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Creyendo por lo imposible

(Domingo 24-05-2020)
Pastor Javier Bertucci

Mateo 19:26: “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible.”

Si seguimos solo creyendo lo posible, jamás veremos en nuestras vidas lo imposible. Esperar lo posible no se llama fe, sino sentido común, lo cual es la capacidad que tiene un ser humano de medir, analizar y cuestionar las posibilidades, y desde allí decidir por lo más realizable. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no se ve (Hebreos 11:1), indica entonces que, la fe no es una metafísica, tampoco un positivismo, es un espíritu que nace en el corazón del hombre, no en el cuestionamiento, racionamiento o en el análisis. Hay gente que confunde el sentido común con la fe, y no tienen ninguna relación, la fe siempre desafía lo natural o posible, y empieza a desarrollarse en la arena de lo imposible.

Cuando entendemos que nuestro Dios está en la línea de lo sobrenatural, esperamos cosas atípicas, anormales o imposibles, si no hacemos eso no estamos creyendo lo imposible, sino solo teniendo un sentido común, pero Dios, en la persona de Jesús nos dice que para Él no hay nada imposible.

Marcos 9:23-27: “Jesús les dijo. Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te ando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió, y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.”

Dios puede hacer cualquier cosa que parezca imposible para nosotros, pero Él nos traslada ahora la responsabilidad a nosotros los creyentes, diciendo: “si puedes creer, al que cree todo le es posible”, hay una sumatoria: poner la fe en un Dios que es Todopoderoso, y creer que Él puede hacerlo es nuestra responsabilidad. Este tiempo debe empujar nuestra fe a ver cosas que no están dentro del sentido común, porque Dios puede bendecirnos de forma sobrenatural en medio de la peor crisis económica que pueda atravesar un país, pero nosotros debemos ser capaces de creer que Él puede hacerlo, así que, emprender algo en este tiempo puede parecer cosa de loco, pero es cosa de fe para los creyentes.

Para qué sirve el título de creyentes si no estamos creyendo en el Dios sobrenatural al cual servimos, creamos en este tiempo por lo imposible, será una batalla en nuestra mente, porque ella es muy analítica por naturaleza, y por consecuencia toma decisiones de sentido común y no de fe. La fe no es una imposición de nadie, debe ser una decisión de todos.

Lo que creemos eso nos viene, así que es nuestra decisión qué creer. Va a llegar un momento en el que debemos decidir con toda seguridad qué vamos a creer, por lo que vamos a luchar y a ganar, o si nos vamos a entregar a las circunstancias y terminar arruinados, esa es una decisión que debemos tomar, no perdamos tiempo para tomar una decisión como esa. Podemos llegar a pensar que seguiremos la suerte de todos los demás, cuando como creyentes tenemos un llamado, vocación, deber y derecho de creer por un milagro, por una manifestación sobrenatural en nuestra vida.

Debemos atrevernos a creer por lo sobrenatural, muchas veces lo que vemos es el gran limitante, y creer que ese será el destino nuestro. Si creemos en un Dios sobrenatural, debemos salir de lo natural.

Génesis 15: 1-6: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliecer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredara este, sino que un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.”

Una persona que no cree hoy, puede convertirse en un gran creyente mañana, y ese fue el caso de Abraham. Lo que nos rodea trata de subyugar o determinar lo que deseamos creer, pero nosotros nos llamamos creyentes, y adquirimos ese título por fe. Debemos salir de la influencia del entorno que nos rodea, y decidir creer en las cosas que son imposibles; si somos capaces de creer en Dios, Él hará de nosotros algo grande. Dios cuenta nuestros milagros desde que los creemos, y no desde que los vemos, un milagro no nace cuando lo vemos, si no desde que lo creemos, cuando Abraham creyó que iba a tener un hijo tenía setenta y cinco años, y cuando lo vio tenía noventa y nueve años, es decir, veinticuatro años después. Cuando creemos un milagro, empieza el reloj profético a andar, y a formarme en alguna clase de dimensión.

Veamos lo que Dios quiere que veamos, es decir, al familiar sano y el milagro financiero, si seguimos solo viendo el problema, nunca veremos el milagro. Si no nos atrevemos a creer por lo imposible, Dios no podrá hacerlo, pero si nos atrevemos a creerlo, Dios podrá hacerlo.

2 Corintios 4:18: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

Lo que se ve, va a pasar, el problema se va a ir, porque se ve, debemos creer que lo que hoy acontece va a pasar y que vamos a recibir nuestro milagro, Dios llama las cosas que no son como si fuesen, debemos movernos en la dimensión de lo imposible y sobrenatural, lo que va a acarrear que nos digan locos. Tenemos todas las de ganar cuando nos atrevemos a creer por lo imposible, porque Dios lo hace, pero somos nosotros los que decidimos. La ecuación de la fe funciona de la siguiente manera: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9), en esa ecuación la mente no entra en ningún lugar, porque ella es un razonadora natural que va a poner obstáculos a la fe, esa es su naturaleza, pero para él cree todo es posible. Es momento de desafiar lo que vemos, por lo que creemos, y eso no puede pasar por la mente, porque ella es especialista en dudar, pero el corazón en creer.

Mateo 14: 25-31: “Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”

Cuando queremos hacer algo grande no podemos basarnos en lo que creemos, ni en lo que sabemos, porque si nos basamos en ello no haremos nada grande para Dios. Nuestro caminar en Dios debe estar lleno de hazañas, como consecuencia de creer en Dios, no por lo que sabemos, sino por lo que creemos. Dice la Biblia que el justo por la fe vivirá (Habacuc 2:4), y que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Salgamos de lo natural y movilicémonos hacia lo sobrenatural, creamos por lo imposible y salgamos en victoria de las adversidades. Que lo que hoy atravesamos nos empuje a pasar a un nivel más alto de manifestación del Cielo.