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El placer de su presencia

Pastor Francisco Barrios

Martes 03-08-2021

Deuteronomio 28:1: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra”.

Podemos centrarnos tanto en nuestras peticiones, que llega el momento en que nuestro nivel de oración no avanza. Cuando oramos debemos disfrutar siempre el placer de su presencia, y solemos perderlo por buscar solo las manos de Dios y no su rostro. Vamos delante de la presencia de Dios y llevamos una gran lista de peticiones, pidiendo ser oídos por Él, pero no escuchamos lo que tiene que decirnos. Nos dirigimos a la oración para ser oídos y no para oír a Dios.

Muchas veces, hacemos de la oración un monólogo, mientras que ella es para relacionarnos, es decir, una conversación. Dios quiere darnos las respuestas a todas nuestras peticiones, pero debemos escucharlo. Dios tiene formas de darnos lo que pedimos, pero debemos procurar oírle. Incluso puede que escuchándolo no tengamos la respuesta a nuestro milagro todavía, pero nos llevamos el placer de estar en su presencia, y eso es seguro que ocurrirá si lo escuchamos. Nuestro milagro puede estar en que Dios nos hable al corazón y nos dejemos dirigir por Él, Dios tiene mucho qué decirnos y en su boca está el milagro que tanto pedimos. Oramos en apuros, interesados solamente en presentar peticiones, que importante es tener tiempo para disfrutar de la presencia de Dios.

Debemos ir a la oración felices porque vamos a disfrutar de la presencia de Dios, no sabemos si recibiremos nuestro milagro en ese momento, pero estamos contentos de poder gozarnos en intimidad con Él. Cuando empezamos a disfrutar estar con Dios, nuestros milagros se acercan, porque escuchamos su dirección sobre los problemas que enfrentamos.

Éxodo 33:12-13: “Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo”.

Moisés es el ejemplo de un hombre que amaba una relación con Dios, más que sus manos. Existen niveles cuando hablamos de la relación con Dios; el primero es el nivel de la gracia, Dios le dice a Moisés que él ha hallado gracia ante sus ojos; y en este nivel somos favorecidos. Moisés pasó al nivel del favor, donde le otorgamos cosas a Dios y Él nos da cosas aún más grandes, por eso se llama favor. Aunque, Moisés no se conformó y decidió ir por el nivel de la intimidad, logrando ver la gloria de Dios.

Moisés pidió más conocer al Dios de las cosas que obtener cosas, él fue obsesivo con Dios y por eso fue el único en toda la Biblia que pudo ver a Dios. Moisés escuchaba a Dios y por eso todos los milagros que realizó fue por oírle. Cuando escuchemos a Dios Él nos dirá que hacer y el milagro va a aparecer.