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Gente extraordinaria
(Domingo 19-07-2020)
Pastor Javier Bertucci
Todos los que creemos en Jesús, en nuestro actuar de fe, somos extraordinarios, debido a que se requiere de una decisión y acción de fe para creer en Jesús y salvar el alma del fuego eterno, como lo refiere la Biblia en Judas 1:23. Pero, no solo es el beneficio de la salvación, sino de la transformación de un individuo cuando cree en Jesús, que va a ser siempre hacia lo positivo, no existe nadie que haya caído en desgracia luego de haber creído en Jesús, pruebas y obstáculos sí pueden venir, pero usualmente como atleta, son obstáculos que vienen para fortalecer nuestra fe y para tener esa actitud de más que vencedor y de victoriosos, que no es lenguaje, sino vida, y vida en abundancia. Acerca de esto, debe haber un llamado a la Iglesia a ser extraordinaria.
La gente que cree en Jesús, está llamada a ser extraordinaria, así que no permitamos que las etiquetas del mundo y las circunstancias que nos rodean, nos vuelvan comunes u ordinarios. Todo ser humano tiene un deseo de superación, que es saludable y positivo cuando está enmarcado dentro de los valores. Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo desarrolla, y todos somos llamados a desarrollar los dones y habilidades que Dios nos ha dado, por medio del Espíritu Santo; lo común no es parte de nuestra vida ni es un llamado que el Cielo nos haya hecho.
La palabra ordinario no está en el vocabulario ni en el destino de un creyente. Es necesario aclarar, que no por esto vamos a entrar en una ambición netamente humana, la ambición y la aspiración son dos cosas totalmente diferentes, la ambición es el deseo desmedido y desviado de una persona para obtener algo que se quiere. Nuestra aspiración está basada en la vida nuestra con el Espíritu Santo.
Hechos 6: 1-5: “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía.”
Un problema siempre va a manifestar los mejores liderazgos. La Iglesia siempre ha estado para los que más la necesitan, porque el Evangelio siempre debe estar inclinado hacia el beneficio de las masas, porque eso fue lo que hizo nuestro Señor Jesús en la tierra, cualquiera que vea el cristianismo de otra manera, no está parado en el cristianismo correcto.
Muchos hombres actualmente quieren lograr algún cargo, para tratar de ver si se llenan del Espíritu Santo y de fe, Esteban no buscó estar lleno del Espíritu Santo y de fe para ser diácono, él alcanzó este puesto por estar lleno del Espíritu Santo y de fe. Debemos entender que más allá de conseguir un cargo, una meta o un sueño en la vida, siempre nuestra motivación debe ser Dios, el Espíritu Santo y la fe para poder alcanzarlo, ese es el orden correcto para estar lleno del algún don del Cielo. Se alcanzan metas es por estar llenos del Espíritu de Dios y de fe, es decir, la motivación debe estar pura en el sentido de querer ser lleno de Él, de amarlo y buscarlo.
Debemos aprender convicciones, después de eso estaremos en condiciones de decidir qué es lo mejor. Si no tenemos una buena motivación en el asunto de buscar a Dios, entonces cómo Dios puede promovernos y bendecirnos; no debe haber en nosotros ningún interés egoísta cuando le damos un servicio a Dios.
Esteban estaba en la posición de extraordinario, porque tenía una buena motivación en su corazón, gente extraordinaria tienen buenas motivaciones en su corazón, gente ordinaria, es común, es decir, interesado. Cuando el deseo del corazón es agradar a Dios, cumplir su propósito y hacer su voluntad, entonces todo nuestro accionar siempre va a estar destinado al agrado de Dios, y eso como motivación, nos va a impulsar a lo que Dios quiere hacer.
Estar lleno del Espíritu Santo no nos hace estar llenos de fe. La fe nos hace ser valientes, así como lo fue David, quien quizá no estaba lleno del Espíritu Santo, pero sí de fe, lo vemos al enfrentarse al gigante Goliat, al cual lo catalogó como incircunciso para desafiar a los ejércitos del Dios vivo, (1 Samuel 17:26), no fue arrogante al referir estas palabras, ni usó un lenguaje de vanagloria, usó un lenguaje de fe. David vio al gigante como alguien fuera del pacto, es decir, incircunciso. Nosotros estamos dentro del pacto, y eso es lo que nos hace ser diferentes a los demás y extraordinarios. David agregó, “tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos” (1 Samuel 17:45), alguien que tiene esa clase de fe, es valiente, no cobarde.
Se requiere de valentía para romper moldes de religión, decir lo indecible y hacer lo imposible, con cobardes Dios nunca ha trabajado, y a aquellos a quienes les gusta criticar, son cobardes, que cuando no pueden acompañar una iniciativa grande, se esconden en lo pequeño a atacar, mentir y a levantar toda clase de argumentos negativos.
Jesús no fue cobarde para hacer lo que Dios le mandó a hacer, aunque eso le provocaría ir en contra de la opinión pública, o de lo que la gente quería o esperaba, pues, Él no vino para agradar a la gente, sino para agradar y cumplir los estándares de Dios; eso es lo que hace un hombre o una mujer lleno de fe. Hombres que son extraordinarios, no andan con baja estima, porque conocen que los que han logrado algo en la vida, es porque lo pelearon y lucharon. Si nos llenamos de Dios, preparémonos para lograr grandes metas, no caigamos en el error y en el juego de la conmiseración, la imagen que debemos tener de nosotros, es la imagen de un Cristo resucitado, glorioso, poderoso, y no de una persona derrotada y fatalista, vamos a luchar creyendo, y vamos a lograr la victoria haciéndolo, porque los que estamos llenos de fe, no nos entregamos, sino que luchamos.
Hechos 6:8: “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.”
Esteban no solamente estaba lleno del Espíritu Santo, de sabiduría, de fe, tenía buen testimonio, era hermano en la fe, sino que también estaba lleno de gracia y de poder. El poder es el resultado de la gracia, pero la gracia es el resultado de la humildad, ella es la fuente y la base para generar gracia, y la gracia, a su vez, genera poder. El poder le servía a Esteban para hacer prodigios y señales entre el pueblo, pero el poder que ostentaba Esteban, era el resultado de la gracia, que viene a ser el fruto de la humildad. Una persona con poder, sin humildad, se enaltece, son de aquellos que suben, pero bajan como piedras, en cambio, los que construyen sobre la humildad, no solo se mantienen en el tiempo, sino que pueden afectar a las generaciones siguientes. Esteban, gracias a la sabiduría, halló la revelación de que si quería poder, lo podía conseguir por varias vías, pero la natural, era la humildad.
Satanás antes de ser malo, fue bueno, el mismo Judas estaba muy cerca de Jesús, y no aguantó el no ser contaminado con la avaricia. Esteban entendió que no quería ir por atajos al poder, sino que anhelaba construir sobre la base de la humildad, y ella le generó gracia, lo que trajo como resultado poder, y ese poder, una gran fama en el pueblo. La fama se logra en lo público y la humildad en lo privado, pero como a la gente le gusta más la fama pública, quieren el poder, no la gracia y mucho menos la humildad, el cual es un valor muy difícil de conseguir, y mucho más de mantenerse en él.
El ser o no extraordinarios, es una decisión que tomamos nosotros, no es al azar ni cuestión de suerte, es una vida, una construcción que iniciamos al comenzar nuestra vida como creyentes, para ir construyendo en este caminar en Dios. La posición de extraordinarios es el resultado de haber caminado en los principios y valores de Jesús, y haber abrazado las Escrituras como un estilo de vida superior, eso es lo que hace ser a gente normal, extraordinarios.
Hechos 6:10: “Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.”
Personas extraordinarias no pueden ser resistidas, y usualmente quienes se enfrentan a ellos, terminan sucumbiendo, porque sus palabras son agudas y como saetas que se clavan en lo más profundo, pues, están cargadas de contenido de vida, y son tan allegadas al corazón, que terminan trayendo cambios para bien.
Nosotros somos los responsables de tomar la decisión de ser personas ordinarias o extraordinarias. Cuando empezamos a ser cosas extraordinarias, los mediocres no lo tolerarán, y se van a ir a las mentiras y ataques, pero nadie que se enfrenta a una persona extraordinaria, quedará sin su pago, y si su accionar nace del odio, dice la Biblia que todo lo que el hombre siembra, eso mismo va a cosechar (Gálatas 6:7). Los hombres y mujeres extraordinarios no son así por suerte, sino por su estilo de vida.
Hechos 6:15: “Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.”
La acción de Esteban lleno del Espíritu Santo, de fe, de sabiduría, de gracia, de poder y de humildad, traía como consecuencia la imagen de los valores de Cristo dentro de Él, y era tal lo que el irradiaba, que se asemejaba a un ángel. Todos debemos entender, que irradiamos lo que somos.
Hechos 7:53-54: “Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.”
La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios (Romanos 10:17), y Esteban tenía fe no por suerte, sino porque escudriñaba las Escrituras constantemente. No podemos llegar a ser extraordinarios, siendo común, tenemos que tener un estilo de vida sobresaliente con Dios, es decir, tener hambre por Él; leer la Biblia va generar en nosotros tener actitudes, valores, fe y acciones correspondientes a alguien extraordinario.
Hechos 7:55: “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.”
Que importante es vivir en esta tierra con los ojos puestos en la eternidad, muchos piensan que la vida es larga, no, la vida es fugaz comparada con la eternidad. Todo lo que queremos no está en esta vida, la Biblia nos enseña que la eternidad es la primera cosa que hay que tomar en la vida, así que hay que vivir esta vida sabiendo que vivimos para agradar a Dios y hacer su voluntad. Nadie debe pensar que el éxito de la vida es lograr todo lo que se quiere, es agradar a Dios en obediencia, porque no estamos aquí para ser felices, sino para ser obedientes, y ojalá podamos conseguir nuestra felicidad siendo obedientes, accionando en lo que Dios nos ha llamado a hacer, y en lo que Él desea que hagamos. Se trata de sabiduría, de vivir una vida diferente, para de esta manera llegar a ser extraordinarios, somos nosotros quienes tomamos esa decisión. Dice la Biblia que busquemos el Reino de Dios primero, y todo lo demás será añadido (Mateo 6:33).
Los extraordinarios no miden su éxito por las cosas que poseen, sino por los valores que tienen dentro. Gente extraordinaria están más atentos del corazón, para que la vanagloria no lo ocupe, que del exterior, solo permiten que la humildad y la sensibilidad hacia Dios, ocupen su corazón, y ese es el mejor ambiente para que el Espíritu Santo esté allí constantemente.
Hechos 7:56: “Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.”
Los hombres extraordinarios no están viendo el problema, sino los cielos abiertos sobre su vida.
Hechos 7:60: “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.”
La gente extraordinaria no tiene espacio en su corazón para el odio ni el rencor, ni andan buscando culpables, son capaces de perdonar las veces que sea necesario.
Quienes quieran renunciar a lo ordinario, deben enumerar los principios que llevaron a Esteban a ser extraordinario, e ir a esa posición de ganador y de más que vencedor. Un hombre extraordinario vive muriendo de rodillas toda su vida, esa es la esencia de un hombre que se considera extraordinario.