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Descansa en el amor del Padre, y vive libre de preocupaciones y estrés
Pastor Francisco Barrios
23 de julio de 2023.
Los constantes cambios que ha traído este tiempo amenazan las distintas áreas de la vida de las personas, que representan luchas constantes, avaladas y descritas por médicos, denotando que, dentro del ámbito espiritual, no fuimos diseñados para el estrés, la ansiedad o la depresión, o aun vivir en presión, pues eso no es lo que Dios dispuso para ti, aunque no estamos exentos de estar expuesto a ellas.
Existe una gran diferencia entre tener momentos de preocupaciones o tristezas, momentos que tienen una fecha de vencimiento, y que dicho proceso se convierta en un estilo de vida. El diseño de Dios en ti no establece llevar cargas o soportar por largos tiempos lo que debes soltar.
1 Pedro 5:7:
“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (RV 1960).
Hay quienes han cargado por mucho tiempo con un peso que no desean soltar ante Dios, cayendo en el estrés y la ansiedad. Pero dentro de nuestra condición humana, hay momentos en los que inevitablemente estaremos sometidos a estrés, ansiedad, y aun problemas. Pero lo que realmente hace la diferencia, es el tiempo que determines vivir en esas situaciones. Tú tienes el poder para colocarle una fecha de vencimiento a lo que te aqueja y soltarle tu carga a Quien la llevará por ti por amor.
Hay veces en las que las cargas no son realmente nuestras, sino vienen por agentes externos, ya que el enemigo ha traído la percepción de que la mejor manera de mostrar tu preocupación por otros es también asumir cargas o luchas que no te pertenecen. Pero, si realmente te importan las situaciones de otros, la mejor manera de mostrarlo es dejarlos en manos de Jesús y soltar esas cargas a Él, quien realmente puede llevarlos por ti y por ellos.
Lucas 22:44:
“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (RV 1960).
Jesús, siendo el Hijo de Dios, no estuvo exento de sentir ansiedad, estrés o presión en un momento determinado, pues cercano al momento de cumplir la voluntad por la que fue enviado a la Tierra, experimentó de gran manera las consecuencias de vivir en este tipo de sentimientos o emociones humanas, por eso, Él más que nadie sabe y conoce los distintos padecimientos a los que se tienen que enfrentar los seres humanos por la desobediencia del primer Adán, pero el último Adán que es el Hijo de Dios, tuvo el poder para cambiar todo y afectar con un acto de obediencia todo en lo que estaba envuelta la humanidad por causa del pecado.
Génesis 3:19:
“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (RV 1960).
En ese momento de angustia, ansiedad, estrés y presión de Jesús en el Getsemaní cambió la historia de la tierra, pues con el poder de su sangre mezclado con su sudor nos redimió a todos de la maldición, haciéndonos libres de todo lo que nos mantenía cautivos por causa del pecado, y de todo lo que pueda estar aquejándote ahora.
Isaías 53:5:
“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (RV 1960).
Solo la sangre de Jesús tiene el poder de redimir del pecado, cambiar las vidas y traer libertad a todos los que están oprimidos, eso incluye el estrés, la ansiedad, la depresión. Por ello, Él es quien cambió todo el sentido y el orden de lo que estaba establecido en la Tierra, lo que te da la convicción de vivir en bendición y victoria.
Mateo 11:28:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (RV 1960).
El enemigo trata de implantar la idea de que si no hay preocupación por lo que te aqueja, no te importa; pero Dios desea que puedas descansar en Él, y así, poder comenzar a trabajar en esas situaciones, ya que Dios mismo te da la confianza de poder entregar tus cargas para que Él tome el control sobre ellas, porque Él tiene cuidado de ti, y estar en su paz marca la diferencia, pues no eres sacudido por las tormentas, sino que permaneces en la confianza de que Jesús está en control. Algo muy distinto ocurre con aquel que no tiene esa confianza.
Hebreos 4:1,2,3:
“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (RV 1960).
La preocupación no cambia nada de lo que acontece en tu vida, pero la confianza en Dios lo cambia todo. La misma Biblia dice que una de las prioridades del cristiano debe ser mantenerse dentro del reposo aun en medio de la tribulación; aprendes a reposar cuando sabes en lo que crees, que es en la paz que te da Jesús y no en lo que crees merecer.
1 Pedro 5:6,7,8:
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (RV 1960).
Cuídate de no caer en el orgullo de creer que puedes soportar o manejar situaciones de ansiedad, estrés, depresión y más, cuando realmente sabes que esas mismas te están consumiendo por causa de la mentalidad de culpa de pagar un precio que ya fue saldado por Jesús; la mejor condición de humildad para Dios, es cuando vas a su presencia y allí puedes despojarte de tus cargas reconociendo que en tus propias fuerzas no puedes sostenerlas.
Satanás está buscando a aquellos que no están reposando para devorarlos, pero la confianza de que Dios está en control y que tus cargas se las das a Él, hace una barrera para que el enemigo no pueda tocarte.
Juan 14:27:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (RV 1960).
La paz que Dios ha depositado en ti a través de Jesús se distingue de lo que el mundo pueda llamar paz, puesto que ella no es la ausencia de problemas, sino la presencia del Señor en medio de ellos. Todo inicia con una actitud de fe dentro de tu corazón que trae beneficios para tu vida, como salud, bienestar y provisión, todo de la mano de Dios.
Ten la convicción de que Dios tiene cuidado de ti en cada momento de tu vida, y que su paz tiene el poder para darte el descanso que tu alma necesita para poder vivir de manera victoriosa ante las circunstancias.