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El equipaje que no puedes llevar al 2021

(Sábado 16-01-2021)

Pastor Francisco Barrios

Lucas 5:37: “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán.”

>No podemos traer el año viejo al presente, ni arrastrar los fracasos y creer que lo que no cambio antes, en este año tampoco cambiará, porque entonces significa que no estamos creyendo en lo nuevo que Dios va a hacer. Cuando hacemos esto, convertimos el presente año en una extensión del anterior, y fue lo que le sucedió a Israel, salió de Egipto, entró en algo nuevo, pero la realidad fue que Egipto no salió de ellos, y por cual estuvieron 40 años en lo mismo.

Filipenses 3:13-14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Pablo, aunque no lo había alcanzado todo, aunque había fracasado, no cambio sus metas, continuó enfocado en que Dios haría algo grande, y decidió dejar atrás los fracasos, los errores y el pasado. No podemos ir adelante mirando atrás, el pasado puede ser un buen maestro, pero un mal compañero de equipaje para el presente, en nuestra maleta solo debemos introducir los versos y promesas de la Palabra de Dios hechas para nuestras vidas, pero no el pasado ni los fracasos. Dios hace cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, eso es lo que Él ha preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9), ¡Dios hace algo nuevo! Si prestamos más atención a lo que la gente dice, que a Dios, vamos a traer al presente una extensión de lo que sucedió ayer.

El gran trabajo que tienen los pastores y líderes ministeriales, es el mismo que tuvo Moisés cuando sacó al pueblo de Israel de Egipto; cuando le dijo al pueblo que si querían ser libres, todos dijeron que sí, y salieron contentos con plata y oro, pero qué sucedió luego, que Egipto no salió de sus corazones. Es necesario que los fracasos del pasado no se vengan con nosotros al presente, porque cuando le dimos nuestro corazón a Dios, Él nos sacó de Egipto, pero al transcurrir tiempo descubrimos que aunque salimos de aquel lugar, Egipto no salió de nosotros, había un carácter y mente que moldear, cosas que con ayuda del Espíritu Santo debemos vencer.

El pueblo de Israel salió de Egipto, pero la lucha en la nueva temporada de Dios fue sacar a Egipto del corazón de ellos, porque ellos siguieron pensando como esclavos y anhelando aquella comida, cuando la realidad era que Dios quería convertirlos en emprendedores y en lo que hoy son, una potencia financiera para el mundo. Ahora bien, cómo personas que tenían una mentalidad de esclavos hoy son un país con mentalidad de emprendedores, se debe a que Dios sacó de ellos a Egipto. No podemos irnos a lo nuevo de Dios cargando lo viejo que Él quiere destruir en nuestras vidas, con esa vieja manera de pensar. Dentro de nosotros hay un ser espiritual, una simiente, una imagen que no es al fracaso, ni a las heridas, ni al odio, ni a las derrotas, sino a Dios, pero cómo el ser de afuera no tiene los títulos, el dinero y un averaje de éxito, no creemos que podamos lograr algo, porque medimos la grandeza de Dios por lo que tenemos afuera y no por lo que llevamos dentro. Tengamos cuidado, porque lo que los hombres llaman grande, Dios lo puede llamar pequeño, y lo que los hombres llaman pequeño, Dios lo puede ver grande.

Las oraciones que Dios no contestó el año pasado, creamos que las contestará este año, así que no nos vayamos a lo nuevo de Dios arrastrando lo viejo, porque fracasaremos, pues, esas cosas nos harán un peso grande para lo que Dios quiere hacer. Muchas veces los fracasos se convierten en asesinos de la esperanza, y cuando la esperanza está muerta, la fe no tiene sustancia, y sin fe no hay actividad sobrenatural en lo que Dios quiere hacer. A pesar de los fracasos y de los errores del año pasado, de una situación económica dura, viene algo glorioso de Dios para este año, y para ello no nos estamos basando en lo que el hombre de afuera ve y tiene, sino en la percepción espiritual del hombre de adentro, porque lo que Dios va a hacer no se puede percibir por afuera, se discierne con el hombre interior.

Proverbios 28:1: “Huye el malvado sin que nadie lo persiga, pero el justo está confiado como un león.”

Si el león basara su confianza en lo que lleva afuera, no durmiera tranquilo, porque el elefante es más fuerte que él, y el mono más inteligente, la gacela y el leopardo más rápidos, pero el duerme confiado porque no mira la grandeza en el hombre de afuera, sino en lo que lleva dentro, el cree que Dios lo puso para ser rey de la selva, por eso mira a todos creyendo que son su almuerzo. ¿Podemos entonces creer lo que Dios ha dicho de nosotros aunque no poseamos todo en la parte externa?,  no somos lo que tenemos externamente, somos lo que Dios dice, pero si empezamos a mirar lo que Él va a hacer este próximo año basados en el averaje de fracasos que lleva el hombre de afuera, y no en lo que Dios dice, no podremos conquistar lo nuevo de Dios, porque la esperanza estará muerta y la fe no tendrá sustancia.

1 Reyes 19: 19-21: “Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.”

Eliseo no tenía dinero ni fama, era un campesino que estaba arando la tierra con doce yuntas, y en un momento pasó el profeta y hombre de Dios llamado Elías, y arrojó su capa sobre él, aquella que lo identificaba como profeta; significaba que Dios estaba llamándolo cómo sucesor de Elías, y cuando Eliseo entiende que Dios lo estaba llamando para algo grande, y que todo lo que había en su vida eran solo cosas pequeñas, mata un par de bueyes y hace un gran asado e invita a toda la comunidad, es decir, destruye sus instrumentos de trabajo, para irse a lo nuevo que Dios tenía para él, tuvo que quemar todo lo viejo. Es necesario quemar el pasado, los rencores, los odios, porque lo que Dios va a hacer, lo hará con aquellos que dejen su pasado para irse a lo nuevo de Él.

Muchos están ayunando y orando para que Dios haga algo, pero ya Él dijo lo que va a hacer, solo está esperando que nosotros accionemos para Él poder hacer lo que desea hacer, porque se trata de hacer para poder ver. El ayuno y la oración afinan nuestro hombre interior para que no sigamos viviendo en lo viejo, sino que entendamos lo que Dios está a punto de hacer, los cambios de temporada que está a punto de traer.

Dios puede hacer en un día lo que no se ha podido realizar en años, y también puede terminar en un día con algo construido en muchos años; y cuando Dios dice que va a actuar, Él actúa. No dejemos que lo viejo marque nuestros corazones, porque Dios quiere hacer algo nuevo, descubramos a través del hombre interior que viene algo glorioso. No podemos orar como oramos el año pasado, oremos conforme a lo que Dios quiere y va a hacer.

1 Reyes 18:41-45: “Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia.Y subiendo Acab, vino a Jezreel.”

Eliseo al orar percibió con mayor claridad lo que ya Dios le había hablado, y le dice a su siervo: “Asómate a la ventana a ver si ves una nube”, porque él ya había visto en oración que venía algo nuevo, pero el siervo no vio nada, porque los hombres de Dios ven es con lo que está dentro, porque son profetas. Eliseo volvió a enviar a su siervo a ver, pero no seguía viendo nada, lo envió siete veces, y a la septima vez observa una pequeña  nube, en ese momento Eliseo le dijo que preparara todo porque se avecinaba una gran tempestad, es decir, días de gloria.

Quienes perciben el mundo espiritual no se quedan simplemente orando, empiezan a actuar. Abramos los ojos del hombre interior, dejemos de ver lo que dicen afuera y lo que dice nuestra mente o redes sociales, porque van a atacar lo que Dios está diciendo, siempre lo han hecho, pero el hombre interior nos dirá que nos preparemos porque viene un cambio de época. Dejemos el pasado atrás y vayamos a lo nuevo libres de todo peso, solo con la Palabra y promesas de Dios. Si lo podemos ver, lo podremos tener, y recordemos que lo que los hombres ven pequeño, Dios lo ve grande.