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El cuidado y la ternura del Padre
Pastor Javier Bertucci
Domingo 29-01-2023
Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Nadie va a dar por nosotros lo que ya Dios entregó, es decir, a su único hijo. Es necesario entender la profunda dimensión del amor del Padre por cada de nosotros sus hijos, Él es amor.
Efesios 2:1: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.
El amor de Dios siempre ha estado con nosotros protegiéndonos, aunque nosotros le hayamos fallado, y se debe a que Él nos ama a pesar de nuestros errores.
Efesios 2:6-8: “Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.
Santiago 1:17: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
No podemos esperar nada malo de Dios, porque Él lo único que ha mostrado es un profundo amor por cada uno de sus hijos. Nos atrae hacia Él no con juicio, sino con cuerdas de amor. Lo que Dios quiere hacer con nosotros es una demostración de su amor y gracia, para que otros vean que Él reconstruye.
Romanos 8:31-32: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Si el Padre nos dio a su hijo, cómo no darnos todo lo que necesitamos.
Romanos 8:35-39: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Oseas 2:14: “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón”.
El Padre nos ama tanto que constantemente está haciendo algo a nuestro favor para enamorarnos más de Él.
Oseas 2:18: “En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura”.
Dios hace cosas indescriptibles para que nos enamoremos de Él, y para que vivamos sin temor, en paz y seguros, así que si nos ha dado una palabra, confiemos, porque lo que promete, lo cumple. Amemos a Dios, porque Él siempre nos ha amado, y ahora que hemos conocido ese amor, amemos, perdonemos y accionemos en ese amor para con todos, tenemos la responsabilidad de amar.
Lucas 15:20-24: “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”.
Aunque nos consideremos indignos, Dios nos va a seguir amando, porque ese es el amor del Padre, que no depende de nosotros, sino de Él. ¡No hay nadie como nuestro Padre!