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Dios sabe cuándo

Pastor Francisco Barrios

Sábado 15-05-2021

Mateo 24:3: “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”

A causa de toda la situación que atravesamos hoy, podemos llegar a sentir desesperación y preguntarnos: ¿Cuándo tendremos nuestro milagro, ¿cuándo acabará la pandemia?, pero cuando Jesús les anuncia a sus discípulos las cosas venideras y ellos preguntaron acerca de cuándo sucederían aquellas cosas, Él les aclaró que no les tocaba saber cuándo, sino que solo debían creer.

El “cuándo” pertenece a Dios y el “qué” a nosotros, nos corresponde creer que algo va a suceder. Debemos creer en Dios con la misma confianza que tiene un niño en su padre, él sabe que su papá tiene el control, y aunque no conoce a qué lugar será llevado, confía.

Salmo 126: 1-6: “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: grandes cosas han hecho Jehová con éstos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres. Haz volver nuestra cautividad, oh Jehová, como los arroyos del Neguev. Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.

Debemos quitar nuestra mirada del cuándo y colocarla en lo que Dios va a hacer; puede que no sepamos el tiempo, si es mañana o en un año, pero lo único seguro es que Dios lo hará. No estamos condicionados por nuestras dificultades, sino por el tiempo de Dios. Este proceso que estamos atravesando nos refina como el oro puro, que pasa por un gran fuego para poder sacarle su valor.

Habacuc 2:1-3: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará”.

Habacuc se frustra al ver tanta iniquidad, y le pregunta a Dios que cuándo haría llegar su palabra, ante lo que Él responde, que aún cuando sienta que tarda, vendrá. Nuestro deber es dejar la queja y mantener una posición de esperanza, porque la promesa camina en el tiempo de Dios, no en el nuestro.

Apocalipsis 2: 8-11: “Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. no temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”.

Las temporadas son pasajeras, tienen un inicio y un final, y en la carta a la Iglesia de Esmirna se le dice que va a tener un tiempo de diez días. Dios establece el principio y el fin de todo, porque Él es el principio y el fin (Apocalipsis 1:8). Llegará una temporada de risa y de baile, porque Dios está en control de todo lo que ocurre. Nuestra boca se llenará de risa, porque a su tiempo recibiremos la promesa; el camino puede ser de lágrimas, pero el destino será de risas, porque si algo podemos asegurar, es que con Dios el final será de alegría.