemos es circunstancial, pero lo que hay en el corazón de Dios para nuestras vidas es eterno. La enfermedad, el problema y la necesidad se van a ir de nuestras vidas si levantamos a Jesús. Recordemos que todo en esta vida nos puede fallar, pero Jesús jamás, Él es la roca inconmovible. Volvamos a Jesús el centro de Venezuela. Volvámonos a Él y bajemos a nuestras rodillas.