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El hacedor de milagros te llama
Pastor Francisco Barrios,
29 de octubre de 2023
“Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” – Marcos 10:46 (RV 1960).
Aunque muchos quieran silenciarte a causa de tu fe, persiste en tu lucha para recibir tu milagro, el que proviene de Dios y no de los hombres.
Es momento de decidirte a tener el enfoque adecuado para escuchar la voz de Dios y no la del mundo, la cual puede entorpecer y hacer decaer tu fe en eso que estás esperando del Señor.
“Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino” – Marcos 10:49-52 (RV 1960).
No dejes que los muchos errores que puedas cometer te hagan desviar tu oído de loa voz de Dios, de estar en el camino hacia la construcción de tus sueños y metas, si tienes oído para oir, hay esperanza de que tu propia fe provoque los milagros que has estado esperando.
Aun cuando crees que tus debilidades y errores por los que otros te han señalado, juzgado y apartado pueden alejarte del amor de Dios, es cuando más Su poder y Su amor se manifiesta hacia tu vida.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” – Romanos 10:17 (RV 1960).
No hay limitantes para que Dios pueda darte el milagro que estás esperando, solo tiene que existir un oído dispuesto a la voz del Señor y un corazón abierto para recibir de Su amor.
Aun cuando las pruebas vienen, todas son para demostrar como la gloria de Dios puede manifestarse a favor de uno de sus hijos.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” – Hebreos 11:1 (RV 1960).
Tu fe no debe estar condicionada a lo que ves o a lo que sientes, sino a la convicción de que tienes un Dios bueno y real que puede darte mucho más de lo que esperas, sabiendo que nada puede hacer que el Señor te deje de amar.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” – Hebreos 11:6 (RV 1960).
Construye de tal manera tu fe, que su sustancia sea la que provoque la esperanza y el cumplimiento de un milagro o una promesa de Dios en tu vida, porque el Señor si puede hacerlo posible.
“Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos” – Eclesiastés 9:11 (RV 1960).
Tu fe en Jesús, creer que es real, que puede hacer todo posible, es lo que alimentará tu esperanza para recibir un milagro, que puede ocurrir de las maneras que jamás imaginaste, incluso en forma de derrota, ahí puede manifestarse el poder de Dios para tu vida.
Incluso, en medio del que pueda ser para ti el peor día, dentro de tu rutina y tu diario vivir, la forma de manifestarse el poder de Dios será inigualable.
Dios muchas veces tiene que esconder aún de ti lo que él quiere hacer para que el enemigo no lo pueda destruir y para que tú tampoco lo sabotees. El hecho de que no lo veas, el hecho de que no lo entiendas no quiere decir que Dios no esté obrando a tu favor.
Dios está creando el tiempo oportuno para tu milagro.
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda” – Salmos 121:1-3 (RV 1960).
Ten la certeza de que Jesús se interesa por cada una de tus peticiones, de tus oraciones, porque Él te ama.
No hay casualidades cuando Jesús hace un milagro producto de tu fe que ha sido sustanciada por la esperanza de creer y saber que Él puede hacer todo posible.
Para recibir un milagro no se trata de cuanto tiempo tienes en la iglesia sino de cuanta fe hay en tu corazón.
No prestes tu oído a lo que proviene de Dios y no alimenta tu fe.
Dios te salva también a través del problema, entrando en el problema y aunque te toque no te mata.
Muchas tragedias que tú las ves como algo malo pueden ser una oportunidad de Dios para tu bendición, tu milagro, tu oportunidad.
Mientras esperas el milagro, disfruta cada momento dentro de la presencia de Dios y celebra por anticipado lo que sabes que el Señor va a hacer en tu vida.