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La fe en medio de la crisis

Pastor Francisco Barrios

Domingo 23-05-2021

Todos atravesamos por momentos de dificultad, pero cuando observamos que estos tiempos se extienden, sabemos que entramos en una temporada, pero también debemos conocer que ellas tienen un inicio y un final, así como las estaciones del año. Podemos vivir momentos de llanto y otros alegría, y ambos tendrán un fin; Dios es el Alfa y la Omega (Apocalipsis 1:8), Él controla el inicio y el fin de toda temporada. En medio de estos momentos de adversidad se puede ver confrontada nuestra fe, porque el enemigo no quiere quitarnos la salud, la estabilidad económica o la felicidad, él ataca áreas de nuestra vida con la intención de robarnos la fe, siendo esta lo más valioso que tenemos.

Lucas 22:31: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe”.

Jesús oró para que la fe de Pedro no desmayara; Él pudo haber orado para que no le negara o para que tuviera dominio propio, pero pidió que no le faltara la fe, demostrándonos que la fe es la herramienta más valiosa de un cristiano. Durante las temporadas de llanto o dolor nuestra fe es el mayor tesoro, por eso es lo más atacado, de hecho, pueden prolongarse estas temporadas, pero durante ese tiempo nuestra fe será purificada como el oro.

Todos tenemos desiertos temporales en nuestro hogar, en la salud o en las finanzas, y durante ese tiempo podemos generar expectativas de cómo Dios nos dará un milagro, sin embargo, estas expectativas arruinan nuestra fe, porque llegamos a un punto en el que si Dios no lo hace cómo nosotros lo imaginamos, entonces creemos que no es el milagro.

2 Reyes 5: 9-13: “Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?”

La fe solo se desarrolla en el valle de sombra y de muerte. Si le pedimos a Dios más fe, seremos introducidos en la dificultad para así poder crecer. En la Biblia encontramos la historia de Naamán, un hombre que encerró a Dios, y cuando el milagro que Él le quería dar por medio de Eliseo no cumplía sus expectativas, perdió su fe. Naamán fue un hombre que despreció lo que Dios podía hacer con algo pequeño, sin embargo, cuando fue aconsejado por sus siervos de ser obediente, aún sin la fe, él fue sano, porque la obediencia siempre traerá la fe que hayamos perdido.

Lucas 20: 25-27: “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”.

Muchas veces podemos encontrarnos con personas que juzgan nuestro dolor o confusión en temporadas de dificultad, pero tenemos un Jesús que nos entiende e impulsa a creer. Podemos encontrarmos luchando por nuestra fe, asistiendo a la iglesia, orando e intentando no desfallecer, y Jesús ve ese esfuerzo; Él fue en búsqueda de Tomás para impulsar su fe, aunque se encontraba totalmente escéptico, así que Dios también vendrá a nosotros quienes luchamos por seguir creyendo.

Jesús no le mostró a Tomás su perfección, le mostró sus heridas, cómo Él también fue lastimado, atravesó por la dificultad y venció. Jesús fue un líder que mostró su dolor ante los suyos, y que fue en búsqueda del que tenía menos fe, cuando observaba que se debilitaba.

Dios bendice a aquellos que no vieron y hoy pueden creer. Nosotros no estuvimos en la crucifixión, pero creemos y luchamos por mantenernos con la fe que nos queda, así que somos bendecidos, somos a quienes Jesús rescatará de la temporada de dolor.