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La angustia del alumbramiento

Pastor Javier Bertucci

Domingo 28-11-2021

Juan 16:21: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”.

La Iglesia siempre ha sido comparada con una mujer embarazada, siendo ella quien tiene la responsabilidad de dar a luz la visión y el sueño de Dios. No existe una persona más peligrosa que un creyente embarazado del propósito de Dios. Todo hombre y mujer que sea creyente debe tener una visión en Cristo, una meta que le haga entender que la vida no solo es poseer cosas, que tiene un propósito más noble y digno, siendo este vivir para Jesús.

La visión que cargamos en el vientre puede dominar nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar, alguien que está embarazado del sueño de Dios se deja dar forma por ese sueño, no tiene miedo de hacer cambios o sacrificios, y se debe a lo que posee en su vientre, porque la visión sigue creciendo cada día. Cuando somos embarazados de la visión, el diablo se enterará muy rápido, porque su trabajo es evitar que demos a luz o incluso matar la visión antes de que nazca.

Lucas 1:38: “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”.

Una persona que carga el sueño de Dios está en constante contacto con Dios por medio de la oración para poder ver ese sueño hecho realidad, sin embargo, le toca enfrentarse a una realidad en la que nadie entiende los sacrificios que debe hacer para que ese sueño se cumpla. Al final del día solo quien está embarazado sabe que aquello que lleva en su vientre es de Dios, y toda la crítica, dolor o persecución que pueda experimentar, son tiempos de angustia que no pueden ser evitados, porque después de esa temporada vendrá un gran avivamiento que parte del nacimiento de su visión.

Apocalipsis 12:2: “Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento”.

La mujer que ve Juan en Apocalipsis está embarazada, y la Iglesia de Dios debe permanecer siempre embarazada, porque ese sueño que lleva en su vientre representa la salvación del mundo. No habrá alumbramiento sin angustia, porque la angustia es señal de que el parto está cerca, solo debemos recordar que Dios tiene la capacidad de convertir todo lo malo en un crecimiento. Hombres y mujeres embarazados del propósito de Dios son llevados diariamente por la misma mano de Dios y por nada deben ser criticados, porque solo ellos conocen el precio que deben cargar.

Romanos 8:28: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

Cuando amamos a Dios y nos encontramos trabajando por cumplir su visión, podremos cometer errores por ver esa visión hecha realidad, pero esos errores no anulan todo el esfuerzo que hemos hecho. Los errores sirven para formarnos y edificarnos, solo si llegamos a ser tan humildes como para recibirlos y sabios para aprender. La angustia es la antesala de la gloria, ella viene antes de la manifestación de Dios, y no hay manera de resucitar algo si no muere antes, todo este tiempo de angustia debe ser atravesado para que podamos valorar lo que llevamos dentro.

El diablo va a querer matar lo que llevas dentro, él intentará hacer que abortes o buscará la manera de destruirlo cuando este naciendo, pero a pesar de todos sus esfuerzos Dios nunca va a permitir que eso ocurra, no permitirá que seas afectado durante el embarazo y menos en el parto. Lo que nazca a través de la Iglesia tiene el potencial de generar un avivamiento en el mundo, por eso debemos aguantar fielmente la angustia que anuncia una gran alegría, porque lo que es de Dios va a prevalecer.