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El mejor compañero de oración

Pastor Francisco Barrios, martes 11 de junio de 2024

Nuestro mejor compañero de oración no es otra persona mas que el Espíritu Santo

“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” – Romanos 8:22-26 (RV1960).

Nuestras batallas, luchas, enfermedades, necesidades, procesos, no los vivimos solos, sino que Jesús nos prometió la compañía del Espíritu Santo.

Aun nuestra mente y todo lo que sabemos no es suficiente cuando no conocemos como debemos de pedir al Padre correctamente, por eso cada día debemos aferrarnos a la sabiduría y dirección del Espíritu Santo.

No veamos al mundo a través de nuestra óptica, experiencias y conocimientos, permitámosle a Dios ampliar nuestra visión y aprender a ver como Él lo hace, porque no siempre lo que vemos es lo que en realidad es porque nuestra mente humana no es confiable.

Ser cristianos no significa tener una vida libre de problemas, pero si te garantiza la defensa y liberación de Dios en medio del día malo y la circunstancia difícil.

No nos fiemos de nuestra propia sabiduría, pues cuanto más creemos que conocemos todas las cosas, no sabemos nada.

Debemos aprender a evolucionar como seres compuestos de cuerpo, alma y espíritu de la mano de Dios, entendiendo que ninguno puede sobrevivir sin el otro.

“Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” – Romanos 7:21-24 (RV1960).

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” – Romanos 8:26-27 (RV1960).

Procuremos siempre estar alineados con nuestro espíritu, pues es a través de él podemos percibir y recibir de Dios, pues no podemos confiar en nuestra humanidad.

Ninguna oración será tan efectiva como la que se hace por medio del espíritu y a través de su dirección.

Dios no necesita la prosperidad de tus riquezas o bienes, sino que necesita la prosperidad de tu alma para que puedas entender todo lo que Él ha preparado.

“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo” – Gálatas 4:1 (RV1960)

El Espíritu Santo necesita formarte y hacerte crecer para poder recibir todo lo que Dios ha preparado para ti, enfoquémonos no solo en nuestro crecimiento físico, intelectual y financiero, sino que coloquemos especial interés en el desarrollo de nuestro espíritu y todo lo demás vendrá por añadidura.

La oración del espíritu es aquella que nos hace fortalecer en el día malo, es la que nos hace crecer y cumplir la voluntad de Dios, que esa sea nuestra mayor necesidad.