Project Description

Descubre como sanar las heridas y superar las ofensas

Pastor Francisco Barrios, 28 de abril de 2024

La ofensa es un espíritu infeccioso y contagioso, que convierte a la víctima en el victimario, y la sociedad está contaminada de ello.

Un corazón y una persona ofendida no puede dar lo mejor de si para Dios, porque para el Señor es importante que estés en paz con tu entorno para que tu ofrenda pueda ser bien recibida.

Tu relación con otros afecta tu relación con Dios, porque la mala conectividad con otras personas estorba lo que dedicas para el Señor.

La ofensa es un arma de satanás que desviarte y destruir tu propósito, el mismo Jesús enfrentó toda clase de ofensas.

Constantemente el diablo va a tratar de atacarnos y ofendernos para sembrar raíces de amargura y desviarnos de tener una actitud conforme a lo que Dios quiere en nosotros, pero mediante la fe en Jesús podemos vencer a todas las maquinaciones.

“Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale” – Lucas 17:1-3 (RV1960).

Contrario a la ofensa, Dios nos hizo con sentimientos para poder explorar y disfrutar Su amor, pero a causa de las ofensas, esos sentimientos pueden ser heridos y ser transformados en algo muy diferente a lo que fueron al principio.

No te dejes conducir por tus emociones, Dios es quien debe tener el control en todo, incluso en tus decisiones.

Seamos conscientes de otros con nuestros sentimientos y acciones, y aunque no siempre haya un trato apropiado, a Jesús le interesa todo lo que sientes aun cuando las ofensas sean un ataque constante.

Jesús nos invita a tratar de no enfocarnos en el control de las ofensas de otros, sino que nos llama a enfocarnos en nosotros mismos en como respondemos a la ofensa, porque allí se determina nuestro futuro.

Tu debes aprender a manejar la ofensa con lo que Dios te ha dado y no permanecer viviendo en la ofensa, es determinante tu respuesta hacia este tipo de situaciones.

Debemos aprender a manejar correctamente nuestras emociones y asi como dedicamos a nuestras capacidades cognitivas, también debemos cuidar de nuestros sentimientos.

Mientras más amas, más podrás experimentar dolor, porque nos vuelve vulnerables.

Jesús es nuestro mayor ejemplo de humildad ante las ofensas, no te permitas a ti mismo caer en la cárcel espiritual de satanás a través de sus maquinaciones.

No permitas que la protección ante el dolor te vuelva insensible ante lo bueno que Dios quiere darte, no te vuelvas prisionero de tu propio mecanismo de autodefensa.

Permite que la vulnerabilidad en ti te exponga a lo mejor de Dios, porque Él cuida de ti.

En los brazos de amor del Padre estamos protegidos de todo, no debemos hacer énfasis en cuidarnos cuando tenemos a Dios con nosotros y por medio de la fe en Él hay confianza en lo que Él puede hacer.

“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe” – Lucas 17:5 (RV1960).

El amor de Dios nos da identidad y grandeza, fuera de él no somos nada.

El corazón es medicamente fuerte, pero también es vulnerable, y solo en Dios puede estar protegido.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” – Proverbios 4:23 (RV1960).

Que la fortaleza en Dios nos permita tener un corazón sensible a lo que Dios quiere hacer.

“Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería” – Lucas 17:6 (RV1960).

Permítete confiar en Dios para poder ser liberado de la ofensa a través de Su amor y su cuidado.

Si tu confías en Dios, Él va a obrar.

Dios te esta pidiendo abrir las puertas de tu corazón y volver a poner tu confianza en Él para ser liberado, no te aísles de poder sentir a plenitud el amor de Dios.

Atrévete a ser liberado de lo que hoy te oprime por medio del perdón y la confianza en Dios, porque Él te ama.