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Dios te hará justicia

Pastor Francisco Barrios

Domingo 15-08-2021

Lucas 18:6: “Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

Es mentira del hombre y de satanás que Dios tardará en hacernos justicia. La manera de sobrevivir y revertir la injusticia, es a través de una relación con Dios; la cual también es necesaria para poder vivir en una Venezuela llena de desigualdad e injusticia. Jesús hoy nos dice, no clamen a un gobierno o una institución, clamen a mi si desean justicia.

Hay situaciones que nos vienen por causa de nuestro mal accionar, y son más sencillas de afrontar, sin embargo, cuando nos llegan adversidades de las que no hicimos provisión, es decir, cuando somos golpeados por la injusticia, llega la contradicción a nuestra fe, y es difícil de procesar todo lo que nos ocurre. Solo Dios puede llevar esa carga, solo Él es capaz de revertir las injusticias por las que nos toca atravesar.

2 Samuel 4:4: “Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset”.

A Mefi-boset le fueron tropezados sus sueños y futuro, ya no tenía la oportunidad de ser sustento de un hogar, además debió vivir como un exiliado en un lugar, estéril en el que solo habitaba la desesperanza.

David fue usado como el brazo de Dios para traer justicia a la vida de Mefi-boset, pero antes de eso, este hombre vivió muchos años de dolor; y mientras él padecía, Dios estaba preparando a David para que supiera cuales eran las injusticias, y así pudiera ser quien lo levantara. Dios va hacer algo con la injusticia por la cual podamos estar atravesando. Clamemos a Él, dejemos el enojo y oremos, porque Dios responde a quien le pide justicia.

2 Samuel 9:1-7: “Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán? Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar. Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa”.

Cuando David fue ungido por el profeta Samuel, solo tenía 15 años de edad, en ese momento se le dio una asignación, pero no la carga, porque David debía vivir un proceso de preparación antes de llegar a ser rey. Entre la promesa que Dios nos da y la realidad, hay algo en medio, lo cual es llamado proceso, pero muchas veces queremos alcanzar la promesa sin vivir el proceso. A menudo la promesa se da en el hoy, pero se cumple en el mañana. David, después de ser ungido siguió como pastor de ovejas, porque debía ser preparado y procesado para recibir el trono, en ese tiempo David vivió muchas injusticias que lo procesaron para la gloria.

El rey David vivía en el palacio en el que debió vivir Mefi-boset, él era el hijo de un príncipe que quedó sin ninguna oportunidad de crecimiento. Era un niño cuando vivió situaciones de injusticia, las cuales transformaron su futuro para mal, él no hizo nada para merecerlo, sin embargo, Dios conocía el proceso y el dolor de Mefi-boset. Dios no se ha olvidado de todos los que viven injusticia.

Las circunstancias adversas son parte de la vida, así que llegarán en algún momento, pero confiemos, porque Jesús venció la injusticia. Todo lo que le sucede al hombre es por temporadas. Cuando llegó el tiempo, David le hizo justicia a Mefi-boset. Cuando Dios nos levanta a lugares altos, es para que podamos hacerle justicia a quien sufre. En Venezuela existen muchos Mefi-boset, quienes necesitan a alguien para que les haga justicia.

2 Samuel 9:8-9: “Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor”.

Dios tiene cuidado de la tristeza que sentimos, Él va a hacer justicia por medio de muchos que en su momento sufrieron. Hoy vivimos injusticia para que conozcamos el dolor, y para que mañana sepamos a quien podemos ayudar. Dios levantó a Mefi-boset a tal punto de comer con el rey como un príncipe, y le devolvió el título que le pertenecía.

El día en que Dios nos levante, aceptemos con gratitud la honra, puede que nos lleguemos a sentir incómodos en la bendición, debido a la costumbre de vivir en injusticia, aun así, debemos entender que no podemos sabotear la promoción de Dios, debemos aceptarla con humildad y gratitud. Cuando Dios nos siente a la mesa de un rey, sentémonos, cuando nos de honra, aceptémosla, corramos a la bendición