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Dios responde la oración
Pastor Javier Bertucci
Sábado 15-05-2021
Nadie debe orar desde la duda, sino desde la seguridad de que la oración va a hacer respondida, porque si lo hacemos de esta forma, nos acercamos a la manifestación de Dios para nuestra vida. La oración no se limita a un lugar o a un tiempo, debe ser permanente, personal y espontánea.
Ezequiel 36: 35-37: “Y dirán: Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén, y estas ciudades arruinadas, desoladas y destruidas, están fortificadas y habitadas. Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado y planté lo que estaba desolado; yo, Jehová, he hablado, y lo haré. Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños”.
Es muy importante para Dios que oremos, y también es de suma importancia para nosotros orar, pero aún es más importante saber que Dios va a responder nuestra oración, y Él lo va a hacer, porque la creación debe ser sostenida por su Creador. Así como el padre es responsable de los hijos que engendró, Dios es responsable de nosotros, Él no nos va a dejar en medio del desierto abandonados, arruinados, enfermos o deprimidos, Dios nos ama, nos oye, y responde.
Mateo 7: 11: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Por qué oramos y no recibimos lo que pedimos, porque posiblemente no estamos orando con revelación, sino desde nuestros deseos egoístas, desde la competencia y la envidia, y no desde la humildad, aceptando la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Dios promete darle a sus hijos lo que le pidan, y no hay condiciones para ello; no sabemos cuándo, solo que Él lo hará, por esa razón debemos pedir. Ahora bien, si lo que estamos pidiendo está de acuerdo a la voluntad de Dios, lo vamos a recibir, pero si no lo obtenemos, no debemos frustrarnos, sigamos avanzando, recordemos que existimos para ser obedientes, y no para ser felices.
Daniel 6:3-4 , 7-22: “Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo”.
Quien desarrolla una vida de oración puede gozar de paz en medio del problema, pero quien no lo hace, llorará en medio de él, son principios de vida. Debemos prepararnos para los días malos que puedan venir con una relación estrecha con Dios.
Dios va a responder nuestra oración, porque cuando lo hacemos, traemos un equilibrio moral y espiritual al medio ambiente en el que nos movemos. La oración se convierte en un mecanismo antiséptico para nosotros, le establece límites al enemigo, y detiene el ministerio de iniquidad, (la maldad del ser humano potenciada con la de satanás).
Jeremías 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Dios va a responder nuestra oración porque Él nos invitó a orar y se ha comprometido a respondernos y a estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. La oración más poderosa es la que eleva el carácter a la altura de Dios, y esa solo se hace en intimidad.
Mateo 6: 9-10: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Dios va a responder nuestra oración porque es la forma de establecer Su voluntad en la Tierra. La posición para orar es desde la humildad, desde el reconocimiento de que todos nuestros deseos y metas están bajo la autorización, señorío y poderío de nuestro Señor. El orar no es un mecanismo para hacer que Dios ejecute lo que nosotros deseamos, es para que la voluntad de Dios se establezca en la Tierra, de manera que, la oración no es para satisfacer nuestros deseos personales y egoístas, sino para hacer cumplir la voluntad de Dios. La oración que se hace desde el reconocimiento de la voluntad de Dios, es la más segura, porque no estamos pidiendo lo que finalmente pueda dañarnos.
Lucas 18:2-8: “Diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”
Dios va a respondernos, porque Él no va a permitir que ningún hombre sea más justo que Él.
Jeremías 33: 3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Dios va a responder nuestra oración porque Él quiere inspirar nuestra fe. Cuando recibimos respuesta, obtenemos mayor inspiración para seguir orando. Debemos clamar a Dios hasta recibir, y no esperemos que otros entiendan o apoyen lo que Dios nos pidió hacer, sino que sigamos avanzando a pesar de no gozar con el respaldo humano. En oración vamos a recibir el carácter y la fuerza para hacer lo que Dios nos pidió, aunque hoy parezca imposible o un desafío irrealizable.
Salmo 65:5: “Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar”.
Hay un deseo de Dios en responder nuestra oración, y se debe a que Él quiere establecer una diferencia entre quienes le sirven y aquellos que no. Dios va a hacer un despliegue de favor y gracia sobre quienes se atrevan a orar desde la seguridad de que Él les va a responder. ¡Algo grande viene, porque Dios cumple con su mano lo que promete con su boca!