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El hacedor de milagros

Pastor Francisco Barrios

Domingo 26-09-2021

Solemos leer en la Biblia historias edificantes de personas que pasaron por grandes dificultades, pero es distinto leerlo a vivirlo. Ahora nos ha tocado a los venezolanos vivir tiempos de incertidumbre y de turbulencia, pero el atravesar por todas estas situaciones, hará que tengamos una revelación diferente de la Biblia, una en la que podremos conectar con los personajes y entender verdaderamente lo que Dios les dijo a ellos.

1 Reyes 18:41-46: “Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel”.

Si deseamos ver al Dios hacedor de milagros, debemos hacerle un altar en nuestros corazones. Cuando Elías subió al monte, se inclinó para oír a Dios y desconectarse de todo el desierto que veía. Es necesario que la Iglesia suba a la presencia para poder escuchar lo que Dios tiene para decir. Debemos apagar lo que dicen las noticias, las redes sociales y nuestra propia incredulidad.

El siervo de Elías no creía que llovería, y todos tenemos en nuestra vida alguien que no creerá el milagro por el cual peleamos. Elías resistió a la poca fe de su siervo, y así nosotros debemos hacerlo; los hombres de Dios no escuchan la opinión de la gente, sino la voz de Dios.

La verdadera batalla que debió luchar Elías fue en el Monte Carmelo, cuando orando de rodillas seguía viendo desierto. Frente a lo que veía y lo que su siervo le decía, Elías luchaba por el milagro que él creía. La verdadera batalla siempre será creer aun viendo lo imposible. Debemos ser personas que crean aun cuando solo vean una pequeña nube, personas que se cuiden de no arruinar el milagro con la expectativa de cómo deben salir las cosas.

En la Biblia se conoce la historia de Naamán, un general muy poderoso que enfermó de lepra, este hombre escucha de un profeta llamado Eliseo que hacía milagros en nombre de su Dios Jehová. La Biblia cuenta que Naamán preparó ofrendas para llevarle, pero fue recibido por el servidor de Eliseo quien le dijo que debía bañarse en el Jordán. Naamán tenía una expectativa de que su milagro sería de una forma grande e imponente, y eso hizo que casi lo perdiera (2 Reyes 5:1-16). No somos quien para decirle a Dios cómo debe hacer un milagro, solo debemos esperarlo con fe.

Debemos tener fe para creer que lo pequeño en las manos de un Dios grande puede convertirse en algo muy poderoso. Puede que muchos piensen que ya es tarde para el milagro, pero Elías llegó primero al rey Acab, esto quiere decir que Dios tiene la capacidad de ponernos de primero cuando creamos que estamos de último.

Dios es hacedor de milagros, Él puede llevarnos a la cima aun sin nosotros tener recursos, dinero o contactos, porque Dios es más grande que eso. Él es un Dios que lleva a los últimos a ser primeros, un Dios que convierte todo lo pequeño en grande. A Él debemos entregar nuestra fe y nuestros oídos, porque si escuchamos su voz y nos mantenemos creyendo, tendremos un milagro.