Project Description

Cuando el dolor llega a tu casa y Dios no responde

(Martes 16-06-2020)
Pastor Francisco Barrios

Muchos hemos pasado por situaciones en las que oramos y la situación parece ponerse peor, parece que Dios guarda silencio y que Él nos ha dado la espalda.

Juan 11: 1-6, 17-37: “Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas a decir a Jesús: –Señor, el que amas está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: –Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Llegó, pues, Jesús y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios, y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús llegaba, salió a encontrarlo, pero María se quedó en casa. Marta dijo a Jesús: –Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: –Tu hermano resucitará. Marta le dijo: –Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final. Le dijo Jesús: –Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: –Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: –El Maestro está aquí, y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y fue a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: –Va al sepulcro, a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verlo, se postró a sus pies, diciéndole: –Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y preguntó: –¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron: –Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: –¡Mirad cuánto lo amaba! Y algunos de ellos dijeron: –¿No podía este, que abrió los ojos al ciego,[ñ] haber hecho también que Lázaro no muriera?”

Jesús resucitó a Lázaro a ojos de sus hermanas y de todos los judíos que les acompañaban en ese momento, pero lo resaltante es que Marta y María habían recibido una promesa de Jesús de que iría cuando Lázaro estaba enfermo, antes de morir, pero no llegó a tiempo, murió, y no solo eso, sino que Jesús no pudo estar en el entierro de Lázaro, y en la cultura judía cuando alguien era amigo de la familia y moría, y no iban al entierro, era considero una alta ofensa, así que María y Marta estaban en una situación bastante triste, no era solamente que Jesús no les había cumplido en ir para orar por él, e impedir que muriera, sino que ni siquiera estuvo en su entierro, Marta y María habían visto a Jesús sanando enfermos, a romanos, es decir, a enemigos del pueblo de Dios, y no pudo estar en este momento tan importante para ellos que eran sus íntimos.

En ocasiones hemos sentido una gran urgencia en momentos que estamos amando y sirviendo a Jesús, y parece que Él hace milagros para todos, pero no para nosotros que somos íntimos de Él (esto fue lo que sintieron Marta y María), pensamos que Dios nos ha dado la espalda, que ya Dios no nos ama. Creo que muchas veces lo que llamamos que Dios se olvidó de nosotros, Él lo llama proceso, porque le estamos diciendo a Dios cambia mi situación, mi problema y angustia, cuando Él está utilizando ese momento para cambiarnos a nosotros, porque lo que Dios hace para nosotros es temporal, pero lo que hace en nosotros es eterno, y Dios está más interesado en trabajar en nosotros, que para nosotros, porque lo que Dios hace en nosotros va a repercutir en la eternidad.

Desde la perspectiva eterna de Dios ya los problemas están resueltos, pero si Dios contestase todas nuestras oraciones instantáneamente, ¿cómo se desarrolla el carácter de Jesús en nuestras vidas (la fe, la paciencia y la esperanza)? Dios necesita trabajar dentro de nosotros donde hay eternidad, porque cuando trabaja en el cuerpo y lo sana, es temporal, porque él va a durar un tiempo limitado, pero cuando nos sana el corazón, allí hay eternidad; siempre para Dios es más importante trabajar en lo eterno, porque desde allí Él obra en lo temporal. Muchas veces le estamos diciendo a Dios sana mi herida, y Él la está utilizando para meter su mano en lo más profundo de nuestro corazón, allí donde hay cosas que muchas veces negamos que existen, pero que Dios tiene que poner en evidencia para reconocerlas por medio del sufrimiento y quebrantamiento, ¡Dios necesita esa herida para trabajar en nosotros!

Muchas veces los procesos de Dios son dolorosos, así como lo fue para Marta y María, pero siempre es para bien, dentro del dolor, del quebrantamiento y del sufrimiento hay procesos de Dios para trabajar en lo interno de nuestras vidas, lugar donde está la eternidad de nosotros y la garantía para heredar la vida eterna; muchas veces estamos más ocupados en lo temporal que en lo eterno. Los milagros que le pedimos a Dios son retenidos por un propósito que Él está cumpliendo dentro de nuestras vidas, porque las está usando para procesarnos en lo eterno. Si no atravesamos por momentos adversos nuestra fe no puede crecer, así como también los niveles de oración y la paciencia.

Salmo 37:7: “Guarda silencio ante Jehová y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace lo malo.”

Salmo 40:1: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor.”

Hebreos 6:12: “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”

La paciencia se forja en momentos adversos. Fe no es solamente ser librado de algo, sino pasar por situaciones y seguir allí creyendo aunque no veamos lo que esperamos o entendamos lo que ocurre. Es en el corazón donde se forja la fe y la paciencia, todos los grandes hombres de Dios atravesaron por procesos llenos de sufrimiento y de dolor, y Dios les dio allí grandeza, porque dentro del dolor y del sufrimiento viene el quebrantamiento, para que de esta manera se geste una obra en nuestros corazones, fue el caso de José, quien por 16 años vivió injusticias, Dios le había dado promesas y sueños en las que él sería un hombre grande en su familia, pero siendo un jovencito, quizá casi un adolescente, fue vendido como esclavo por sus hermanos, luego estuvo por 16 años en un proceso que parecía que Dios lo había olvidado, doloroso, pero mientras que sufría Dios estaba generando un carácter y una fe, el corazón de un león, de un rey y de un gobernante, y cuando Dios terminó con él, luego de haber sido puesto preso, siendo acusado de algo que no había hecho, luego de ser un niño mal creado de su papá, pasó a ser un hombre con un corazón de gobernante, segundo después de Faraón, lleno de humildad y de la revelación de Dios en su vida.

Si nuestras oraciones no están siendo respondidas instantáneamente, Dios nos está procesando en algo, tal vez sea la paciencia. Queremos que instantáneamente Dios nos oiga y saque muy rápidamente del problema, pero Él está usando ese problema, angustia, enfermedad o situación adversa para cambiarnos a nosotros, le estamos diciendo a Dios cambia este problema, cuando Dios está usando el problema para cambiarnos a nosotros. Cuando Dios cambia el problema es algo temporal, pero cuando nos cambia a nosotros, repercute en lo eterno.

Una falsa ilusión es creer que si somos amados por Dios no vamos a sufrir, Pablo estuvo preso, pero fue allí cuando escribió las mejores cartas que están en la Biblia y edifican nuestras vidas, Dios tiene un plan con lo que está aconteciendo, al final todo va a obrar para bien, y Él está en control. Cuando el sufrimiento toque a nuestra puerta no tengamos miedo, es parte de los procesos de Dios para formar algo más grande en nosotros, los sufrimientos momentáneos producen en nosotros un cada vez mayor peso de gloria (2 Corintios 4:17), debido que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28). Cuando Dios termine de trabajar en nosotros en lo eterno, entonces se van a gestar los cambios que queremos en lo temporal. Cuando permanecemos firmes en Dios, algo grande va a suceder en nuestras vidas. No perdamos nunca nuestra fe, mantengámonos firmes en ella, porque al final todo va a estar bien, Dios ha prometido estar con nosotros en medio de la angustia, Dios no solo es Dios de éxito, sino que estará con nosotros en medio de las aguas y del fuego.

Cuando las oraciones no son respondidas instantáneamente es porque Dios está forjando en nosotros un cada vez mayor peso de gloria que va a repercutir en lo eterno.