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Este no es el final

(Martes 24-03-2020)
Pastor Javier Bertucci

La Iglesia del Señor ha atravesado por muchas circunstancias adversas, recordemos que son más de 2000 años sufriendo persecuciones, pero ella siempre se ha levantado victoriosa frente a las adversidades. Sin embargo, las persecuciones siempre vendrán al ser humano no importando su ideología, y cuando ellas vienen es el momento oportuno para unirnos en oración.

Isaías 26: 20-21: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.”

Los versos leídos están enmarcados en el Antiguo Pacto, y enfocados en nuestro Dios haciendo justicia. Ahora, traigámoslas a este tiempo, porque no creamos que las injusticias y las cosas abominables que ha hecho la raza humana pueden llegar sin ningún tipo de juicio, si la humanidad le da la espalda a Dios y hace lo que quiere, violando todas las normas morales sea por poder, economía, o algún tipo de sentimiento egoísta, vendrán consecuencias. Lamentablemente estamos en un plano que todo lo que el hombre sembraré, eso mismo va a cosechar (), indicando que esta situación que hoy nos acontece, es la consecuencia de haber sembrado mal, nadie puede cosechar algo distinto a lo que siembra.

La raza humana tiene una característica única de poder darle la espalada a Dios, y de acordarse de él cuando está en las malas, pero al estar en una buena posición, olvidarse de Dios y hacer cuánta cosa que pueda ser ofensiva a Él. Este momento que vivimos no es el fin del mundo, esto va a pasar, pero lo que preocupa es que todo esto pase y que regresemos a seguir siendo los mismos, sin rectificar las acciones que despertaron esta adversidad. No podemos dejar pasar por alto esta crisis mundial, que fue la consecuencia de violar los parámetros morales, y aunque estamos en el Nuevo Pacto, no podemos ignorar las causas por las cuales pudimos haber llegado a esta situación.

Sin embargo, debemos enfocarnos en la misericordia, en el amor, y en que Dios intervenga en medio de esta crisis, para que de esta manera se puedan detener las muertes de los inocentes, y la enfermedad que asedia a la raza humana. Hubo un hombre que se atrevió a interceder por gente que no tenía que ver nada con él, que no estaban actuando de la forma correcta, que no querían nada con Dios, como lo fue Abraham por Sodoma y Gomorra (Génesis 18: 16-33). Esa debe ser la posición nuestra, la de orar no solo por los nuestros, sino por toda la raza humana, debemos convertirnos en intercesores de la raza humana, estamos en una posición de interceder a Dios para que Él pueda hacer un milagro.

Moisés también intercedió por un pueblo que había pecado irremisiblemente contra Dios, que había hecho un becerro de oro, y que aún había dicho que ese animal los había sacado de Egipto, (Éxodo 32:4) imaginemos la ofensa; sin embargo, Moisés intercedió por ese pueblo, y convenció a Dios de que no podía cambiar de pueblo (Números 14: 13-14). Esa es la posición que debemos tener ahora, la de interceder para pedir misericordia, apelando a la bondad de Dios, pidiendo por los enfermos, por los desvalidos y desprotegidos. Dios es el mismo hoy, ayer y por los siglos (Hebreos 13:8), pero el pacto no es el mismo, cambió del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto.

Hebreos 8: 6-13: Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Si aquel primer pacto[h] hubiera sido sin defecto, ciertamente no se habría procurado lugar para el segundo, pues reprendiéndolos dice: «Vienen días –dice el Señor– en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto. No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Como ellos no permanecieron en mi pacto, yo me desentendí de ellos –dice el Señor–. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días –dice el Señor–: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo. Ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos, porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus maldades». Al decir «Nuevo pacto», ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece está próximo a desaparecer.”

Las condiciones del Nuevo Pacto es la gracia del Señor Jesucristo, aunado al amor, la misericordia y la bondad mostrada en la Cruz del Calvario, y que es la única vía para hacer una intercesión eficiente. Nuestra oración no debe ser para condenar o para justificar la muerte de alguien, un intercesor debe moverse en el vehículo de la misericordia. Tenemos un Nuevo Pacto con mejores promesas, donde Jesús es el precursor, y que en él, Dios toma una actitud no de juzgar, sino de perdonar la injusticia de la raza humana, y de moverse a la misericordia como su naturaleza principal. Es verdad que Dios es justo, pero también es verdad que Él es amor y misericordia, pues envío a su Hijo a morir por la humanidad (Juan 3:16).

Génesis 18: 25: “Entonces Jehová dijo a Abraham: –¿Por qué se ha reído Sara diciendo: “Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja”?”

La única justicia que debemos buscar es la que Dios ha prometido, aquella en la que no va a morir el justo con el impío, y precisamente eso nos da la fe y la esperanza de que estamos en el Nuevo Pacto, uno que firmó Jesús con su propia sangre, y que dentro de él estamos cubiertos y protegidos, porque somos creyentes de ese Pacto, por lo que creemos en la fe y la esperanza de que Jesús pagó la deuda y de que por sus heridas somos curados (Isaías 53:5). En ese pacto, la protección es absoluta para los que creen en Dios y en Jesucristo, y ellos no serán avergonzados. El Pacto no solo nos protege a nosotros, sino a quienes están a nuestro alrededor.

Mateo 24: 3-14: “Estando él sentado en el Monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: –Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: –Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán. Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es solo principio de dolores. »Entonces os entregarán a tribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.”

Tenemos que movernos en la solidaridad, en la ayuda a nuestro prójimo, no podemos olvidar que la gente está sufriendo, y por ello, no solo debemos compartir un plato de comida, sino una oración.

Es necesario aclarar que este no es el fin, porque todavía este Evangelio no se ha predicado en todas las naciones de la forma correcta. Ahora, por qué debemos orar, porque Dios nos dé los recursos que nos permitan predicar este glorioso Evangelio en todo el mundo. Antes del fin habrá un poderoso avivamiento, y una forma de predicar nunca antes vista en la que millones de personas recibirán a Jesús, allí sí podríamos esperar un fin, en el que todos los creyentes serán arrebatados. Como Iglesia debemos estar muy firmes en nuestras convicciones, no podemos estar creyendo en todo lo que se dice por allí. ¡Vamos a orar pidiendo que la raza humana pueda aprender una gran lección de todo este proceso que estamos atravesanso!