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ECHANDO FUERA LA CONDENACION
PASTOR JAVIER BERTUCCI
Domingo, 16 de abril de 2023

Hoy dejaremos que Dios nos hable por medio de su Palabra a través de la Santa Biblia, así que en:

Romanos 10:9
Si confiesas con tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.

La religión no es una forma o expresión humana, es una manifestación diabólica. Jesús representa libertad, por tanto, dijo: “yo he venido para salvar al mundo”, en otro pasaje dice: “yo no he venido para condenar a ninguno”. Él siempre tiene argumentos con el Padre para salvar y sanar vidas.

Juan 12:46-49:
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.”

El Padre envió lo mejor de Sí para salvar a la humanidad, Él envió a su único Hijo; fue el mayor acto de amor y excelencia para servirnos, así mismo debe ser nuestra reciprocidad, siempre dando para Él el mejor servicio, lo mejor de nuestros corazones, reflejando así, que todo servicio que se le vaya a dar a la Iglesia de Dios debe ser dando lo mejor.

Una de las mayores herramientas que el enemigo ha usado para estancar o neutralizar al creyente o hijo de Dios, es engañarle para que se auto descalifique, haciéndole creer que no tiene capacidades físicas, económicas o intelectuales, que no es popular ni tiene mucha santidad, que es mejor mantenerse al margen porque no tiene condiciones, y les sienta en una silla en la congregación solo a escuchar y no vivir la felicidad de su salvación de donde no se levantan por auto condenarse. Lo vemos reflejado en:

Apocalipsis 12:10:
“Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora han venido la salvación, y el poder, y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.

No debemos ignorar que Satanás nos odia;; por esto se esfuerza en acusarnos desde nuestras conciencias y procura anularnos, pero tenemos un Defensor que se llama Jesucristo, que a través del Espíritu Santo nos defiende; así que, ya no nos puede acusar en la presencia del Señor. Los hijos Dios son propiedad de Él, y el enemigo no podrá tocarles.

Salmos 24:1:
“De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, 2 porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.”

Debemos echar fuera toda acusación y toda condenación. Debemos internalizar que Dios no nos acusa, tampoco nos condenará, Él es nuestro amparo, y ya fue echado fuera el que nos acusaba, ha venido la salvación por medio de Jesucristo. Existen personas que defienden la condenación, procurando y esperando siempre recibir un pago justo por sus pecados, pero ya Jesús murió y llevó nuestras cargas y nuestros pecados a la cruz, y por medio de ella, Él nos justifica. Existirá un juicio final, y en ese juicio final serán juzgados Satanás y sus demonios para luego ser condenados.

Apocalipsis 1:18:
“Y el que vive; y estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo las llaves de infierno y de la muerte. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.”

La gracia de Dios nos redime por medio del sacrificio de su Hijo Jesús.

Efesios 2:5:
“Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.”

Y si cometemos pecado, abogado tenemos para con el Padre. Ningún pecado humano daña la gracia de nuestro Señor Jesucristo, la salvación es por fe. No se debe vulnerar la salvación y la fe de nadie, acusándole de que perderá su salvación por sus pecados.

El día que Jesús muere y resucita, el Acusador fue echado fuera, ya Satanás no tiene acceso a la presencia de Dios, porque hay un pacto de gracia entre Dios y el ser humano.

Filipenses 2:9-10:
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;”

Todo hijo de Dios es dirigido por el Espíritu Santo de Dios, y nada lo acusa pues su Santo Espíritu le justifica y le defiende. La sangre de Cristo me hizo templo y morada del Espíritu Santo. El arrepentimiento es el acto de fe de asumir que Él es mi salvado;, la conversión es el proceso en el cual un nuevo creyente en Jesús empieza una transformación en su vida que durara todo el tiempo de su existencia para ir mejorando y ajustándose en todo cambio en un camino de transformación con momentos bajos y altos.

Romanos 8:1:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

El arrepentimiento no es público, sino privado, y este ocurre cuando decidimos no cometer más ese pecado. Arrepentimiento no es gatear hasta el altar llorando, sino cuando decido con el Espíritu Santo no hacerlo más. No debemos convertir el arrepentimiento en un círculo vicioso y repetitivo, hoy peco y mañana me arrepiento, esto es religiosidad. No debemos esconder obscuridades en nuestras vidas. Arrepentimiento es corrección y cambio.

Mateo 5: 39-42:
“Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.  Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.”

El hijo de Dios no puede deshacerse ni un instante de la gracia de Dios. Reconociendo que Jesús es nuestro Salvador, nuestro amigo, nuestro ayudador, por lo tanto, Él nos defiende y no permite que el Acusador nos atormente;nos; nos saca con su gracia y extremo amor de toda opresión, haciéndonos libres en Él. El que comenzó la buena obra en usted, también la va a terminar, pues es el único capaz de cambiar a las personas; entonces, el Espíritu Santo que está en usted estará haciendo la obra perfecta.

Es necesario que se sepa, responsablemente, que cada persona es libre de pecar, pero el pecado siempre tendrá consecuencias, y cada persona es responsable de lo que hace, por esto también es necesario procurar corresponder al amor de nuestro Santo Espíritu que habita en nosotros, y que Jesús ya sufrió por nuestros pecados llevándolos a la cruz, por tanto, procuremos agradar su presencia en nuestros cuerpos y su mirada, no ignorando que Dios tiene planes con nosotros. Los llamados de Dios son irrevocables, cuando Dios llama a cada uno, cuando Dios te escoge, Él cumplirá su palabra. Así que, el propósito de Dios es mas grande que todo pecado, y su gracia nos cobija y nos redime.