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El poder de una relación con Dios

(Viernes 17-01-2020)
Pastor Francisco Barrios

Una relación con Dios no la puede construir otro por nosotros, cada quien es responsable de edificar esa relación con Él. Jesús anhela tener una relación con nosotros, Él dijo: “Venid a mí los que estéis trabajados y cargados y yo los haré descansar” (Mateo 11:28), Él tiene sus brazos abiertos para recibirnos. Dios siempre ha estado buscando conquistar una relación con nosotros, fue lo que ocurrió con Adán al inició de la creación, cuando pecó se alejó de Dios, pero allí estaba Dios llamándolo para que volviera al lugar en el que podía encontrarse y tener intimidad con su creador.

Hoy hay muchas personas sufriendo de decepciones y frustraciones, y esto pasa porque han acercado mucho a lo que deben tener lejos, y lo que debería tener cerca han alejado. Dios no es culpable de lo que nos han hecho otras personas, Él anhela una relación con nosotros, y cuando le entregamos el corazón, nunca lo va a romper, sino que lo va a armar, reconstruir y sanar. Dios anhela un lugar en nuestro corazón para allí tener un encuentro con nosotros, pero para una relación de amor se necesitan dos, Dios ya está dispuesto, el problema somos nosotros, dice la Biblia: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3), ¿estamos de acuerdo con tener una relación con Dios?

Dios era amigo de Abraham, y le reveló cosas que aún no se las dijo a los ángeles, pero esto ocurrió porque Abraham tenía una relación con Dios. Moisés fue otro de los hombres que logró tener una relación con Dios hasta el punto que conoció lo que había en su corazón. Muchos no conocen lo que va a pasar en los próximos días en su país, pero es porque no tienen una relación con Dios, saben lo que dice la prensa, las redes sociales, los políticos, pero no saben lo que hay en el corazón de Dios. Jesús con 9 años de edad se le haya en el templo leyendo el libro de Isaías, es decir, Jesús siendo un niño conocía el corazón de su Padre, y hay gente con 20 y 30 años en la Iglesia, pero que no tienen una relación, sino una religión, por eso no conocen los planes de su Padre. ¡Necesitamos entrar al corazón de Dios a través de una relación con Él!

Génesis 35: 1-2: “Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos

Un altar representa el lugar en el que Dios habla, en el que tenemos encuentro con Él, y en el que Dios se relaciona con el hombre. Dios le dijo a Jacob, un hombre cuyo nombre significaba “tramposo”, que quería tener una relación con él; ahora bien, si Dios quería tener una relación con un hombre tramposo, ¡cómo no va a desear tener una relación con nosotros! Jacob sabía que Dios lo estaba llamando para cosas grandes, y en su vida había comportamientos que a Dios no le agradaban, pero entendió que no podía hacer cambios en su vida por su propia fuerza, comprendió que solo podía ser posible a través de una relación con Dios.

Si logramos tener una relación con Dios podremos hacer sacrificios. No podremos dejar nada de las cosas que Dios nos ha pedido que dejemos si no tenemos una relación con Dios, es cuando le construimos un altar a Dios que podemos sacrificar lo que Dios nos pide. Podremos vencer con todo lo que nos impide avanzar cuando tengamos una relación con Dios.

Génesis 35:7: “Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano”.

Nuestra relación con Dios es nuestro lugar de servicio. Cuando hacemos lo que Dios nos dice que hagamos nos convertimos en sus siervos, pero sin una relación con Dios es imposible que nos llamemos siervos de Él. Siervo de Dios es aquel que puede oír su voz. Hacer cosas para Dios no nos hace sus siervos, nos hace siervos de Dios que Él esté haciendo algo con nosotros. Un siervo de Dios no se puede alimentar de su servicio a Dios, sino de su relación con Él, porque Él es el pan de vida, lo que hacemos para Dios no es nuestro alimento. ¡Dios quiere que le sirvamos desde una relación!

Génesis 35:9-10: “Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel”.

En el lugar de nuestra relación con Dios Él nos define. Dios le cambió el nombre a Jacob en el altar, es decir, cuando tuvo una relación con Él. En ese lugar de comunión es que Dios nos va mostrar que no somos unos fracasados, sino que somos sus hijos. Dios le cambió el nombre a Jacob y pasó de ser un tramposo a ser padre de multitudes (Israel).

Génesis 35:11: “También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos”.

En el lugar de relación con Dios Él se nos es revelado, es allí cuando entendemos que Dios es más grande que cualquier problema o enfermedad, ya dejamos de ver lo grande de la adversidad y empezamos a ver lo grande que es Dios, y que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. ¡Nuestro Dios es Todopoderoso!