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El lugar secreto

Pastor Francisco Barrios

Martes 26-10-2021

Mateo 6:5-6: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Jesús enseñó a sus discípulos a orar como a Dios le agrada, Él no se refería a que no debíamos orar en público, porque en la Biblia encontraremos que la oración congregacional es algo poderoso, sin embargo, Jesús en este pasaje se refiere a que la oración debe salir del lugar secreto, que es nuestro corazón. Cuando lo que pedimos sale de nuestra boca con la única intención de cumplir una rutina, no oramos como corresponde; nuestra oración debe ser hecha con la intención de habitar con Dios, porque es ahí cuando se nos da la autoridad para orar.
El lugar secreto es ese espacio íntimo para hablar con Dios sin interrupción, no se trata de un lugar físico, sino del espacio que le damos a Dios en nuestro corazón. Lo que Jesús decía era que al orar debíamos buscar desarrollar una relación con Dios, para que al momento de orar en público no seamos hipócritas.

La hipocresía tiene que ver con aparentar frente a la gente algo que no somos en la intimidad; si al orar lo hacemos por ritual, por aparentar santidad o incluso por cumplir con una cierta cultura cristiana, entonces vivimos en hipocresía. Al orar en el lugar secreto se nos revela verdaderamente Dios, y Él en ese proceso nos transforma desde el corazón, por eso una persona que ora como es debido no puede ser hipócrita.

Dios se encuentra en lo secreto esperando que decidamos empezar una relación con Él, que formemos un altar de comunión en el lugar secreto. Y no se trata del tiempo de oración, porque Jesús nunca habló de tiempo, habló de la calidad, dejándonos saber que un minuto de oración es mucho más que tres horas de oración hipócrita. Nuestras oraciones deben venir del amor, del deseo de estar con Jesús.

Jesús enseñó a sus discípulos que por medio de la oración se les era dada la autoridad y el poder, sin embargo, si no vivimos vidas de oración perderemos todo lo que Jesús quiere darnos. El lugar en el que alcanzamos autoridad espiritual, no es al recibir un cargo importante, sino en oración. ¡Debemos habitar en el lugar secreto!