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En la guerra espiritual, descansa en su gracia

Pastor Francisco Barrios

Domingo 24-04-2022

Isaías 55:8-9: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

La mente es el verdadero campo de batalla de una guerra espiritual. El diablo trabaja para que tengamos pensamientos negativos que nos convenzan de que somos un fracaso, porque una vez que logra que lo creamos, empezamos a vivir una vida de derrota. Esta es una batalla que luchan tanto los creyentes, como los no creyentes. Cuando la Biblia hace referencia a lo alto de los pensamientos de Dios, se refiere a que grandes pensamientos producen grandes caminos. Si deseamos cambiar nuestro rumbo, empecemos por transformar lo que estamos pensando.

2 Corintios 10:4-5: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”

Cuando un pensamiento negativo se aloja por mucho tiempo en nuestra mente, se generan fortalezas. Una fortaleza es una estructura de pensamiento que se arraiga en una persona, la Biblia nos dice que la forma de derrotarlas es derribando todo argumento que tengamos a favor de esta fortaleza con la verdad de Dios. El enemigo siembra argumentos que tienen sentido en la realidad humana, argumentos lógicos que nos desaniman y hacen que nuestra fe desista; porque su plan es confundirnos, al hacernos considerar que todas estas ideas negativas nacen de nosotros y no de él.

Si deseamos romper toda estructura de pensamiento debemos enfocarnos en lo que Jesús hizo en una cruz y en la verdad que Él afirma de nosotros. Es por medio de Jesucristo que tenemos derecho a la paz, a la sanidad y a la prosperidad, porque Él ya pagó el precio. Si nos enfocamos en Dios, en su amor, y en que sus verdades están por sobre todo pensamiento y realidad, entonces seremos transformados a su imagen.

Job 39: 19-25: “¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? ¿Le intimidarás tú como a langosta? El resoplido de su nariz es formidable. Escarba la tierra, se alegra en su fuerza, sale al encuentro de las armas; hace burla del espanto, y no teme, ni vuelve el rostro delante de la espada. Contra él suenan la aljaba, el hierro de la lanza y de la jabalina; y él con ímpetu y furor escarba la tierra, sin importarle el sonido de la trompeta; antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y el vocerío”.

Dios nos da la fuerza, la valentía, la gallardía para enfrentar toda angustia y para no temer ante el ruido del mundo y las ideas negativas que vengan a nuestra mente. Si quitamos la mirada de cualquier pensamiento confuso y nos enfocamos en la verdad de Dios, nos veremos como caballos de guerra, y estaremos listos para derribar toda fortaleza mental.